DATOS TÉCNICOS:
Título: TODOS LOS DEMONIOS
Autor: Luis Roso
Editorial: Alrevés
ISBN: 978-84-18584-20-6
Páginas: 440
Presentación: Rústica con solapas
Luis Roso (Moraleja, Cáceres, 1988) es licenciado en
Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y en Filología Inglesa por
la Universidad Autónoma de Barcelona. Además, posee un máster de Literatura
Española e Hispanoamericana por la Universidad de Salamanca.
Con su primera
novela, Aguacero (Ediciones B, 2016),
inicia la serie del Inspector Trevejo. Asimismo, fue galardonada con el premio Tuber Melanosporum en el festival
Morella Negra a la mejor novela negra novel el mismo año de su publicación. La
siguiente de la serie, Primavera cruel,
fue publicada en 2018 por la misma editorial. En 2020 el autor cambia de
editorial y con Alrevés publica Durante la nevada, abandonando por un
tiempo la serie iniciada en 2016 y retomándola a continuación para publicar a
finales de 2021 Todos los demonios, el
libro del que a continuación os hablaré.
Todos los demonios es uno de esos libros que esperaba como agua de mayo.
Llevaba mucho tiempo deseando ponerme a leer esta serie, en concreto desde 2016,
año en el que el autor publicó la primera entrega de la que leí un buen número
de reseñas y en todas se destacaba, además de su calidad literaria, el hecho de
que se había sacado de la chistera a un protagonista muy carismático y que la
originalidad de la obra residía en que la acción transcurría en un momento delicado
de nuestra historia reciente, ya que se remontaba a aquellos tiempos ingratos
de la dictadura, envueltos en la bruma de la década de los cincuenta del siglo XX
y, teniendo en cuenta que ese protagonista era un policía, la cosa daba un poco
de repelús.
El caso es que por una razón o por otra, nunca encontraba el momento de abordar la obra de Luis Roso y, cuando pude, fue para leer su tercera novela: Durante la nevada, que curiosamente tomaba otros derroteros en cuanto a que el autor había cambiado de tercio y abandonado a Trevejo provisionalmente, pero que me dejaba clara una cosa: Luis Roso es un crack a la hora de ambientar sus novelas, porque sabe crear esa pátina de época tan evocadora como para que el lector se sienta uno más en el entorno en que se desarrolla la acción. Lo bueno, claro está, es que ese abandono de su personaje estrella duraría solo unos meses, como así nos lo confirmó él mismo en un encuentro que mantuvimos en la pasada Feria del Libro de Madrid.
Así que ahora sí que sí puedo decir que he conocido a
Ernesto Trevejo, inspector de la Brigada Criminal de Madrid y estoy encantada de
ello, sobre todo con esta novela de la que, una vez procesada (leer y procesar
no es lo mismo), quiero destacar algo que me ha parecido muy importante:
Todos los demonios es una novela policíaca difícil en su ejecución, toda
vez que se trata de una historia de ficción con demasiados tintes de realidad
en la que el autor ha hecho un esfuerzo ímprobo para contextualizar el momento
histórico en el que transcurre y ambientar con infinidad de detalles ese Madrid
que en el inicio de la década de los sesenta era un avispero de espías, de
todas las nacionalidades. Un Madrid en el que los huidos del nazismo campaban a
sus anchas, saboreando las mieles de una impunidad absoluta ofrecida por un
gobierno tan preocupado por reivindicarse ante el mundo como la reserva
espiritual de occidente que era demasiado tolerante –e interesado, que tampoco
hay que engañarse- con estos personajes, reconvertidos bien en boyantes hombres
de negocios o nacionalpensionistas retirados de lo suyo, según el caso; o que,
lógicamente, también servía de puerto
franco desde el que recalar a Portugal, cuyo régimen guardaba demasiadas
similitudes con el franquista, para pasar de allí a Sudamérica. Obviamente, esos
barros llevaron implícitos otros lodos, por lo que estos carniceros que en el
crepúsculos de la II Guerra Mundial vieron lo que se les podía venir encima,
antes de coger la excedencia idearon la
manera para que otros colegas no tuviesen “problemas de identidad” en sus
nuevos destinos, por lo que durante la lectura seremos conscientes de su
funcionamiento. Por si fuera poco, no solo de hijos del III Reich está poblado
este libro, sino que varios servicios de inteligencia, de otras nacionalidades,
como la CIA o el Mosad, estarán al acecho para darles la réplica.
Está claro que con estos ingredientes ni el mismísimo Chicote
hubiese sido capaz de preparar un cóctel más refinado que el que nos ofrece
Luis Roso, recurriendo como un buen barman, a la clásica fórmula del 2:1:1; es
decir, comenzándolo con dos partes de licor, para seguir a continuación con una
parte dulce y otra amarga y así conseguir una bebida completamente equilibrada
y sutil.
Dicho lo cual, una de las dos partes de licor sería la
que os he comentado previamente, ya que esta historia podría considerarse un
híbrido de novela de espías y policíaca, así que ahora os hablaré de esta
segunda parte que tiene que ver con la trama policial:
En Madrid, un día de agosto de 1960. Jude Kochanski, un
ciudadano alemán y judío, director del Goethe Institut, ha sido asesinado en su
despacho con evidentes signos de haber sido torturado. Claro que la cosa se
complica un poco más cuando al día siguiente se descubre, casi por casualidad,
que en un pueblo de Toledo han aparecido los cadáveres de un cura y su
asistenta, también con signos de tortura. Poco tardan en relacionar ambos
sucesos y una vez hechas las pertinentes indagaciones en el entorno laboral del
alemán, en particular tras la declaración de una empleada, parece que hay un
nexo de unión entre el sacerdote y el Instituto Goethe y este tiene forma de
cuadro.
Hasta ahí todo normal para un aficionado al género negro,
¿verdad?. Pero no lo es tanto cuando el autor nos pone en antecedentes de la situación
política que atravesaba en ese momento el país, que tras un periodo autárquico
e intervencionista en el que se vio estrangulado a nivel económico y al borde
del abismo, empezó a experimentar un crecimiento sin precedentes y, para ello,
era vital mejorar su imagen de cara al exterior, que no estaba como para tirar
cohetes y esta circunstancia podía causar un incidente diplomático de
consecuencias imprevisibles al ser la primera víctima un funcionario de alto
rango en una institución gubernamental alemana, por lo que el mismísimo
Ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Maria Castiella, se persona en el
lugar de los hechos y junto al comisario Gabriel Rejas deciden que la
investigación corra a cargo del inspector Ernesto Trevejo, el más brillante de los
policías con los que cuenta y el único que puede resolver el asunto de la
manera más rápida y acorde a sus intereses.
Sin embargo, estos hechos serán solo la punta del iceberg
de una trama palpitante con la que Luis Roso consigue que sientas, a cada
página que lees, una sorprendente e incómoda sensación de inseguridad, pues la
suerte que corre el protagonista, que no deja de meterse en jardines, parece
ser la tuya.
La parte dulce nos la proporcionarán los personajes, empezando
por el protagonista, que narra la historia en primera persona con el plus que
esto supone a la hora de empatizar y más tratándose de un policía carismático,
irónico e inteligente. Además, le acompaña un elenco de lo más variopinto y atractivo.
Da igual que sean buenos, malos o peores, porque todos están maravillosamente
perfilados, son creíbles y actúan acorde a distintas personalidades cinceladas
a base de matices y contradicciones, firmeza y adversidades. Gracias a ellos, a
los diálogos que entablan, a las situaciones que viven, se plantea la trama y
de manera coloquial el autor va introduciendo parte de la mucha documentación
que ha ido acumulando para hacer la historia más verosímil.
En la novela se entrecruzan personajes reales y
ficticios. Al principio mencioné al ministro de Asuntos Exteriores del momento,
perfectamente definido si consultamos la hemeroteca, pero hay otros, como Otto
Skorzeny, el destacado coronel de las Waffen-SS, que te quitarán el resuello y,
como él, muchos otros.
La parte amarga nos
la proporciona el momento histórico en el que transcurre la novela, con un
Madrid atestado de espías internacionales, nazis evadidos de su país con el
beneplácito de algunos gobiernos occidentales y la colaboración de la Iglesia
católica, que no solo eludieron a la justicia, sino que ni siquiera se preocuparon
de cambiar su identidad porque gozaban de total impunidad. Por otro lado, está
situación dio lugar a la llegada de los cazanazis, que impotentes ante
semejante impasibilidad, acometieron por su cuenta y riesgo la localización de
los criminales que ellos mismos subrayaron como los más buscados, para organizar,
entre todos, un pandemónium de cuidado.
Para resumir, solo
os puedo decir que Todos los demonios
es una novela compleja en la ejecución, pero impecable sobre el papel, ya que
todo lo enrevesado que puede suponer para algunos el “mundo espías”, narrado
por Luis Roso adquiere una dimensión espectacular. La historia te devora, te envuelve,
te atrapa. Hay momentos en que adquiere ritmo de thriller, otras veces es más
pausada. La calidad literaria es innegable y la amenidad es su rasgo más característico.
Esta novela
participa en el Reto:
Escenarios de
Novela Negra - Nivel "LiteIntrépido"
Muy bien Ana, me ha gustado mucho tu reseña, tarde pero no te has dejado nada en el tintero. Totalmente de acuerdo contigo. Besos
ResponderEliminarDe acuerdo con lo que dices Ana, a mí quizá me gustó algo menos pero es innegable la calidad tanto de la narración como de la ambientación. Genial reseña. Un beso.
ResponderEliminarLa reseña muy completa como siempre. Me gusta mucho cómo escribe Luis Roso y aunque algún momento se me ha hecho algo lenta me ha gustado conocer a Trevejo, de hecho, buscaré sus entregas anteriores
ResponderEliminarUna reseña muy detallada. Coincidimos en que Luis Roso hace unas novelas muy bien ambientadas y con unos personajes muy bien trabajados. Espero que se pare el tiempo y Trevejo se quede aquí, en su punto cínico e irónico, que no lo pierda nunca.
ResponderEliminarBesos
Hola.
ResponderEliminarTiene ingredientes muy atrayentes y seguro que la disfrutaría mucho pero forme parte de una serie me echa para atrás, son demasiadas las que tengo empezadas. Tal vez más adelante.
Un saludo y gracias por una reseña tan completa.
Hola 😘
ResponderEliminarUna gran reseña, como siempre, y muy detallada. Es la primera vez que leo algo tanto del escritor como de Trevejo y tengo claro que no va a ser la última, porque este libro me ha gustado mucho: tanto las partes en las que tiene un poco más de acción como en las que se detiene en los detalles relacionados con el mundo del arte.
Un placer volver a compartir lectura con vosotras.
Besos 😘
Se nota que la has disfrutado un montón. Y yo que pensaba que ya conocías de antes a Trevejo. Pues nada, nos tenemos que poner ambas al día con él, que nos hemos quedado con ganas de conocerlo un poco más, ¿verdad? Fantástica rseña, como siempre.
ResponderEliminarBesotes!!!
Vaya reseñaza jamía... una cosa Ana, dices "la parte amarga"... ¿no te habría gustado conocer ese Madrid tan intrigante donde dabas una patada en ciertos lugares y salía un espía? Yo no lo sabía y esa parte de la novela me ha fascinado. Además esos espías de Luis son tan de película buena de antes... ahora con la ciberera ya no es lo mismo, es poco novelable... ¿no? Ahora vas y me sorprendes con una novela ad hoc que te conozco XD
ResponderEliminarBuena reseña, tiene pintaza el libro. Besos!!
ResponderEliminarHola, yo todavía tengo pendiente al autor y eso que me llama esta serie y su protagonista, así que con el tiempo, la iré leyendo poco a poco, espero que el autor no ponga el turbo antes de que lea estas tres entregas. Estupenda reseña!. Besos.
ResponderEliminarGracias por la reseña. Te mando un beso.
ResponderEliminar¡Hooooola!
ResponderEliminarMadre mía, ya veo que ha sido un buen cóctel, que tiene un montón de elementos pero que están muy bien integrados en la historia, y eso que no es nada fácil ;D
Thriller, parte de novela de espías, dos tramas, mucho contexto político e histórico... guau guau, novela completita ^^
¡besotes y gracias por la reseña!
Que gran reseña para un gran libro.
ResponderEliminarHa sido un buen cóctel, es verdad, porque no le ha faltado ningún ingrediente, incluso esa parte amarga que a la vez ha sido como la guinda que nunca debe faltar.
ResponderEliminarBesos!
No he leído nada de este autor a pesar de ambientar sus novelas en épocas tan importantes. Muy buena reseña.
ResponderEliminarBesos
Menuda reseña te has marcado, Ana, como siempre. Fue un placer conocer a Luis en la pasada Feria del Libro de Madrid y comentar con él aspectos de su anterior novela, y que nos contara detalles de esta que hemos disfrutado. Yo también tenía las historias protagonizadas por Trevejo en espera de lectura, pero hay que decir que el personaje está bien contextualizado, la ambientación es sublime, y que no hace falta leer las anteriores para disfrutarlo, aunque yo espero ponerme pronto con las dos historias que preceden a “Todos los demonios”, que esperan turno de lectura desde hace bastante tiempo. Leyendo tu reseña he vuelto a recordar el libro.
ResponderEliminarBesos.
No es mi estilo pero suena bastante bien
ResponderEliminarComo siempre una reseña trabajada. Luis tiene una gran calidad tanto narrando como perfilando personajes, y ambientando históricamente. Trevejo es un personajazo que en esta entrega no te voy a decir que ha perdido fuelle, pero si es menos cáustico e irónico. Los diálogos son impagables, le sirven para meter reflexiones del personaje y para dar amenidad. Me comentaban que les ha parecido la más floja de la tres de la serie. A mi me ha gustado mucho, pero la época es de las que disfruto y ese pandemonium que ha montado el autor me ha sabido a gloria
ResponderEliminarTengo que felicitarte por esta estupenda reseña, he leído el libro y no añadiría nada mas, lo ha clavado. Es un libro que no deja indiferente a nadie y como dices muy bien documentado. Un abrazo.
ResponderEliminar