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martes, 28 de diciembre de 2021

LA ARTISTA DE HENNA, de Alka Joshi

 

DATOS TÉCNICOS:

Título: LA ARTISTA DE HENNA

Título original: The henna artist

Autora: Alka Yoshi

Traductora: Ana Belén Fletes

Editorial: Maeva

ISBN: 978-84-18184-64-2

Páginas: 480

Presentación: Tapa dura

 

Nacida en Jodhpur, Rajasthan, India, Alka Yoshi ha vivido desde los nueve años en Estados Unidos. Tiene una licenciatura por la Universidad de Stanford y una maestría en bellas artes del California College of the Arts. Durante treinta años ha dirigido su propia agencia de publicidad y relaciones públicas. También ha participado en distintos talleres de escritura creativa que le han servido para afrontar la idea de debutar en el mundo literario con La artista de henna, su primera novela. En la actualidad está trabajando en la tercera parte (que tendrá como protagonista a Rhoda, la hermana de Lakshmi) de la que ya se ha llamado “La trilogía de Jaipur” (el segundo libro, que todavía no se ha publicado en España, se titula The Secret Keeper of Jaipur y gira en torno a Malik, el ayudante de Lakshmi) y en la adaptación para serie televisiva de la novela.

La artista de henna viene avalado como Libro del Año por la editorial, imagino que haciéndose eco del éxito alcanzado en Estados Unidos, país de residencia de la autora. Dicen de él que es uno de los éxitos sorpresa del año, del que ya se han vendido más de 250.000 ejemplares y se ha publicado en veinticinco países. Nada desdeñable tratándose de un debut literario. La realidad es que hay que felicitar a Maeva por su cuidada edición, a la que se une su encuadernación en tapa dura y una portada de lo más atractiva en la que aparece una mujer ataviada con el preceptivo sari, caminando bajo unos arcos que parecen realizados de encaje tejido en lo que podría ser un palacio de arquitectura onírica de Rajastan.

El caso es que La artista de henna es una novela que te envuelve y cautiva a nada que te dejes. No en vano, es la historia de Lakshmi Shastri, una mujer valiente y tenaz que logra su independencia a costa de coraje y esfuerzo, aunque quizás, para entenderlo sin haber leído el libro, convendría hacer antes un inciso y decir que la novela transcurre en la India de 1955, un país que es pura contradicción por muchas razones, aunque una de las principales con las que nos encontramos en este libro es que cobra una verdadera relevancia el sistema de castas, que habiendo sido abolido en su Constitución promulgada en 1950, sigue más que vigente y tan arraigado como siempre.

La novela comienza con un desgarrador epílogo narrado en tercera persona, de apenas tres páginas, en el que conoceremos a Rhada, la hermana de la protagonista, el mismo día que decide abandonar Ajar, la aldea en la que nació y donde ya no le queda familia a la que asirse. Su madre murió la semana anterior, quizás porque no pudo soportar la pena causada por el abandono y muerte, seis meses atrás, de su marido. Apenas tiene trece años y es el viejo Munchi, el único amigo que le queda, quien la convence para que busque a su hermana, aunque sea a través del marido al que ella dejó y que vive en un pueblo a dieciséis kilómetros de allí.

Entonces entraremos de lleno en una historia que comienza un 15 de noviembre de 1955, que se divide en cuatro partes que coinciden con otros tantos momentos vitales y decisivos de la protagonista, narrados por ella misma en primera persona.

La descubriremos viviendo en Jaipur, con una posición bastante consolidada. Su máxima ambición y por la que ha trabajado con denuedo durante años está próxima a verse materializada: tener su propia casa con todas las comodidades que pueda permitirse. Y ese afán llevará implícita una aspiración largamente deseada: llevar a sus padres a vivir con ella para, de ese modo, redimirse ante ellos por haber llevado la vergüenza a su familia. A sus treinta años se ha convertido en una reputada artista de henna y es requerida por las mujeres de las casas más influyentes de la ciudad, entre las que se ha convertido también en su confidente. Su belleza tampoco pasa desapercibida para nadie, en particular sus ojos azules y su piel clara. Lleva en la ciudad una década y llegó allí procedente de Agra, su primer destino tras escapar trece años antes de un matrimonio concertado en el que la violencia, junto con la pobreza extrema, formaba parte de su día a día, claro que eso no lo saben sus clientas actuales, que piensan que ha sido abandonada por su marido y ella no se preocupa en desmentirlo. En la ciudad del Taj Mahal se dedicó a preparar infusiones anticonceptivas para las cortesanas a cambio de alojamiento, después aprendió a decorar sus cuerpos con henna y poco a poco consiguió elaborar los dibujos más intrincados y exóticos que cada una de ellas le enseñaba de sus distintos lugares de origen.

Fue en uno de esos burdeles donde conoció a Samir Singh, quien le propuso trasladarse a Jaipur. Allí podría establecerse y empezar de nuevo respaldada por una pátina de respetabilidad que él mismo le proporcionaría, convirtiéndose en su valedor. De ese modo, podría prosperar económica despachando discretamente sus remedios abortivos para embarazos no deseados mientras vendía su talento con la henna entre las mujeres de la clase dirigente.  

Sin embargo, todo se tambalea cuando Rhada, su hermana pequeña, irrumpe en su vida acompañada de Hari, su marido. Tan solo tiene trece años y  Lakshmi no sabe nada de su existencia, ya que nació un año después de que ella abandonase a su marido y perdiese el contacto con unos padres que nunca respondieron a sus cartas. La niña tiene la cara ovalada y grandes ojos de color verde azulado irisado, el cabello negro y nariz recta y delgada. Está extremadamente delgada. Con respecto a su carácter, es impulsiva y curiosa, pero también brusca y descortés. Hará buenas migas con  Malik, el ayudante de Lakshmi de origen musulmán, quien la ayuda con los pertrechos cuando acude a sus citas y se encarga de los recados. un niño de la calle, de unos ocho años –no sabe su fecha exacta de nacimiento-, de piernas largas y delgadas y sonrisa mellada, que vive en la ciudad vieja con su tía y su familia.

Otros personajes secundarios, aunque no serán los únicos, de la novela serían:

- Samir Singh: Reputado arquitecto perteneciente a una familia de clase alta. Está casado con Parvati y tienen dos hijos. Es adicto a flirteo e infiel por definición. Viste trajes de corte británico. Tiene los ojos castaños, con los cercos de otro tono. De facciones angulosas, su nariz es afilada, el mentón huesudo y los pómulos abultados.

- Parvati Singh: Esposa de Samir Singh y madre de Ravi y Govind. Pertenece a la alta sociedad; de hecho, es prima lejana de la familia real.  A sus treinta y cinco años posee una indudable belleza, de ojos almendrados encuadrados tras unas largas pestañas y labios carnosos.

- Jay Kumar: Compañero de Samir Singh en la Universidad de Oxford. Es médico en Shimla, la capital del estado de Himachal Pradesh, al norte de la India y en las faldas del Himalaya. Soltero. Alto de estatura, viste con pulcritud a la moda occidental. Tiene el pelo oscuro y rizado.

- Hari Shastri: Marido de Lakshmi, al que abandonó trece años atrás. Tiene el pelo negro, las cejas pobladas y una horrible cicatriz que va desde el labio inferior hasta la barbilla. Su aspecto es descuidado y sus modales son bruscos.

- Sheela Sharma: Hija de V.M. Sharma, el constructor oficial de la familia real de Jaipur, es de casta brahmán y origen humilde, aunque eso no fue inconveniente para conseguir hacer una gran fortuna y codearse con la élite del país. Tiene cuatro hermanos y es una chica veleidosa y arrogante, a pesar de tener tan solo quince años. Se prometerá al hijo mayor de los Singh.

- Lala: Sirvienta de los Singh, también ha sido la niñera de sus hijos. Es ya una anciana y siempre ha permanecido soltera, aunque tiene a su cargo a una sobrina de quince años.  

Por eso, os voy a dar cinco razones por las que deberíais acercaros a esta novela:

- Porque si hay algo que define la prosa de Alka Joshi es que es muy evocadora, rayando ocasionalmente en lo poético. Las descripciones descollan en ese sentido y resulta curioso que son muy atractivas en la primera parte, cuando el negocio de Lakshmi va viento en popa: los palacios, las calles, las fiestas, incluidas las más extravagantes o los estados de ánimo de los personajes; sin embargo, todo se torna sombrío y más conmovedor cuando todo se le vuelve en contra. 

- Porque en la novela abundan las citas y referencias a la literatura inglesa. El padre de Lakshmi era profesor de inglés, y sus dos hijas, han heredado su amor por los libros. Conocen la obra de Shakespeare o de las hermanas Brontë; igual leen los poemas de Elizabeth Barrett Browning, como El amante de Lady Chatterley. Igualmente, el Dr. Jay Kumar, en una de las cartas que envía a Lakshmi, cita un párrafo de Historia de dos ciudades, de Charles Dickens.

- Porque aunque la novela aborda varios temas que dan lugar, a su vez, a mucha reflexión y no poco debate, hay uno en particular que me ha conmovido por el modo en que se aborda. Se trata de la maternidad, que está patente en casi todas las páginas, por activa o por pasiva. De ese modo, nos encontramos con todo tipo de madres, desde la de la propia protagonista, desvalida e impotente ante lo que le ha tocado vivir, a la de Hari, su suegra, a la que quiere e idolatra a partes iguales como tal, por todo lo que le enseñó, cuidó y por su humanidad; sin obviar a la indulgente Parvati, que consiente a sus hijos más allá de lo conveniente. Pero también hay otras mujeres que tras sufrir un aborto espontáneo tras otro, requieren los servicios de Lakshmi, como es el caso de Kanta Agarwal, porque desean hasta la saciedad tener un hijo que no llega nunca; o las muchas que, gracias a ella, o bien la previenen, o interrumpen un embarazo no deseado. Mujeres que afrontan la maternidad por libre elección o por accidente, pero también hay otras que no pueden hacerse cargo de sus retoños; de hecho, hay una madre en particular a la que le quitan a su hijo atendiendo a una superstición del marido y tiene que afrontar el hecho desde la consternación, sin poder hacer nada para evitarlo. Todas estas mujeres, más allá de sus circunstancias, son tratadas con una conmiseración exquisita, por eso me ha impresionado tanto.

-Porque a pesar de transcurrir en 1955, en un momento muy significativo de la India, una vez acaecida la independencia del país con respecto al dominio británico ocho años antes, La artista de henna no es una novela histórica, sino una historia que pretende acercarnos a dos mundos completamente diferentes: el de los infinitamente ricos, que se mueven entre el lujo y el poder y los que están a su servicio para que eso pueda ser así. Por ello, la fuerza del relato no reside en la concreción histórica, ya que eso solo sirve para contextualizar, sino en mostrarnos una historia fascinante protagonizada por unos personajes deliciosamente perfilados incluso en sus imperfecciones.

- Porque, en definitiva, la historia de Lakshmi Shastri es como la metáfora del ajedrez: la de una mujer que siendo peón, soñó con  ser una dama en un mundo limitado por unas reglas y unas circunstancias injustas que solo dejarían de esclavizarla echándole imaginación, amor e ingenio a la vida. Y tanto el camino como la fórmula utilizada, os aseguro que merecerá la pena conocerlo y eso solo podéis comprobarlo leyendo esta novela.



miércoles, 1 de diciembre de 2021

LA NOCHE MÁS OSCURA, de Håkan Nesser


DATOS TÉCNICOS:

Título: LA NOCHE MÁS OSCURA

Título original: Människa utan hund

Autor: Håkan Nesser

Traductores: Martin Lexell y Mónica Corral Frías

Editorial: Ediciones Destino

Colección: Áncora & Delfín  | Serie Barbarotti

ISBN: 978-84-18557-28-6

Páginas: 576

Presentación: Rústica con solapas



 

Håkan Nesser (Kumla, Provincia de Örebro, Suecia, 1950). Considerado el decano de la novela negra nórdica, es uno de los autores más relevantes del género a nivel internacional, habiendo vendido más de veinte millones de ejemplares de sus novelas en más de una treintena de países. De su extensa bibliografía destacan dos series: la protagonizada por el comisario Van Veeteren y la del inspector Gunnar Barbarotti. A lo largo de su dilatada carrera ha recibido numerosos premios, como el Glass Key, el European Crime Fiction Star Award, el Gold Paperback Award o el SNCF de Francia, entre otros, así como el de Mejor novela negra escandinava otorgado por la Academia Sueca de Escritores, en tres ocasiones distintas.

 

 

Normalmente, cuando reseño una novela de un autor extranjero, acostumbro a poner en los datos técnicos de la misma su título original y, especialmente, me gusta comprobar si la traducción del mismo es literal o no. Es una manía que me viene de antaño y con la que me he llevado grandes sorpresas. Os cuento esto porque es lo mismo que me ha pasado con este libro en particular. Como podéis ver en los datos técnicos mencionados, en Suecia, país de origen del autor, se lanzó al mercado como Människa utan hund, y su traducción sería: El hombre sin perro. Imagino que quienes no hayáis leído esta novela pensaréis que la editorial ha estado sembrada al cambiar el título radicalmente, porque incluso como reclamo, la opción española es mucho más atractiva (curiosamente la inglesa se traduciría como El día más oscuro). Yo también lo creo, porque invita a comprarlo solamente por eso y más sabiendo del género que se trata. Pues bien, dicho esto, os diré también que cuando lo leáis os fascinará conocer el por qué del título original. Hasta ahí puedo escribir para no desvelar el misterio.

Por otro lado, durante la lectura y a medida que iba conociendo a los personajes, el título elegido por Destino, además de apropiado, no dejaba sino que parecerme una sutil y oportuna metáfora. Enseguida me hizo recordar mis tiempos de estudiante cuando analizábamos la literatura española del Siglo de Oro y especialmente aquellos libros vinculados a la poesía mística (ojito, que sé lo que estáis pensando de mí ¿eh?) y me vino a la cabeza aquella poesía de San Juan de la Cruz, “Noche oscura del alma”, por lo que implica de ejemplo de crisis existencial, dejando de lado la parte espiritual, porque no es el caso.  De hecho, pocas veces una poesía ha tenido tanta repercusión a nivel mundial como esta, hasta el punto de que grupos musicales, cantantes solistas, escritores, actores, etc., la han utilizado en algún momento en clara alusión a ella.

Porque no hay mayor sentimiento de soledad y desolación que la que arrastra uno de los protagonistas de la novela, Robert, que se encuentra en una fase delicada de su existencia -quien sabe si irreversible-, tan consternado y devastado que es incluso incapaz de refugiarse en sí mismo. Y esa aflicción, ese desamparo, se contagiará al resto de su familia tras su desaparición. Os explico las razones:

Diciembre de 2005. En los días previos a la Navidad, la familia Hermansson va a reunirse para celebrar el 105º Aniversario, que es así como le gusta denominarlo a Karl-Erik, el patriarca, ya que tanto él, como su primogénita, cumplen años el día 20 de diciembre: él sesenta y cinco; ella, cuarenta. Se añade a esto el que tanto él como su esposa acaban de jubilarse en el instituto Kymlingevik donde ambos ejercían como profesores.

La fiesta iba a ser multitudinaria; de hecho, se pasaron todo el otoño preparándola: habían enviado invitaciones a más de setenta personas y reservado un restaurante con el aforo idóneo para albergar a tantos invitados, pero un escándalo provocado el mes anterior por el mediano de sus hijos, Robert, la convirtieron en familiar, casi íntima, de la noche a la mañana.

La tarde anterior a la fiesta, los tres hijos del matrimonio viajan a Kymlinge junto a sus familias (en el caso de las mujeres) y, tras la cena y algunas copas, Robert sale a dar un paseo y desaparece. No descubren su ausencia hasta el día siguiente, pero deciden continuar con la celebración intuyendo que no ha aparecido por la casa por sentirse incómodo, situación que, por otro lado, es común a todos. Con lo que no cuentan, claro está, es que después de cenar, en algún momento de la madrugada, también desaparecerá Henrik, el hijo mayor de Ebba y Leif Grundt. Gunnar Barbarotti, un inspector de policía de origen italo-sueco, se hará cargo de una investigación que ya os anticipo que será cualquier cosa menos un paseo militar.

Para empezar, lo que parece ser una familia normal y corriente, no lo es tanto. Os la presento:

Karl-Erik Hermansson, alias Roca Pedagógica y Rosemarie se conocieron en el instituto, cuando ella cursaba el primer curso y él, tercero. Se casaron en 1963 y dos años después nació Ebba. Robert nació en 1970 y Kristina en 1974. En la actualidad acaban de jubilarse y en breve se irán a vivir a una urbanización próxima a Estepona en lo que ellos denominan “La Costa Senil”. Karl-Erik se ha pasado toda la vida aspirando a convertirse en un pilar fundamental entre la clase pudiente de su localidad y, cuando por fin parece haberlo conseguido, su hijo le ha puesto en evidencia ante su comunidad y es incapaz de mirar a alguien a la cara. Rosemarie, por su parte, a sus sesenta y tres años siente que su vida es un tremendo despropósito, pues siempre se ha sentido anulada por él.   

Leif Grundt conoció a Ebba Hermansson en la fiesta de primavera de la Östgöta Nation de Uppsala, a la que pudo acceder utilizando un carnet falso y haciéndose pasar por estudiante de Derecho. Aquella noche consiguió seducirla y de aquellos caldos vino al mundo Henrik. En realidad era un simple charcutero de supermercado y ella una estudiante de medicina. Cinco años después nació Kristoffer, pero para entonces él ya era gerente en Konsum y ella médico residente, para convertirse poco después en jefa de cirugía vascular del Hospital de Sundsvall. Él es un buen hombre, aunque en las fiestas familiares es el típico cuñao de manual. Ella es la perfección con patas, quizás porque desde que nació se convirtió en el ojito derecho de su padre y con el tiempo se convirtió en la perfección con patas, además de engreída y exigente hasta la saciedad, tanto para consigo mismo como para con los demás. Tienen dos hijos, Henrik y Kristoffer. El mayor acaba de comenzar la carrera de Derecho en Uppsala y siempre ha sido un hijo modélico y un estudiante brillante; el pequeño, a sus catorce años, tiene todos los complejos del mundo, seguramente por haber crecido al rebufo de su hermano.

Kristina Hermansson y Jakob Willnius se conocieron cuando él, productor de televisión, la contrató como guionista. Por aquel entonces estaba casado y tenía dos hijas gemelas adolescentes, pero se divorció a los pocos meses. En la actualidad tiene cuarenta y tres años. Ella está en excedencia desde que tuvo a su hijo Kelvin y tiene treinta y uno. Residen en Gamla Enskede, un barrio residencial al sur de Estocolmo, en una casa prohibitiva en cuanto a precio, claro que él, además de gozar de una muy buena situación social, también la tiene a nivel económico. La relación de ambos no vive sus mejores momentos, porque son la noche y el día, el agua y el aceite, claro que Kristina tampoco es que lo lleve demasiado bien con su familia, exceptuando a Robert. Su padre, desde siempre, solo tenía ojos para su hermana mayor y obviaba a los pequeños y con su madre nunca fue fácil, ya que a medida que se iba haciendo mayor generaba en ella sentimientos de culpa, inferioridad o fracaso. Con Ebba la indiferencia era lo que mejor las definía.

Robert siempre fue la oveja negra de la familia, quizás porque se había pasado media vida culpando a su familia y a las circunstancias de sus propios errores o de los atajos que tomaba para reincidir en ellos. Estudió Humanidades, Filosofía e Historia del Arte, pero nunca supo sacarle provecho. Publicó dos poemarios, de los que obtuvo buenas críticas, escribió una novela que guardó en un cajón durante siete años a la espera de realizar las oportunas correcciones e hizo del escapismo un arte al que recurría siempre que las cosas se le torcían, incluido el tema sentimental. Cuando abandonó su afición a la literatura dio tumbos en el mundo laboral y también llegó a convertirse en corredor de obstáculos, llegando a formar parte de la selección sueca de atletismo. Hasta que se le ocurrió participar en un reality show y ya la lió parda.

Y es que el escándalo del que fue protagonista fue más que sonado, ya que había que ser muy necio como para participar en un reality que partía de una premisa absolutamente morbosa, por no hablar de degeneración de manual al explorar los límites del ser humano, y pretender salir ileso de la aventura. Se llamaba Los presos de Koh Fuk y transcurría en Fucking Island, una isla tailandesa. A los participantes los dividieron, en principio, en dos grupos: uno de hombres -todos ellos atletas- y otro de mujeres, en las que la belleza era requisito imprescindible, aunque eso solo fue por un breve espacio de tiempo y se les informó de que tenían que llevar a cabo una misión que se mantuvo en secreto unas semanas.

De la famosa “misión”, así como del premio (300.000 euros a dividir entre dos personas) les informaron cuando iban por la cuarta emisión del programa y se trataba, ni más ni menos, que de engendrar un hijo y lo ganaría la primera pareja que lo consiguiera. El programa tuvo una audiencia descomunal (lo veían más de dos millones de espectadores; es decir, un veinte por ciento de la población total, en la que se incluyen niños y ancianos). Para que os hagáis una idea, la población de Suecia apenas supera los diez millones trescientos mil habitantes, cuatro veces menos que la española y cada entrega de ese formato la veían los mismos telespectadores que una final de los que se emiten aquí. Y Robert se lució el 12 de noviembre, en Prime Time.

Con estos mimbres se encuentra el inspector Gunnar Barbarotti cuando se hace cargo del caso. Y no solo eso, sino con algún que otro secreto que guardan algunos de los miembros de la familia y que no serán puestos sobre el tapete en ningún momento, excepto para nosotros, que los conoceremos según. Este recurso genera una intriga añadida, porque por más que el policía se empeñe en dar con una mínima pista que le lleve a descubrir algo, los pocos caminos que se abren ante él conducen siempre a callejones sin salida. Y esto da lugar a una investigación desesperada, que se dilata en el tiempo. Un período, por otro lado, que va minando los ánimos de los familiares e incluso a nosotros mismos, que seremos testigos de cómo van aflorando otros sentimientos que, poco a poco, los van destruyendo.

Y es que La noche más oscura es un libro que no precisa de fuegos artificiales para mantenerte en tensión. Psicologista e intensa por momentos, no necesita recurrir ni a la denuncia social -aunque se intuya- a la que tan aficionados son los nórdicos ni a ese morbo de sangre, lejía y vísceras al que lo son otros, sino que te va cautivando de manera silenciosa, página a página.

Aunque en nuestro país Destino acaba de publicar La noche más oscura, primera entrega de una serie que tiene por protagonista al inspector Barbarotti, en Suecia lo hicieron hace más de quince años. En la actualidad va por la séptima y os puedo asegurar que ya estoy deseando leer La raíz del mal, que será la siguiente. ¡Lástima que para ello falte un año!.

 

Esta reseña participa en la iniciativa:



Una novela de un escritor/a nórdico o que la trama transcurra en la Europa septentrional