DATOS TÉCNICOS:
Título: EFECTO COLATERAL
Autor: Rafa Melero Rojo
Editorial: Alrevés
ISBN: 978-84-17847-51-7
Páginas: 320
Presentación: Rústica con solapas
Conocí a Rafa
Melero tras la publicación de Ful, una de las primeras novelas con las que arrancó la iniciativa #SoyYincanera. Recuerdo que me llamó la
atención por el título (¿se puede ser más trivial?) que achaqué, en principio,
a la conocida jugada de póker, pensando que sería una metáfora de lo que
sucedería en la trama. Obvio, me dije. Pero no, porque más bien hacía
referencia al diminutivo del nombre del protagonista: Fulgencio. Me estuvo bien
empleada la sorpresa que me llevé, claro que a cambio me encontré con una
historia que devoré como una histérica, mientras al ritmo de Pulp fiction me adentraba por las calles
de Lleida, en particular por uno de esos barrios obreros donde la
desesperación, la depresión y la falta de oportunidades campan a sus anchas
junto a criminales de medio pelo que intentan dar el golpe de su vida para
salir del paso, hasta el siguiente. Porque otra cosa no sería, pero es que Ful y
sus amigos (el Pelota, Jessica, Arturo y Jose, junto con la cabeza pensante, James)
andasen escasitos de talento a la hora de planificar un atraco y este acabase
como el rosario de la aurora y diese pie a una sucesión de acontecimientos
impensables, sino que a los chicos se les llega a coger cariño y me mantuvieron
con el corazón en un puño desde las primeras páginas. El resultado fue que me
di cuenta entonces que debía seguir muy de cerca a Rafa Melero, porque estaba
claro que su prosa era canelita en rama y toda una epifanía en este mundo de lo
negro y criminal donde sorprender es casi tan difícil como hacer malabares con
granadas de mano y él lo consigue en cada novela.
Rafa Melero Rojo (Barcelona, 1972), forma parte de esa larga lista de policías escritores, como por ejemplo Víctor del Árbol (que abandonó como Mosso d’Esquadra en 2012) o Pere Cervantes, que continúa en activo.
BIBLIOGRAFÍA:
- La penitencia del alfil (Alrevés, 2015).
- La ira del Fénix (Playa de Ákaba,
2015).
- Ful (Alrevés, 2016).
- El secreto está en Sasha (Alrevés,
2017).
- Efecto colateral (Alrevés, 2020).
La tranquila vida de Tomás Montes en la ciudad de Lleida da un giro cuando la muerte inesperada de su padre desencadena unos hechos que lo llevan a un profundo pozo y una ineludible solución: la venganza, cueste lo que cueste.
Para ello, y con la
ayuda de sus amigos de infancia, Antonio y Julián, idea un plan que se inicia
con el robo de una misteriosa caja que contiene secretos suficientes como para
hundir a gente muy poderosa. Sin embargo, una vez en su poder, se desata una
carrera desenfrenada entre las altas instancias del Estado, el legítimo
propietario y sus adversarios por recuperar la caja. Porque todos están
dispuestos a cualquier cosa para evitar que su contenido salga a la luz y, por
supuesto, desean controlar su contenido a toda costa.
Ahora, desde la
distancia que le ofrece la lejana isla de Koh Samui, en Tailandia, Tomás se
reúne cada tarde con su amigo Enrique y le cuenta la que es una historia de
amistad, lealtad y honor, aunque también de venganza, sangre y muerte.
Rafa Melero regresa
con una novela coral y una trama ingeniosa que sumerge al lector en una
sociedad demasiado sumisa y permisiva a las catástrofes financieras que al
final solo afectan a la clase media y a una corrupción política endémica y de
difícil solución.
Como os decía al principio, Ful fue una novela que me encantó, que me descubrió a un autor al que merece mucho la pena acercarse, no solo por contarnos una historia sensacional, sino porque lo hizo con un estilo singular, una narración ágil y rigurosa que me obligaba a seguir leyendo hasta sus últimas consecuencias. Y claro, de aquellos caldos, lógicamente vienen estos lodos, y con Efecto colateral he podido descubrir que el autor se ha superado y me ha sorprendido con una historia memorable. Y no es fácil.
En primer lugar, lo hizo con el modo en el que abordó la narración,
utilizando, con mucho acierto, el recurso de la narración enmarcada. ¿Y esto
cómo es? Os pondré el ejemplo más conocido y, seguramente, el que más se
asemeja a esta historia: Las mil y una
noches, en el que Sherezade, como el protagonista de esta novela, hace un
pacto con la muerte por un hambre insaciable de vida. En el caso de ella, para evitar
ser decapitada al alba tras su noche de bodas con el sultán Shariyar, quien
movido por la venganza tras encontrar a su primera esposa siéndole infiel,
ordenó sacrificar a cada una de las vírgenes con las que se desposaba. Sherezade,
hija del gran visir, se ofreció voluntariamente e ideó un plan para salvar su
vida: contarle cada noche un cuento que le mantuviese despierto hasta el alba, momento
en que la joven interrumpía la narración para volver a retomarla la noche
siguiente. Así fue encadenando relatos a lo largo de más de tres años, hasta
que el rey desistió y la convirtió en su esposa de pleno derecho.
En el caso de Tomás Montes –Tom para los amigos- es todo más prosaico,
porque en su relato no aparecen ni héroes ni genios fantásticos, sino lo más
execrable de esta sociedad nuestra en la que los granujas sin fronteras son
almas de la caridad en comparación con los personajes que nos vamos a encontrar.
Eso sí, sigue la misma fórmula: contarle a un tercero una serie de
acontecimientos que han formado parte de su pasado más reciente como miembro de
la Policía Científica de los Mossos D’esquadra en Lleida.
De ese modo nos lo encontramos instalado en Koh Samui, una remota isla
tailandesa a la que llegó dos meses antes, pero a la que se ha adaptado con
facilidad por la benignidad de su clima. Acostumbra a pasar las tardes en el
bar España, un pequeño local situado a pocos metros de la playa que se ha
convertido en el punto de encuentro al que acuden los turistas españoles o los
pocos que viven en la zona. Lo regenta Braulio, un oriundo de Sabadell bastante
taciturno y que roza lo antipático y ha sido en este sitio donde ha conocido y
trabado amistad con Enrique, Henry para los amigos, -un escritor frustrado de
casi sesenta años que se gana la vida como agente de bolsa, ya que solo precisa
de un ordenador y una buena conexión a internet para llevar a cabo su trabajo- y
Beatriz.
Y es precisamente esa afición de Henry por la literatura la que hace que Tom se sincere y le cuente las razones por las que se ha marchado de su tierra para darle las herramientas con las que escribir la historia que siempre ha soñado. Y entre esas herramientas, estaría la receta con la que debería dar forma a una historia bastante peculiar en la que todos los ingredientes deben estar perfectamente medidos y cocinados, porque todos son importantes, incluidas algunas escenas que por sí mismas podrían no tener sentido sacadas de contexto, pero que, en conjunto, pueden resultar demoledoras cuando llega el desenlace, porque si hay algo que te subyuga en esta novela es el modo en el que el autor juega con los tiempos, alterando el orden cronológico en el relato mediante la utilización de distintos tipos de anacronías (prolepsis, analepsis y flashback) con una pericia apabullante.
Y así, día tras día, los amigos quedan en el bar España donde Tom va desgranando
sus vivencias, ante el asombro de Henry. Porque la historia de Tom es, sencillamente,
una de las más recurrentes y fascinantes en la novela criminal: la de una
venganza, aunque no es una historia cualquiera, ya que en ella vamos a
transitar por el territorio de la condición humana descubriendo paisajes
devastados por la avaricia a través de un recorrido emocional impactante.
Porque Tom dejó de ser uno de esos peces de ciudad que una vez mordido
el anzuelo bucean a ras de suelo, como diría el maestro, al instalarse en Koh
Samui con un objetivo claro mientras intenta curarse de las heridas provocadas
por el naufragio afectivo que supuso el inesperado suicidio de su padre y que
hizo que su vida derivase hacia un punto de inflexión absoluto, porque esa
muerte inesperada le cambió la vida de tal modo que tomó unos derroteros tan
profundos como imprevisibles. No le costó mucho descubrir el origen del mal
paterno que le llevó a tomar una decisión de tal calibre, ni encontrar la
solución a la pesadilla que se desató después, pues tenía nombres y apellidos.
Para ello contó con la ayuda de sus leales amigos y juntos iniciaron un camino
de dudoso retorno, donde se mezclan en un baile de máscaras, anhelos y
frustraciones, bancos que ofrecen preferentes emponzoñadas a sus clientes más
débiles y vulnerables, políticos tan corruptos como abominables que coexisten
con pederastas inmunes a la justicia, sórdidos sicarios del este y abogados sin
escrúpulos, mientras la larga sombra de una organización secreta, dependiente
del CNI campa a sus anchas.
Y, cuando ese baile comienza, tú ya te has puestos tus mejores galas y
te dan ganas de salir corriendo a la pista, porque no se puede contar mejor una historia en
la que en todo momento te sientes uno más, porque Rafa Melero te la hace vivir como
la más real del mundo, como un homenaje a la literatura, porque es literatura,
pura y dura. Palabrita de Yincanera.
Está claro que Efecto colateral me ha gustado, ¿no?. Para mí, ha sido una de las lecturas más gratificantes en mucho tiempo y no solo porque tiene un argumento sobresaliente, sino porque la narración, inteligente, ágil y concisa, es más que rigurosa, de esas que te dejan claro que de casta le viene al galgo, porque no se trata solo de que el autor, por su profesión, conozca hasta los entresijos de determinados procedimientos policiales, sino que, por eso mismo quizás, sabe discernir entre esa delicada línea que separa el bien del mal, que muchos cruzan continuamente sin despeinarse, como modus vivendi. Si a eso le añadimos una estructura laberíntica, que te sorprende y deleita a partes iguales y unos personajes perfectamente definidos, decidme si vais a ser tan insensatos como para dejarla pasar. Vamos, más que nada para tomar nota.
Esta reseña participa
en la iniciativa:
Apartado: Sucedió en Asia, África y Oceanía.
La acción transcurre en una isla de cualquiera de los tres continentes.