DATOS TÉCNICOS:
Título: EL ECO DE LA PIEL
Autora: Elia Barceló
Editorial: Roca Editorial
Colección: Novela
ISBN: 978-84-173-0568-0
Páginas: 542
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta
He leído varias
novelas de Elia Barceló y en todas ellas, al acabarlas, me he sentido como aquel
que dice adiós a un viejo amigo que se marcha para una larga temporada. La congoja
y la nostalgia se apoderan de mí mientras temo esa odiosa vigilia que me prive
de personajes y tramas tan fascinantes como los que ofrece, a manos llenas,
esta autora, en cada uno de sus libros. Y digo que me sentía así al acabarlas
porque acabo de llegar prácticamente de vacaciones y todavía estoy en “modo zen”,
intentando no ponerme vehemente –que es mi estado natural-, porque la realidad
es que cada vez que abordo una nueva lectura de esta escritora, me da coraje
pensar que voy a terminarla, que en un momento dado se acabará ese placer
infinito que siento siendo testigo mudo de sus historias.
Pero mira por
donde, hoy también voy a activar el “modo Pantoja” y os voy a confesar que si leer
cualquier novela de Elia Barceló es como rozar con los dedos el paraíso Vallhalla,
conocerla en persona y poder hablar con ella de sus novelas es como entrar
directamente en el Salón de los Caídos de Asgard por la puerta grande y sentarte
a la diestra de Odín rodeada de nobles guerreros y valkirias.
Algo así nos pasó a
las Yincaneras que nos reunimos con ella el pasado 9 de junio para acudir
juntas ese fin de semana a la Feria del Libro. Fueron tres días de traca, de
encuentros con escritores, de pasar las horas a pie de caseta y de risas
compartidas. Y Elia, lógicamente, contribuyó a convertir ese día concreto en
memorable.
¿A que me
entendéis?
Elia Barceló (Elsa, Alicante, 1957). Estudió Filología Anglogermánica en la Universidad de
Valencia y Filología Hispánica en las universidades de Alicante e Innsbruck,
Austria, obteniendo el doctorado en esta última en 1995 con su tesis La inquietante familiaridad, que gira
en torno a los arquetipos del terror en los relatos de Julio Cortázar. En la
actualidad reside en Austria, donde es profesora de literatura hispánica,
estilística y creativa en la Universidad de Innsbruck, en Austria.
Ha publicado
novelas, ensayo y más de veinte relatos en revistas españolas y extranjeras. Parte de su obra
ha sido traducida al francés, italiano, catalán y esperanto. Entre 1994 y 1995
colaboró en El País de las Tentaciones con artículos de opinión.
CUENTOS:
- La belle dame sans merci. Cuento.
- La Dama Dragón, 1981. Cuento.
- Embryo, 1981. Cuento.
- Minnie, 1981. Cuento.
- Catarsis, 1981. Cuento.
- Pasen, señores, pasen, 1982. Cuento.
- El jardín de las flores que se columpian, 1983.
- La mujer de Lot, 1984.
- Nosotros tres, 1984.
- Una antigua ley, 1986.
- Piel, 1989.
- La estrella, 1991. Ganadora del Premio Ignotus 1991.
- Cobarde, 1992.
- Loca, 1993.
- Estreno, 1994.
- Metáfora del que corre en el desierto, 1994. Alana,
1994.
- El día más feliz, 1994.
- Anunciación, 1996.
- Ritos, 1997.
- Il regalo, 1998.
- La trama, 1998.
- Oscuro, como un cristal, 1998.
- El beso: leyenda umbriliana. En: Leyendas de Bécquer.
Zaragoza: 451 Editores, 2007.
- Between Heaven and Hell. En: Don Juan. Zaragoza: 451 Editores,
2008.
- La luciérnaga. En: 21 relatos contra el acoso
escolar. SM, 2008.
- La tienda de Madame Chiang. En: Bleak House Inn: Diez
huéspedes en casa de Dickens. Santos, Care. Nevsky Prospects, 2012.
- 2084. Después de la revolución. En: Mañana todavía:
Doce distopías para el siglo XXI. Fantascy, 2014.
- La Maga y otros cuentos crueles. Cazador de ratas,
2015.
NOVELAS:
- Sagrada (Ediciones B, 1989).
- Consecuencias naturales. (Miraguano, 1994). Novela.
- El mundo de Yarek. (Ediciones B, 1994).Ganadora del
Premio UPC 1993.
- El caso del artista cruel. (Edebé, 1998). Ganadora
del Premio Edebé de literatura infantil y juvenil 1997.
- La mano de Fatma (Alba, 2001).
- El vuelo del hipogrifo (Editorial Lengua de Trapo,
2002).
- El caso del crimen de la ópera. (Edebé, 2003).
- Si un día vuelves a Brasil. (Alba editorial, 2003).
- La roca de Is. (Edebé, 2003).
- El secreto del orfebre, 2003. (Lengua de Trapo, 2003,
reeditado por Roca en 2017).
- Disfraces terribles (Lengua de Trapo, 2004).
- El contrincante (Minotauro, 2004).
- Cordeluna (Edebé, 2007). Premio Edebé de Literatura
Infantil y Juvenil, 2007.
- Caballeros de Malta. (Edebé, 2007).
- Corazón de Tango, (451 Editores, 2007).
- El almacén de las palabras terribles (Edelvives, 2007).
- Las largas sombras (Ediciones Ámbar, 2009), reeditado
por Roca Editorial en 2018).
- Anima mundi (Ediciones Destino, 2013).
- Por ti daré mi vida. (Edebé, 2014).
Cuando a Sandra
Valdés, joven historiadora en paro, le encargan que escriba la biografía de
Ofelia Arráez -la gran empresaria y constructora, referente obligado en el
mundo de la moda del calzado femenino-, ella acepta el reto sin imaginar los secretos
que se ocultan en los noventa años de esa mujer contradictoria y poderosa, sin
saber que lo que va a descubrir cambiará también su vida.
Como es habitual en
las novelas realistas de Elia Barceló, la historia se articula en dos tiempos:
En el presente,
Sandra, atraída por una oferta que le dará suficiente dinero como para
replantearse su futuro y abandonar la precariedad de su trabajo en una cadena
de ropa en Madrid, decide volver durante un tiempo al pueblo de su infancia a
redactar la biografía que le ha encargado don Luis, hijo de la famosa Ofelia,
para lo cual tendrá que investigar y entrevistar a personas que la conocieron.
Cada una de ellas
muestra una verdad parcial sobre Ofelia; cada documento encontrado -fotos,
cartas, cintas, noticias- va descubriendo a una mujer distinta, va creando un
personaje contradictorio, a veces incomprensible, otras veces convencional,
otras potencialmente oscuro y peligroso.
El pasado está lleno de secretos, de
malentendidos, de versiones que no casan entre sí. Pero también sucede con el
presente, porque los seres humanos somos fuente de misterio, ocultamos cosas,
callamos, tergiversamos.
En su propio pueblo, Sandra irá descubriendo que nada es lo que parece, que la vida está llena de sorpresas y no todas son agradables. Uno es tanto lo que es como lo que parece, lo que elige mostrar al exterior, y cada uno de nosotros va descartando pieles a lo largo de su vida, como las serpientes, y va dejando ecos de sí mismo en todos los que alguna vez lo conocieron.
En su propio pueblo, Sandra irá descubriendo que nada es lo que parece, que la vida está llena de sorpresas y no todas son agradables. Uno es tanto lo que es como lo que parece, lo que elige mostrar al exterior, y cada uno de nosotros va descartando pieles a lo largo de su vida, como las serpientes, y va dejando ecos de sí mismo en todos los que alguna vez lo conocieron.
ANATOMÍA DE LA
PIEL:
No hay que ser un
lumbreras para saber que la piel es el órgano más grande del cuerpo. Aunque quizás,
lo más sorprendente que se puede decir sobre ella es que a nivel “arquitectónico”podría
considerarse un prodigio que no puede explicarse por las leyes regulares de la naturaleza.
Es obvio que para la mayoría de nosotros no deja de ser ese envoltorio que
cubre todo nuestro cuerpo y lo protege de los agentes externos, pero no podemos
quedarnos en la espuma del mar cuando hablamos de un fenómeno en toda su
extensión.
Ello se debe,
naturalmente, a varios factores y en particular a sus estructuras secundarias,
que constituyen el sistema tegumentario. Y es que la piel está compuesta de múltiples
capas de células y tejidos, donde coexisten incontables vasos sanguíneos -que
se alojan en la parte más profunda-, con fibras nerviosas sensoriales, simpáticas
y autónomas que garantizan la comunicación desde y hacia el cerebro.
No obstante, dependiendo
de la zona del cuerpo, la piel está compuesta por dos áreas diferentes: la
epidermis y la dermis (aunque debajo de esta última hay una tercera capa
llamada hipodermis).
Y sí, ya sé que a
estas alturas –o puede que varios párrafos antes- os estaréis preguntando qué
habré tomado/fumado y en qué condiciones para que me haya sentado tan mal y
esté confundiendo el hablar sobre un libro con algo para lo que no tengo ni tablas
ni grandes conocimientos. Y llevaréis razón, os lo aseguro. Pero es lo que
tiene el que una novela, precisamente, tenga un título tan acertado, tan
sugestivo, donde al empezarla sueñas con encontrarle sentido cuanto antes
(porque todos los títulos de Elia Barceló lo tienen) y cuando la terminas esa
percepción está más que saciada. Porque si la palabra “eco” tiene múltiples acepciones y todas ellas le van que ni
pintadas a esta historia, es la de “piel”
la que aglutina todas las sensaciones.
Y es que esas dos
áreas diferentes a las que me refería anteriormente y que componen este órgano
serían los dos tiempos en los que se articula y transcurre este relato: Por un
lado, la epidermis, la capa más
superficial, sería el tiempo presente en el que se desarrolla la acción. Ahí nos
encontramos con Sandra Valdés, una joven licenciada y con máster en Historia que
tiene un trabajo en una tienda de ropa en Madrid tan precario como su situación
sentimental. Es por ello que decide volver por una temporada a Monastil, su
pueblo natal, tras aceptar un encargo tan peculiar como sustancioso a nivel
económico: ocuparse de redactar la biografía de Ofelia Arráez, pionera en su
tierra como empresaria de proyección internacional en unos tiempos imposibles,
a instancias de su hijo Luis. Obviamente, él espera un panegírico encubierto,
pero ella está más por la labor de entrevistar a las personas que la conocieron
e investigar a fondo sobre su pasado.
Por otro lado, la dermis, la capa más profunda, se
inicia en 1939, cuando Ofelia se queda huérfana y conoce a Anselmo, su marido.
Esta etapa termina en 2003, cuando ya es una anciana que cavila sobre una vida
llena de proyectos, de sueños cumplidos y desengaños solapados, de triunfos y
algún fracaso íntimo, pero apasionante en todos los sentidos.
Y es más profunda
porque mientras la investigación de Sandra resulta de lo más interesante a
medida que aparecen fotos, cartas e incluso objetos de Ofelia que nos muestran
a una mujer paradójica y poliédrica, no deja de ser nada más que la coraza que
blinda su existencia, la envoltura capaz de soportar cualquier tipo de agresión
natural. Será en la segunda parte donde descubrimos a un personaje mucho más
profundo, abisal en algunos momentos, que nos va desarmando página a página.
Porque ahora el relato ya no es una investigación como en la primera parte que
se va orquestando a base de hallazgos, sino que está cimentado por medio de
escenas que van evolucionando de manera lineal y el pulso narrativo es más intenso. Entonces sí, entonces conocemos
el origen real de Ofelia, su relación con Anselmo, su compañero de vida que murió
demasiado pronto; a Gloria, su amiga cómplice e incondicional o a Ángel, el
hijo de la segunda que llegó a convertirse en el hombre de confianza de la
primera, cargo del que, con el tiempo, sería relevado por su propio hijo, Luis,
junto al nieto de Gloria: Alberto.
Y la historia se
llena de giros, de sobresaltos, de misterio y mimetismo. Nada es lo que parece
porque todos los personajes tienen algo que ocultar. Y comenzamos a escarbar en
una segunda piel, pues la primera solo hacía las veces de armadura, de máscara.
Ahora aparece la esencia como ser humano de cada uno de ellos, no solo la de
Ofelia. Empezamos a conocerlos por dentro y vemos, a su vez, como con el tiempo
van cambiando de piel, como las células van mutando para hacerse más fuertes. Y
esas permutas van dejando su propio eco a través de su existencia. Y es aquí
donde ellos nos envuelven sin remisión, porque son muchos los temas que trata
esta novela: desde lo que representa la memoria y los recuerdos -propios y
ajenos-, a los que dejamos en los demás; desde nuestra identidad, a la que
mostramos a los demás y viceversa, pero también las reservas, los miedos e,
incluso, hasta dónde se puede llegar por venganza.
Y es que Sandra no
deja de ser una intrusa en esta historia que poco a poco se desvelará ante
nuestros ojos adquiriendo un ineludible protagonismo, dado que su aparición en
escena y sus pesquisas posteriores irán esbozando las vidas de los demás. Nos
permitirá profundizar en la vida, pública y privada de Ofelia, pero también en
las de su entorno, porque a través de ella iremos descubriendo toda una galería
de personajes excepcionales, así como sus miedos, pasiones, frustraciones y
secretos.
Y es obvio porque
las primeras pesquisas nos dan una imagen que luego las siguientes se ocuparán
de desmontar. Porque, como todo en la vida, nadie se expone alegremente a la
vista de todos, ni a su juicio. Ni todo lo que hace, ni todo lo que piensa.
Todos, indefectiblemente, guardamos cadáveres en el armario. Todos tenemos
circunstancias que otros, incluso con la mejor de las intenciones, pueden no
entender ni compartir. De hecho, todavía recuerdo la manía que cogí al
principio a Ofelia, para luego caer rendida a sus pies a medida que iba
conociendo sus secretos. Me pasó lo mismo con muchos otros personajes. Creo que
solo se salvó de la quema Anselmo, porque me pareció tan impecable en su
construcción como honrado en su trayectoria por la historia… quizás porque murió
joven. O algo así. Mención aparte merece Selma Plath. Solo por leer esos fragmentos
de La memoria es un arma cargada de
coartadas. Recuerdos y reflexiones, el libro merece la pena. Es oro molido.
Y son de ella las reflexiones sobre que estamos hechos de palabras, siendo las
ajenas las que hilan los recuerdos y dan forma a la historia de una persona.
Elia Barceló
utiliza una prosa elegante y sosegada en una historia afable que busca, desde
el primer momento, la complicidad del lector. Y lo hace de una manera
inconmensurable, porque es formidable, atrevido y cabal. Escrito alternando dos
voces: la de un narrador omnisciente y la de Sandra en primera persona, el
escenario cobra también visos de protagonista, porque Monastil, ese pequeño
pueblo levantino que la autora nos describe con profusión de detalles, hasta el
punto en que llegamos a creernos que realmente existe por mucho que sepamos de
antemano que Elia Barceló ha preferido decantarse por tomar el nombre del
poblado iberorromano en donde ahora se asienta Elda, quizás para que su
paisanos no busquen en vano identidades ocultas que no ayudarían a la historia,
se convierte en el caldo de cultivo por el que deambula un elenco de personajes
excepcionales que buscan darle sentido a su vida porque todos ellos, en mayor o
menor medida, ayudan a dar forma a una historia fascinante basada en la vida de
una protagonista que, aunque ausente, es emblemática y carismática a rabiar.
¿Qué puedo decirte
de El eco de la piel y de su autora
que no te haya dicho ya? Sí acaso, solo me queda resumir lo dicho anteriormente
para que te hagas una idea de lo que puedes encontrarte si decides abordar una
novela excepcional:
- El eco de la piel es una novela soberbia
donde la intriga está más que presente desde las primeras páginas y cuyo
desarrollo va in crescendo hasta
llevarnos a un desenlace memorable.
- La calidad
literaria de El eco de la piel es
innegable y se percibe en cada párrafo, en cada frase. Con un estilo exquisito
y un uso exacto del vocabulario que, aunque dicho así parece una observación
fría, es todo lo contrario. De hecho, me maravilla su aparente naturalidad o su
claridad ya que es lo suficientemente preciso a la hora de describir a los
personajes o cualquiera de las situaciones o escenas con las que nos encontramos
en la lectura y que por el modo y uso que hace de él, se convierten en sublimes
las más de las veces.
- Resultan conmovedores
algunos párrafos de la novela, en particular toda la parte narrada por Selma
Plath que, a su vez, es un particular homenaje de Elia Barceló a las escritoras
Selma Lagarlöff y Sylvia Plath. Y por supuesto y siempre presente, Julio Cortázar
en su encanto por lo cotidiano y la magia de las personas y sus secretos.
- La novela no está
exenta de alguna que otra denuncia, bastante sutiles, bien cuando habla de la
precariedad del empleo en la actualidad y lo complicado que lo tienen los
jóvenes o bien contra esos nuevos ricos capaces de derrochar hasta la
extenuación para mostrarle al mundo todo lo que han conseguido sin reparar en
de dónde han salido.