DATOS
TÉCNICOS:
Título: LA SONRISA
DE LOS PÁJAROS
Autora: Lea Vélez
Editorial: Ediciones
Destino
Colección: Áncora
& Delfín
ISBN: 978-84-233-5487-0
Páginas: 432
Presentación:
Rústica con solapas
Llevaba años
queriendo conocer la prosa de Lea Vélez y, por unas cosas o por otras, dejaba
pasar las oportunidades. Una tras otra. Era como una espinita que me hostigaba regularmente
en cada publicación o bien en esos momentos en los que en mi mente bloguera se
iba forjando la idea, cada vez más latente, de que me estaba perdiendo algo
grande y a alguien importante. Solo que a veces, esa misma idea, se quedaba
dormida en algún rincón del cerebro.
No obstante, llegó
el día cuando el pasado mes de marzo Ediciones Destino nos invitó a la
presentación de La sonrisa de los
pájaros en la emblemática librería Rafael Alberti. Solo la sinopsis de la
novela ya era un reclamo contundente y el
título, un oxímoron en sí mismo, pura fantasía.. La historia apuntaba maneras, pero fue el
ahínco y el calor con el que Gema, Loreto y Elena me hablaron de la autora y
sus libros el motivo por el que entendí que no podía perdérmela.
Ya en la
presentación la autora me ganó para su causa, pues disfruté una barbaridad
conociendo los pormenores de la historia, el modo en el que abordaba la trama,
el cómo iba añadiendo contenido a la misma basado en sus propias experiencias
personales y un sinfín de pequeñas anécdotas sobre cómo ella ve este oficio lo
que me hicieron salir convencida y satisfecha de aquel evento.
Sin embargo, su
lectura quedó relegada en la estantería, parecía que necesitaba su tiempo. Quienes
conocéis la dinámica de #SoyYincanera,
sabéis que se nos acumulan los libros, precisamente porque abordamos cada uno
de ellos como si fuera único. Y así tenía que seguir siendo con este. Por ello,
aproveché las vacaciones para poder disfrutarlo plenamente, sin prisas, tomándome
mis pausas y de ese modo sacarle todo su potencial. Creo que lo conseguí y, de
paso, invité al grupo para que quien quisiera o pudiera hacerlo me acompañasen.
Lea Vélez (Madrid,
1970). Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Complutense
de Madrid, más tarde se graduó en Guión por la Escuela de Cine, también de
Madrid. Ha escrito infinidad de guiones para televisión.
BIBLIOGRAFÍA:
El desván (Plaza
& Janés, 2004).
La esfera de Ababol
(Planeta, 2005).
El jardín de la
memoria (Galaxia Gutemberg, 2014).
La cirujana de
Palma (Ediciones B, 2014).
Nuestra casa en el
árbol (Destino, 2017).
La sonrisa de los
pájaros (Destino, 2019).
Alma, periodista y
escritora de treinta y cuatro años, regresa a Paraíso, la urbanización en pleno
campo en la que vivió hasta la adolescencia, veinte años después de que un
trágico accidente acabara con su felicidad familiar. Llamada por un impulso
inconsciente, alquila la casa en plena naturaleza donde creció para tratar de
reencontrarse con los recuerdos, en la esperanza de que sirvan de respuesta a
sus preguntas vitales.
El accidente de su
familia coincidió en el tiempo con el terrible caso del “milano negro”, nombre
que le dio la prensa al asesinato de una madre y sus dos hijos en los parajes
naturales de Paraíso, un crimen del que se habló durante años, conmocionando al
país, y por el que un hombre que podría ser inocente lleva veinte años en
prisión. Alma decide escribir la historia de lo sucedido, hallando nuevos datos
y entrevistándose con los protagonistas del drama. La búsqueda de la verdad la
reconectará con Javier, un antiguo profesor del que estuvo enamorada, y que,
debido a su afición a la cetrería, fue el primero en encontrar a las víctimas
durante una de las salidas campestres con su halcón. Mientras Alma encaja las
piezas del libro, reflexiona sobre las diferencias entre la realidad y la
ficción, la inocencia y la culpabilidad, la necesidad que tiene el hombre de
construir un relato hilado de unos hechos incomprensibles, quizá aleatorios, y
se encontrará con su propia historia, descubriendo la naturaleza desbordante
que la rodea, la verdad de su pasado y algo que jamás pensó llegar a conocer:
el verdadero sentido del amor.
Cada día impera más
la mezcla de géneros en los libros que se publican. Ahora son muy pocos los que
se pueden encuadrar en uno solo: hay novelas de corte histórico basadas en
hechos reales en las que la intriga o algún que otro asesinato tienen indudable
trascendencia y llevan todo el peso de la trama; o bien novelas negras o
detectivescas en las que la relevancia la ocupa una historia de amor sublime. Claro
que también nos encontramos, las más de las veces, con novelas en las que puede
ocurrir de todo un poco. Eso, desde mi percepción, es lo que ocurre con La sonrisa de los pájaros, una novela
en la que se dan cita intriga, asesinatos y una original historia de amor junto
con una clase magistral de cetrería, sin dejar de lado algún que otro secreto
de familia que harán la lectura todavía más amena.
Y si el desenlace
es perfecto, como ocurre en este caso, porque no es que Lea Vélez ponga cada pieza
en su lugar, que lo hace, sino por el modo en que es capaz de transmitirlo.
Entonces sientes que has entrado en el paraíso del lector. Perdón, ¿he dicho
paraíso? Borrar esa palabra de vuestra mente y buscar un sinónimo más acertado...
ahora os explico por qué:
Alma Guerrero es
periodista y escritora. Le apasiona investigar sobre hechos reales y, a tenor
de los resultados, trasladar al papel esas historias. Como es lógico, estas
suelen girar en torno a temas que en su día no siempre quedaron claros, bien porque
las pesquisas que se realizaron no se llevaron de la manera más ortodoxa
posible, dado que quedaron cabos sueltos en ocasiones inexplicables para
cualquiera que tuviese dos dedos de frente o bien porque alguien hacía que esos
cabos cuadrasen.
Y ahora ha decidido
volver al pequeño pueblo de la sierra madrileña en el que pasó su infancia y
parte de su adolescencia porque va a investigar un crimen acaecido en la misma
urbanización en la que ellos vivían. Han pasado veinte años desde entonces,
veinte años desde que sufriera el fatal accidente que acabó con la existencia
de sus padres y su única hermana en 1996, cuando apenas tenía catorce años y del
que salió milagrosamente con vida, aunque con lesiones importantes. Y aquel
crimen que se cometió prácticamente a la vez que el accidente que le marcó la
vida, es el que pretende investigar, ya que cada vez son más las voces que dicen
que el verdadero responsable de “El crimen del milano negro”, como la prensa lo
bautizó, campa a sus anchas mientras un inocente duerme en prisión.
Empezó a recabar la
información que le facilitó internet, pues aquel siniestro suceso que llenó las
portadas de la prensa en su día, que generó miles de artículos y programas de
televisión y del que llegaron incluso a hacerse documentales, se saldó con la
condena de Miguel Belén Escuredo, alias el Francés, con una sentencia a ciento
setenta años de cárcel por los asesinatos de Vera Manrique y su hijo Pablo
Salaverría, así como asesinato en grado de tentativa y torturas de su hija
Mila, más una indemnización a la familia de trescientos millones de pesetas un
20 de diciembre de 1997. Sin embargo el acusado, al escuchar la sentencia, se
declaró inocente y lo sigue manteniendo a día de hoy.
El primer testimonio
se lo brindará Javier, el que en su día fuera su profesor de biología y del que
se enamoró en su adolescencia. Él no la recuerda, o eso dice cuando Sonsoles,
su amiga de la infancia, se lo presenta. Javier, que aunque sigue siendo
profesor, también es cetrero, fue la persona que encontró los cadáveres de Vera
y Pablo y el cuerpo de Mila a punto de fenecer junto a un pequeño bosque, cerca
del arroyo. También quien llamó a la Guardia Civil. Aquel día había salido de
caza con Garbo, su milano, cuando se tropezó con aquella escena dantesca. Todavía
lo recuerda como entonces y, si olvida algún detalle, siempre puede recurrir a
sus Cuadernos de campo, donde apunta
todo.
Poco a poco
empezarán a conocerse, irán intimando. La relación pasará de una simple amistad
a algo más profundo. Pero siempre hay un “pero” y la felicidad, tan esquiva
ella, se verá empeñada más veces de las deseables por los recelo. Sin poder
evitarlo, Alma intuye que Javier es una mentira andante, que esconde algún
secreto insalvable y se ve incapaz de confiar en él. A su vez, ella, que hasta
entonces había sido una descreída en el terreno sentimental, dudará de sus
sentimientos, los propios y los ajenos.
Y el libro de Alma comienza a tomar forma a medida que va recabando datos, retazos de una realidad que no le es ajena, porque todos, de alguna manera, necesitamos nutrirnos de las historias de otros para huir de la propia. Se reunirá con Daniel Salaverría, marido y padre de las víctimas, un hombre afable por definición, siempre abierto a hablar del tema con periodistas y escritores, quizás porque él, en su día, también escribió un libro testimonial y se sintió en deuda por la promoción que le prestaron. Y también con Mila, superviviente de la masacre o con el responsable de la investigación que se llevó a cabo en su día. Toca todos los palos posibles, sin olvidar que puede que hayan condenado a un hombre inocente (de estos hechos, porque de otros bien merecería que le dejaran encerrado y tirasen las llaves al mar) y se reúna con su abogado, buscando resquicios de su inocencia.
Y el libro de Alma comienza a tomar forma a medida que va recabando datos, retazos de una realidad que no le es ajena, porque todos, de alguna manera, necesitamos nutrirnos de las historias de otros para huir de la propia. Se reunirá con Daniel Salaverría, marido y padre de las víctimas, un hombre afable por definición, siempre abierto a hablar del tema con periodistas y escritores, quizás porque él, en su día, también escribió un libro testimonial y se sintió en deuda por la promoción que le prestaron. Y también con Mila, superviviente de la masacre o con el responsable de la investigación que se llevó a cabo en su día. Toca todos los palos posibles, sin olvidar que puede que hayan condenado a un hombre inocente (de estos hechos, porque de otros bien merecería que le dejaran encerrado y tirasen las llaves al mar) y se reúna con su abogado, buscando resquicios de su inocencia.
Con todo ello, Alma
inicia, a su vez, un viaje al pasado, porque su atracción por este crimen viene
de lejos, de cuando convalecía en el hospital como consecuencia del accidente
sufrido mientras la televisión bombardeaba a cualquier hora con la aciaga noticia.
Para ella fue la fórmula de salir adelante, empapándose de todo lo que el
suceso generaba para no reparar en su propia desdicha. En su soledad. En su
dolor. Después, cuando le dieron el alta, sus tíos se la llevaron con ellos a
vivir a Inglaterra. Desde entonces, hasta ahora, no ha vuelto a pisar la urbanización donde se crió. El sitio que ocupa un lugar muy especial en su
memoria y donde siempre fue feliz cuando estaba con los suyos. Es el momento de
emprender un viaje de ida y vuelta del presente al pasado, de empezar a
conocerse a sí misma porque todavía le queda mucho por descubrir y el camino
puede complicarse.
Y si el libro va tomando
forma, la vida de Alma, sus miedos, sus desvelos, va tomando fondo. Y también
lo hace la de aquellos que la rodean, personajes a los que la esperanza parece
haberles dejado de lado, porque todos llevamos una mochila y, algunos, parece
que colmada de piedras. Algo así le ocurre a Javier, a quien conocemos a través
de sus Cuadernos, que se debate preso de la incertidumbre entre si contar o no
a Alma un secreto del pasado, un secreto que puede acabar con su relación en
caso de descubrirse, pero que la va minando poco a poco, sembrando dudas,
despertando desconfianza.
Y las piezas van encajando,
tanto en el libro como a título personal a medida que Alma, a base de
reflexiones, se nos manifiesta como un personaje fascinante. Ya no es tanto
cuando razona sobre la literatura, sobre sus motivaciones personales a la hora
de escribir o de cómo hacerlo, que son fantásticas, sino cuando lo hace sobre
la verdad y la mentira, la realidad y la ficción, la culpa y la inocencia o a través de sus conversaciones con Beakker, otro personaje
inolvidable y decisivo en esta historia indeleble que casi parece un juego de
espejos donde la vida se proyecta como una presencia inquietante.
En definitiva, La sonrisa de los pájaros es esa novela que desde las primeras páginas ya sabes que has deseado leerla siempre, que las esperabas desde hace mucho tiempo, pero no la encontrabas. Y cuando la devuelves a la estantería, lo haces con una sonrisa en los labios, porque has encontrado un bálsamo para el alma, un bálsamo al que sabes que recurrirás tarde o temprano.
En definitiva, La sonrisa de los pájaros es esa novela que desde las primeras páginas ya sabes que has deseado leerla siempre, que las esperabas desde hace mucho tiempo, pero no la encontrabas. Y cuando la devuelves a la estantería, lo haces con una sonrisa en los labios, porque has encontrado un bálsamo para el alma, un bálsamo al que sabes que recurrirás tarde o temprano.