DATOS
TÉCNICOS:
Título: TODO EL BIEN Y TODO EL MAL
Autora: Care Santos
Editorial: Destino
Colección: Áncora & Delfín
ISBN: 978-84-233-5443-6
Páginas: 400
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta
Últimamente es como
si las lecturas que hago me manejasen y se dedicasen a hacerme guiños. Como si
las eligiese adrede para que todas ellas tuviesen algo en común. ¿Que me
enamora que una de las protagonistas de No es tiempo de peros sea una galga? Pues en la siguiente, Reikiavik, lo es un un rottweiler. ¿Qué
en Reina roja se alude a uno de los
personajes del archiconocido cuento de Lewis Carrol? Pues la siguiente novela
que leo, Los crímenes de Alicia,
trata sobre el mencionado autor. Todo esto por no contar de una manía
particular que tengo y que expuse hace unos días, en otra reseña, como es la de
poner banda sonora a casi todos los libros que pasan por mis manos… a no ser
que me la brinde el autor.
Y así llegamos a Todo el bien y todo el mal, la novela
de la que hoy os voy a hablar. Y es que resulta que en 1955 Carlos Eleta
Almarán compuso un bolero para una película mexicana que llevaría el mismo
título, Historia de un amor, que también
es la banda sonora de Todo el bien y todo el mal, la
última novela de Care Santos, una escritora de las pocas a las que sigo sin
faltar nunca a un título desde que leí Habitaciones cerradas y que seguiré de por vida aunque en el futuro se dedique a
publicar cursillos de macramé o la lista de la compra en distintos idiomas,
porque nunca decepciona, porque siempre enamora.
Care Santos (Mataró, 1970) es autora de diez novelas,
entre las que destacan Habitaciones cerradas (2011) ―adaptada a la televisión en 2014―, El aire que respiras
(2013), Deseo de chocolate (2014, premio Ramon Llull), Diamante azul (2015) y
Media vida (Premio Nadal 2017). Su obra ha sido traducida a más de veinte
idiomas, incluyendo el inglés, el alemán, el francés, el sueco, el italiano y
el holandés. Es colaboradora de El Periódico y de la revista Mujer Hoy.
Reina tiene un
marido, un exmarido, un amante, un hijo adolescente, un buen sueldo y un
trabajo que le apasiona y al que se dedica en cuerpo y alma. A Reina le gusta
su vida. Aparentemente lo tiene todo, o por lo menos eso piensa ella. Hasta
que, durante uno de sus viajes de trabajo, de repente sucede algo en su casa
que cambiará las cosas, y que le demostrará de la peor manera hasta qué punto
es vulnerable.
Así es como empieza
para Reina un largo camino de regreso a casa, en el que lo peor que tendrá que
afrontar no es la extenuante espera en un aeropuerto cerrado por una ola de
frío siberiano, sino el vértigo que le provoca revisar su vida en busca de la
verdad y tener que enfrentarse a ciertas preguntas incómodas: ¿Cuáles son las
personas de verdad imprescindibles en nuestra vida? ¿Qué consecuencias tienen
las malas decisiones? ¿Qué seríamos capaces de hacer en las circunstancias más
terribles? ¿Conocemos realmente a nuestros hijos? ¿Nos conocemos lo suficiente
a nosotros mismos?
Todo el bien y todo el mal es sin duda una de las
novelas más ambiciosas y valientes que ha escrito Care Santos, en la que nos
muestra la frágil telaraña de nuestras relaciones familiares y personales, y lo
complicado que resulta mirarse al espejo.
Decía Santiago
Rusiñol que quienes buscan la verdad merecen el castigo de encontrarla. Y es
que precisamente, la verdad, en la vida real está sobrevalorada. ¿Os imagináis
un mundo en el que cada uno pudiese decir todo aquello que piensa, según lo
piensa, a golpe de arrebato? Acabaríamos como en el Salvaje Oeste, o algo peor.
Sin lugar a dudas, yo preferiría otros valores para mi vida diaria, como la
generosidad, la empatía y similares, porque hacen la vida más fácil a uno mismo
y a los demás. La verdad hay que cogerla con pinzas. Claro que, en el terreno
de la literatura, ese es otro cantar, porque su búsqueda, en ocasiones, puede
ser la antesala para una historia asombrosa, como es el caso que nos ocupa y
nadie mejor que un personaje como Reina Genè para desnudarse ante nuestros
ojos.
Y es que Reina lo
tiene todo: un marido que la quiere, un hijo adolescente… la familia que
siempre quiso tener. También es cierto que tiene un exmarido con el que tiene que
pelearse más a menudo de lo que le gustaría porque tienen un hijo en común,
como excusa, o porque en realidad es un muñeco jodón con muchas ganas de
incordiar. Y también tiene un trabajo que le apasiona y le permite vivir como
siempre ha querido, aunque el camino para aunar todo ello no ha sido un camino
de rosas. Esta sería una primera capa en la vida de la protagonista de esta
novela. Porque, Todo el bien y todo el
mal, es una historia de capas, que no os quepa ninguna duda.
Unas capas que,
como las de la cebolla, necesitan una mano diestra que las sepa trabajar,
porque ya se sabe que cada capa exterior embebe las interiores y puede afectar
o ser afectada por las demás. Eso, que tampoco os queden dudas, lo ha hecho de
lujo Care Santos en esta novela.
Y como algunos ya
me conocéis o me vais conociendo, me ha venido a la memoria un cuento. Me temo
que soy una cuentista nata. ¿Recordáis el cuento de las capas de la cebolla?
Resulta
que en un huerto se cultivaban todo tipo de hortalizas y árboles frutales. Era
muy agradable pasear por los caminos de acceso a los bancales, o sentarse a
tomar el fresco a la sombra de los árboles. Hasta que un buen día empezaron a
salir cebollas de distintos colores, a cual más llamativo y resplandeciente. Resultó
que esos colores se debían a que en su interior tenían por corazón una piedra
preciosa. A cual más deslumbrante: desde rubíes a esmeraldas; zafiros o
aguamarinas.
Eran
tan vistosas que enseguida despertaron la envidia del resto de las hortalizas y
empezaron a tildarlas de peligrosas, nocivas para la salud e incluso vergonzosas
para un lugar como aquel. Y ellas, para protegerse, empezaron a desarrollar
capas y capas tras las que esconder su corazón.
Eso
sí, en una ocasión pasó un sabio por allí y se sentó a observar a las cebollas.
Les preguntó que por qué no eran en realidad como lo eran por dentro y ellas le
explicaron sus razones. El hombre se echó a llorar y la gente que lo observó
pensó que llorar cuando una cebolla nos abre su corazón era cosa de personas
inteligentes. Desde entonces, no hemos dejado de hacerlo.
Pues bien, con Reina Genè sucede algo similar en esta
novela. Cuando empezamos a conocerla en las primeras páginas se nos antoja como
una mujer frívola, tirando a estúpida. Se encuentra en Bucarest, a donde ha acudido por
motivos laborales, en la habitación de un hotel de lujo, encamada con su amante y comparándolo con su marido mientras
mantienen una relación sexual que parece no acabar nunca. Para colmo, su marido
le da mil vueltas. Y como las comparaciones son odiosas, nada mejor que una
buena excusa para salir del trance. Esta viene en forma de llamada telefónica,
que Reina atiende rauda y veloz para que de ese modo, Tom, pueda tomarse un
respiro. Solo que…
Solo que no es lo que ella esperaba. La llamada la
realiza su exmarido y es para comunicarle que Alberto, el hijo que tienen en
común, ha intentado suicidarse. Y el mundo, o su mundo, estalla en mil pedazos.
Rápidamente llama a su marido, para que vaya a hacerse
cargo del chico y a su hijo para cerciorarse de la verdad. A continuación,
reserva el primer vuelo con destino a Barcelona y se dirige al aeropuerto. De
camino, llama a a la jefa de recursos humanos de Newzer, la empresa para la que
trabaja, que tiene que volver a España por asuntos personales y que ella, a su
vez, informe a señor Mirchandani. Sin embargo, Reina no ha reparado en que
quince ejecutivos a los que debería entrevistar y que han viajado desde
cualquier punto del mundo, la están esperando. Y Reina empezará a desprenderse
de su primera capa: el trabajo y todas sus implicaciones. Desde las propias relaciones laborales y sus
vericuetos a cómo llegó a convertirse en la profesional más reputada del sector,
por no hablar de esa quimera llamada conciliación de la vida laboral y familiar
que ni se la conoce ni se la espera en determinados ámbitos.
Una vez en la terminal, Reina descubre que su vuelo se ha
retrasado y en un punto de información se entera de que una ola de frío
siberiano, que responde al nombre de “La Bestia del Este”, asola Europa y que
ningún aeropuerto europeo está operativo. Tampoco pueden darle más explicaciones.
Y comienza un periplo existencial donde debería haberse iniciado otro más
prosaico, aderezado con una atmósfera claustrofóbica, donde encontrar un lugar
donde sentarse es casi una misión imposible porque está rodeada de personas irritadas
superadas por las circunstancias.
Y la angustia se hace verbo y la única herramienta
disponible es un teléfono móvil al que sacar partido hasta agotar la batería. Y
se pone a ello como si no hubiese mañana. Y a medida que avanzamos en el
tiempo, en esta carrera contrarreloj contra los elementos, la ansiedad de la
protagonista va apaciguándose y entra en un periodo de reflexión. Poco o nada
puede hacer, excepto esperar. Y comienza a analizar el nudo gordiano en que ha
convertido su vida con la intención de cortarlo o desatarlo, pero resolviendo
como sea la deriva en la que se encuentra. Nos hará partícipes de sus
desatinos, sus miserias, los pasos dados en las direcciones equivocadas,
también en las correctas y, sobre todo, las mentiras sobre las que ha cimentado
su existencia, -algo realmente curioso cuando ella, precisamente, es una
psicóloga experta en detección de mentiras y lenguaje no verbal-, así como los
secretos guardados a cal y canto y que lo que hasta ahora consideraba certezas,
no son más que agua de borrajas.
Y las capas empiezan a caer, una tras otra, porque son
muchos los temas que aborda esta novela, a cual más impactante: desde la
maternidad a la adolescencia, unida indiscutiblemente a las relaciones que se
establecen entre padres e hijos con la novedad que representa el hecho de que
el hijo de una primera relación sea compartido con la segunda; es decir, hoy en
día el divorcio ha traído aparejado que la relación padre o madre-hijos tenga
una nueva variable: la posibilidad de convivir con un nuevo miembro que altere
la ecuación para hacerla más complicada y, normalmente, no por culpa de los
niños. A ello habría que añadir otras cuestiones como el alzheimer, los abusos,
la pedofilia, la investigación farmacéutica, las relaciones laborales, etc…
todas ellas tratadas con una minuciosidad exquisita y que dan como para
escribir un tratado por la cantidad de debates que pueden generar por sí mismas
dada la manera en que aquí se exponen. Otra cosa no será, pero la emotividad y
la inquietud están aseguradas.
Entonces descubriremos el auténtico corazón de Reina, un
diamante en bruto con muchas aristas, un personaje fascinante, complejo e
inolvidable. ¿Qué la hace tan especial? Quizás su modo de entender la vida o
quizás su fortaleza, su capacidad para reinventarse, su tenacidad. A lo largo
de las veinticuatro horas que Reina pasará en el aeropuerto de Bucarest, no
solo rememorará su propia vida, sino que por medio de flash-backs la
acompañaremos al interior de su alma en un viaje, eso sí, que abarcará
prácticamente un siglo y entonces, eso también, nos trasladaremos a Barcelona,
dejando la inhóspita terminal rumana.
Hasta ahora, solo he intentado hacer un bosquejo de la
trama porque ya de por sí me parece una historia fascinante que se vende por sí
misma; sin embargo, la novela va mucho más allá. Para que os hagáis una idea,
os voy a explicar la estructura que sigue la pauta de los vasos comunicantes y
que me ha parecido todo un acierto:
- Preámbulo: compuesto por cuatro cartas enviadas en 2017
por Leandro Vives, un profesor de la Universidad de Lleida a Reina Gené.
- Tres partes: Abarcan cien capítulos y están tituladas
como La Bestia del Este, la noche más oscura y Stunt Woman.
- Un epílogo titulado Intermedio, compuesto por una carta
enviada por Cristina, madre de Reina, a un religioso.
Pues bien, como os decía, he intentado centrarme con
mayor o menor acierto en la trama central. Sin embargo, tanto el preámbulo como
el epílogo, será el nexo de unión entre esta novela y su segunda parte, que se
publicará en breve con el título de Seguiré
tus pasos.
Todo el bien y todo el mal, más allá de tratarse
de una novela que narra la travesía existencial del alma de su protagonista, va
mucho más allá que todo eso, porque cuenta con unos ingredientes que la
convierten en una novela de una riqueza poco usual. Tiene un ritmo endiablado;
de hecho, es un falso thriller que transcurre a lo largo de tan solo
veinticuatro horas, pero también es el retrato pormenorizado de la sociedad
actual y cuenta con una galería de personajes bastante potentes. De nota.
Y es precisamente
esa falsa acción la columna vertebral de la novela, porque te atrapa en la
angustia de la protagonista y la haces tuya, porque a medida que vas pasando
páginas, la tensión, en vez de flaquear, aumenta.
Construido con una
velocidad extraordinaria y unos diálogos brillantes, los sentimientos de Reina
están presentes en todo momento porque, a fin de cuentas, esta es la historia
de un amor como no hay otro igual, que le hizo comprender, todo el bien y todo
el mal.
Aaayyysss, qué ganas le tengo a esta novela! Y qué reseñón te has marcado!!! Lo único malo es escucharme cantar, que me voy a llevar todo el día con la canción...
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues yo también estoy con Santiago Rusiñol y contigo en eso de que la verdad hay que cogerla con pinzas. Un cuento muy emotivo con el que nos has sorprendido pero que se ajusta muy bien al personaje de esa Reina que brilla con luz propia en la novela. En fin, como siempre una señora reseña. Besos
ResponderEliminarMe gustó muchísimo "Habitaciones Cerradas" y le tengo muchas ganas tanto a esta novela como a "Media Vida". Las novelas las tengo ahora solo falta encontrar el hueco para leerlas (lo más difícil).
ResponderEliminarBesotes
Hola.
ResponderEliminarPues pese a la estupenda reseña este libro, por más opiniones que leo sobre él, no termina de llamarme nada la atención así que, nuevamente, lo dejo pasar.
Un saludo.
Pues si socia eres una cuentista nata, y mira que me gusta a mi perderme en tus reseñas para ver que descubro de nuevo y bueno, y esa historia de las cebollas me ha enamorado y tu reseña también, ahora bien eres más bruta que un arao y me vas a perdonar que te lo diga, como que vas a leer la lista de la compra de Care Santos, por bien que escriba le ves necesidad? y Lo de los manuales de Macramé sinceramente no lo veo, no le des ideas a la autora y que siga deleitándonos con sus historias. Por cierto sí, el ex es un muñeco jodón, pero enorme, en eso te doy la razón y Reina un personajazo como la copa un pino, y con el permiso de ella me enamoró Cristina y la Reina abuela
ResponderEliminarMe encanta la autora, así que caerá por casa sí o sí, además lo estáis poniendo requetebien!
ResponderEliminarBesotes
No he leído nada de esta autora. Me estoy animando mucho con tu reseña, aunque a la vez me da un poco de vértigo por todos los temas que trata y en los que podemos vernos reflejadas muchas mujeres maduras. Un abrazo.
ResponderEliminarPedazo de reseña! Da gusto leerte!! Te sigo!
ResponderEliminarYa tengo apuntada esta novela en mi infinita lista de lecturas pendientes pero con tu reseña no puedo seguir mucho más tiempo sin haber leído a esta autora, así que seguramente será la primera obra suya que lea (y la pila de libros es ya casi una torre!!).
Besitos!
La verdad es que me ha resultado una novela muy completa, repleta de sentimientos en que la angustia, tal cual lo pones tú en esta entrada, es uno de los hilos que mueve a todos los personajes. Como siempre, me ha encantado tu reseña y la historia de las capas de la cebolla, no la conocía al completo, buenísima comparación con Reina.
ResponderEliminar¡Hola! tengo a la autora super pendiente y no se, tras leer la sinopsis y tu opinión me ha dejado cn muchas ganas..
ResponderEliminarPor cierto, no conocía tu blog y ya te sigo. Te dejo mi blog por si te gusta también y quieres seguirme: leerenlaluna.blogspot.com.es
Te leo y estaré comentando por aquí en próximas publicaciones:D
Besos!
Me alegra leer lo mucho que te ha gustado este libro.
ResponderEliminarYo aún no he tenido la oportunidad de leer nada de esta autora, pero por lo bien que pintas este libro puede que en algún momento me decida a darle esa oportunidad.
Nos vamos leyendo.
¿Mi Tesoro? Libros
¡Hola! ^^
ResponderEliminarNo leído ningún libro de esta autora, pero creo que tengo alguno apuntado. Tomo nota de este también, que tiene pinta de estar muy bien.
Besos!
Pues oye..., que me dejas con muchas ganas. ¿Sabes? A Care Santos la tengo en mente como una escritora de novelas juveniles y no es así, no es así únicamente. Igual me animo con esta
ResponderEliminarEs genial lo de ponerle banda sonora a los libros que lees!!
Besos
¡Hola!
ResponderEliminarPues no conocía a la autora, pero el libro tampoco me llama demasiado la atención.
No conocía tu blog, pero te he visto entre los comentarios de otro y me he pasado a verte. Te sigo, así que sería estupendo verte por mi blog también :)
Saludos.
Bueno bueno que me estoy arrepintiendo mucho de no haber participado de la lectura, voy a tener que leerla yaaaa joo que buena reseña!! Genial
ResponderEliminarJo, pues precisamente me estrené leyendo a Care Santos con "Habitaciones cerradas" y me la habían puesto taaaaaaaan maravillosa que me decepcionó un poco. Y desde entonces no he vuelto a leer nada de esta autora...
ResponderEliminarQue grande la novela y q enorrrrme tu reseña. Cebollas y cebollas, capas y capas y con Reina... En casa del herrero cuchillo de palo. Mil besos.
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