lunes, 4 de febrero de 2019

NO ES TIEMPO DE PEROS, de David Jiménez "El Tito"



DATOS TÉCNICOS:


Título: NO ES TIEMPO DE PEROS
Autor: David Jiménez “El tito”
Editorial: Versátil
Colección: Off Versátil
ISBN: 978-84-17451-31-8
Páginas: 416
Presentación: Rústica con solapas




Ser bloguero es un deporte de riesgo. Continuamente tienes que luchar contra los elementos. De todo tipo. Es una actividad, en particular la de aquellos que nos dedicamos a hablar de libros, que tiene muchas particularidades. Para empezar, la curiosidad hace que estés continuamente oteando el horizonte en busca de nuevas lecturas, porque somos insaciables e inconscientes. Llenas tu casa de libros, porque también eres antojadizo, porque todo te tienta. Lo llevamos en el ADN. Y luego la vida no te da para tanto como quieres abarcar. Bueno, a algunos sí, pero esa es otra historia. El caso es que sí, acumulamos libros como si tuviésemos una extraña desviación del Síndrome de Diógenes. O algo así.

Por ello, de vez en cuanto, a algunos nos dan ataques de responsabilidad y, en mi caso particular, por mucho que me llame algún título, me tengo que reprimir, con lo que eso duele. Y es que no puedo estar a todo lo que se cuece y me voy dejando por el camino historias que podrían haberme alegrado por una temporada y eso es algo que, como diría Esperanza Gracia, me inquieta, me atormenta y me perturba.

Y como de esos barros vienen estos lodos, eso es lo que me ocurrió con Muertes de sobremesa, primera parte de esta trilogía que hoy terminamos en #SoyYincanera con No es tiempo de peros. No pude leerla en su momento y cuando abordamos en esta misma iniciativa la lectura simultánea de Inspector Solo, lo lamenté especialmente. Mucho. Lo tuve claro desde el principio, con ese arranque monumental de la novela que me hizo fibrilar como pocas veces me ha pasado y viendo que estaba exquisitamente contextualizada. Seguí leyendo porque era imposible parar. Ni para respirar. ¿Sabéis por qué? Porque la trama era farlopa de la buena, de la que toman los profesionales del “bisnes” y maleantes de alta ralea y yo, una yonki de la corrupción al borde del abismo, no me pude resistir a esa droga. Necesitaba que corriese por mis venas al mismo ritmo que Marcial se adentraba en las cloacas de Cartagena, devorando esa historia tan intensa como oscura protagonizada por un personaje único, irrepetible, al que llevaba años esperando.

Así que, para ir entrando en faena, desde aquí os avanzo que, de David Jiménez, hay que leerse hasta lo que viene después del punto y final de los agradecimientos. Incluso las páginas en blanco, por si acaso. Tenía que haber leído Muertes de sobremesa antes, lo repetiré mil veces para que no os pase como a mí. O solaparla. Pero no hubo manera. Los astros se confabularon contra mí. O cualquier otra cosa sin que parezca una excusa.

Y ahora sí, vayamos con la reseña, que no es tiempo de peros…



David Jiménez Martínez (Cartagena, 1978). Es licenciado en Biología por la Universidad de Murcia. Después de haber desarrollado su carrera como biólogo en el ámbito del control de calidad, en la actualidad ejerce en Castellón como agente marítimo de Vigilancia Aduanera, un cuerpo policial adscrito a la Agencia Tributaria que se encarga de la represión del contrabando.

Tras colaborar durante unos meses con Castellón Noticias redactando artículos sobre novela negra, decidió dar el salto a la literatura y escribió Muertes de sobremesa, con la que consiguió abrirse un hueco en el difícil panorama literario contemporáneo. Con ella se inició la serie de Marcial Lisón, que continuaría después con Inspector Solo y ahora con No es tiempo de peros.



Zoe Ochoa ya no es esa policía tímida que no se atrevía a mirarlo a la cara. Marcial Lisón ya ni siquiera es policía. Ambos han pagado un peaje demasiado alto por trabajar al margen de la ley. Ahora lo único que los une es una causa común: encontrar al Cazador.

Pero compartir un objetivo no los convierte en compañeros, solo en socios; unos socios que tendrán que lidiar con una relación amor-odio basada en engaños.

Para Zoe, Marcial es el mejor medio para descubrir al verdadero culpable de la muerte de su novio. Para Marcial, Zoe es la única compañía humana que no le resulta insoportable.

La búsqueda del Cazador los une en un nuevo caso, pero esta vez nada será igual. Marcial ya no tiene una placa que le impida desafiar las normas, y Zoe simplemente ha dejado de cumplirlas. Ambos iniciarán un descenso a los suburbios de Cartagena en la investigación de una trama de blanqueo de capitales que salpicará de sangre los cimientos de la ciudad.




Puede que sea una estupidez lo que voy a decir a continuación y no sé si os pasará a vosotros, pero a mí sí y con asiduidad, que cuando un libro me gusta mucho, le pongo banda sonora. Es verdad que en ocasiones, y cada vez más, hay autores que lo hacen, aunque no es lo más usual y soy yo, bien por lo que un escenario concreto me sugiere, bien por lo que hace un personaje –generalmente el protagonista-, por su personalidad o por su actitud ante los acontecimientos que le sobrevienen que lo identifico con una canción. O con varias llegado el caso. Por eso, cuando conocí a Marcial Lisón, o Marcial a secas, una canción rondó mi cabeza: Walk on the Wild Side, de Lou Reed, si bien es cierto que, siendo mi canción preferida, era fácil que me viniese a la cabeza con facilidad dado que el protagonista de esta trilogía es un hombre que, por encima de todo, camina con soltura por el lado salvaje de la vida, sorteando a su antojo, también con mucha destreza, la ley. Claro que, la segunda canción que me vino a la cabeza no podía ser otra que Under Pressure, cantada, eso sí, a dúo por David Bowie y Freddy Mercury, por mucho que en el móvil del exinspector, clavado en el techo con puntas oxidadas, suene Tú sin braguitas y yo sin calzones, de Kutxi Romero. 

Y podría seguir mencionando canciones, si hablamos de su trama. Claro que aquí podría extenderme hasta el infinito, porque pocas veces podrás encontrar tantos temas, tantos sentimientos, tantas circunstancias, tanta intriga, tanta crítica social, tanto todo... Podría decirse que David Jiménez ha encontrado el vellocino de oro y nos ha pergeñado una tragedia cuasi griega con todos los elementos y sus características. De hecho, en el protagonista de No es tiempo de peros -así como de toda la trilogía-, se aprecian los valores más apreciables tanto de hoy en día como de la antigüedad, como son la lealtad o la generosidad por mucho que lo quiera ocultar bajo el manto del ostracismo. Sin embargo, su compañera Zoe, aquella que supo romper la coraza de sus sentimientos, pone el contrapunto. Y es que aquella muchacha que pecaba de pacata, que obedecía sin rechistar, fruto de una mala experiencia -posiblemente una de las peores por las que pueda pasar una persona- se ha subido a lomos del caballo de la venganza y parece haberse mimetizado en ella. De hecho, si buscas su definición en el DRAE, aparece su foto.

No obstante, una vez terminada la novela, impactada y bloqueada como pocas veces me he sentido, tuve que hacerle la Prueba de las Tres Rejas, para poder recomendarla. Os la explico:




Hay veces en que recurrir a un cuento tradicional para transmitir aquello que, en principio, queremos decir es lo más cómodo. Sobre todo, porque todos invitan a la reflexión y se pueden aplicar a cualquier escenario. Por eso, hoy, para quienes no lo conozcan, os quiero hablar de la prueba de las tres rejas:

El joven discípulo de un filósofo llegó un día a su casa  con intención de informarle que un amigo suyo estaba hablando mal de él. El sabio ni se inmutó y al notar la inquietud de su aprendiz, le preguntó: ¿Cumple esa información la prueba de las tres rejas?. ¿Las tres rejas?, -preguntó el muchacho-. Y el maestro se lo explicó:

- La primera reja es la de la verdad. ¿Estás seguro que lo que me ibas a relatar es absolutamente cierto? El alumno aclaró: No, simplemente me lo han contado.

- Imagino que entonces habrás pasado la información por la segunda reja, la de la bondad. ¿Esa advertencia es buena para alguien?. No, al contrario; de hecho, puede ser nefasto, respondió.

- Entonces, supongo que habrás tenido en cuenta la tercera reja, que es la de la necesidad. ¿Es necesario que sea sabedor de eso que te parece tan inquietante?. No, necesario no es, contestó el discípulo.

- Por lo tanto, terció el filósofo, si no es cierto, ni bueno, ni necesario, mejor lo olvidamos.

Pues bien, siempre que reflexiono sobre algo (normalmente temas personales que me puedan afectar) y me acuerdo de esta Prueba, lo paso todo por el tamiz de las rejas y saco conclusiones. No falla. Así que he hecho la prueba con No es tiempo de peros y este ha sido el resultado:

- Reja Uno: La verdad. Todo lo dicho en esta reseña es rigurosamente cierto. Está basada en las sensaciones que me ha sugerido la lectura de la novela. No hay ninguna impresión proveniente de un tercero. Es posible que pueda coincidir con muchas otras reseñas publicadas en la red, algo bastante habitual cuando una historia alcanza rango de memorable y altamente recomendable, pues, a fin de cuentas, ante lo bueno es muy fácil escribir bondades y quitarse el sombrero ante quien sea.

- Reja Dos: La bondad. Esta reja, en concreto, no me ha costado nada traspasarla, porque entiendo que es bueno que se conozca y se difunda que una obra en concreto merece la pena. Sobre todo entre la comunidad bloguera que, como decía al principio, siempre andamos buscando mirlos blancos que llevarnos a los ojos. Hay mucha competencia, son miles los libros que se publican cada año y el tiempo de que disponemos es finito, por lo que estar al corriente de qué es lo mejor, es importante. Y lo mismo debería aplicarse en sentido contrario, porque todo lo que se dice desde la verdad, aunque sea en sentido contrario, siempre es bueno, por lo que de honesto hay, para el lector.

Reja Tres: La necesidad. En este caso, esta reja guarda relación con la anterior. Sí, es necesario que el futuro lector sepa de esta novela y más concretamente si le puede interesar la temática. Por otro lado, soy de las que piensan que cuando un escritor lanza su obra al mercado, el libro ya no le pertenece, sino que es patrimonio de quien lo lee. Sin embargo, si esa lectura nos ha gustado, nos ha conmovido o hemos disfrutado en el envite, también es necesario hacérselo saber a él y al resto de sus potenciales clientes. Quid pro quo.


Y como no quiero extenderme mucho en la trama, porque a fin de cuentas estamos hablando de la tercera parte de una trilogía espectacular, voy a ir apurando, mencionando que la acción transcurre en Cartagena, ciudad natal del autor. Eso sí, no esperes encontrarte con los escenarios que te recomendarían seguir en la Oficina de Turismo, ni a descubrir un itinerario arqueológico o un simple paseo por la bahía o el puerto con vistas a los montes de Galeras y Julián. No. Marcial -y Zoe- son más de trajinar por los barrios marginales donde anidan los delincuentes de la peor calaña, acompañados de yonkis y camellos en estrecha comunión.  Eso sí, que no se te olvide que en No es tiempo de peros, hay corrupción por los cuatro costados: se respira, se palpa, se ve, se huele, se escucha y se siente, asesinatos, deslealtades, odio, palizas, torturas, sobornos, cohechos y todo lo que te puedas imaginar y un poco más.






Si te gusta la novela negra, No es tiempo de peros es más negra que ninguna. Pero si simplemente te gusta leer, pocas novelas encontrarás a su altura, porque incluso entre la depravación, la perversión el odio y la venganza se puede encontrar poesía. La pone David Jiménez, "El Tito" y te aseguro que te sorprenderá su pluma. De nota.

Si te gustan las novelas de personajes, No es tiempo de peros es tu novela. Los hay como para una boda, de todos los estilos, clase o naturaleza. Eso sí, sobre todos ellos se alza Marcial. Y los eclipsa. ¿Por qué? Es muy sencillo:  Él es el personaje. Mi personaje. Porque da igual si te has leído la trilogía entera, si has empezado por este libro o por el anterior. El magnetismo de Marcial es de tal calibre, que la trama –que es impecable- queda en segundo lugar. Porque Marcial no son solo sus actos. Es lo piensa, lo que dice, lo que siente… incluso lo que hace y lo que deja de hacer. Porque esa necesidad de autodestruirse que arrastra parece que no tiene fondo, salvo cuando toma el timón Sola, la galga en la que vuelca esa sensibilidad que esconde como un tabú. Porque su lealtad no tiene límites. Su generosidad, tampoco. Solo hay que rascar un poco en la superficie. Y Zoe, con él y a su lado brilla, sin él solo es la sombra de lo que fue... ¿O puede que esté en vías de corregirse?



13 comentarios:

  1. Como ya nos tienes acostumbrados, tus reseñas son un derroche de originalidad. Me ha encantado lo que cuentas y como lo cuentas, además de estar totalmente de acuerdo con tu valoración. Un novela de las que dejan huella. Besos

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado tu reseña, genial. Coincido contigo en todo creo que David ha creado el Personaje ideal para una buena novela negra y habiendo tenido la suerte de ir leyendo año tras año sus novelas he visto un crecimiento abrumador como autor. Le seguiremos la pista.

    ResponderEliminar
  3. No veo yo a Zoe en vías de corregirse, si no más perdida si cabe con ese final de No es tiempo de peros. Coincidimos en apreciaciones y me gusta tu forma de presentar las reseñas, nunca sabes que vas a aprender en ellas, hoy me llevo la prueba de las tres reglas, y le voy a dar uso

    ResponderEliminar
  4. Pedazo de reseña que te has marcado, amiga...
    No esperaba menos, pero te has superado. Y ese cuento de la tres rejas, clavado!!!! . Gracias, como siempre por tu magnífica reseña que pone el broche de oro a otra lectura simultanea de esa grandísima iniciativa , no sólo lectora, que es #SoyYincanera. 😘

    ResponderEliminar
  5. Reseñón, reseñón! Ya estaba convencida de que tenía que leerlo, de que tengo que disfrutar de la trilogía entera. Pero leer tu reseña ha sido un auténtico placer. Y ese cuento de las tres rejas me ha conquistado.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  6. Por ahora no entra en mis planes de lectura, lo voy a dejar pasar.

    Saludos

    ResponderEliminar
  7. ¡Menuda reseña! Me ha gustado la forma en que la has abordado y coincido contigo punto por punto. Para mí Marcial, de todo el elenco que no es poco, incluida Zoe, me ha parecido un personaje extraordinario que actúa en consecuencia con lo que piensa. Quizá le hubiera restado alguna cerveza, aunque también creo que, de no ser así, lo miraría con otros ojos. Ha sido una lectura intensa, negra muy negra a la que no le falta ningún ingrediente.

    ResponderEliminar
  8. Muy buena reseña, como siempre. Me encantan tus alusiones a la música que te provoca la lectura y que siempre dejas escritas en tus reseñas. Me gusta mucho la frase de "Cartagena salpicada de sangre". Describe perfectamente lo que nos encontramos en esta entrega, la Cartagena profunda, y además salpicada de sangre, porque no hay lugar a donde acudamos con Marcial o con Zoe, donde no nos encontremos a un muerto. Una trilogía yincanera, yincanera. Quizás me ha dado pena ver en lo que Zoe se ha convertido... pero....

    ResponderEliminar
  9. Ains, me has dejado con ganas de leer el libro, pero empezaré por el principio, por el primero de la trilogía, que no me quiero perder nada...
    Besos

    ResponderEliminar
  10. Una reseña a tu altura, como todas las que escribes y con las que siempre sorprendes. Para mi Marcial tiene que continuar, es un personaje muy atrayente. El autor me ha sorprendido para bien y su evolución ha ido mejorando con cada novela. Besos

    ResponderEliminar
  11. Hola.
    Acabo de leer otra reseña sobre este mismo libro y si ya tenía pendiente leer esta trilogía tu reseña no hace más que crearme ansías, así que, a ver si puede ser más pronto que tarde el ponerme con la primera parte.
    Respecto a lo de poner música a los libros o los personajes no eres la única.
    Un saludo y gracias por una reseña tan buena.

    ResponderEliminar
  12. Otra serie que tengo pendiente pero tengo otro orden de preferencias ahora mismo.

    Besos.

    ResponderEliminar
  13. Original, sin duda, tu forma de recomendar la novela pasándola por la prueba de las tres rejas. Me has convencido, y creo que deberíamos, como tú, aplicarla en muchos momentos de nuestra vida. Con respecto a la novela, coincido en que David ha creado un personaje de diez, el personaje, como bien dices, pero los que lo acompañan no se quedan a la zaga, especialmente Zoe, pese a la evolución "negativa" de su personaje. Siempre nos quedará el amor de Sola hacia Marcial, y el cariño que ambos se profesan. Personalmente, he quedado huérfana, con ganas de más Marcial, de más Zoe... de más paseos por los barrios más negros de Cartagena (los que no te enseñan cuando vas de visita turística), y quiero más de David, que ha demostrado que ha evolucionado como autor, se ha crecido, y esperamos sus nuevos proyectos como agua de mayo. Y si en un futuro decide retomar la figura de Marcial, personalmente le estaré muy agradecida.
    Fantástica reseña, como todas las tuyas, y me ha gustado mucho la banda sonora que has buscado a la trama.
    Besos.

    ResponderEliminar