DATOS TÉCNICOS:
Título: EL TALLER
DE LIBROS PROHIBIDOS
Autora: Olalla García
Editorial: Ediciones B
ISBN: 978-84-666-6433-3
Páginas: 576
Presentación: Tapa dura con
sobrecubierta
El pasado 18 de octubre salió a la venta El
taller de libros prohibidos, pero no sería hasta más tarde cuando tuve conocimiento
de su publicación. Y tengo que admitir, además, que cuando Eva, la
administradora del blog La historia en mis libros me habló de él con la
vehemencia que lo hizo porque para ella, especialista en novela histórica, le
parecía un título fundamental y una oportunidad única para disfrutar de su
lectura, me sentí algo desconcertada, porque el libro me sonaba a antiguo. Eso
sí, enseguida me di cuenta que el título era prácticamente el mismo que otro
que había leído hace años y que me impresionó en su día: El taller de los libros prohibidos, de Eduardo Roca. Ya veis, cuestión de un artículo.
El caso es que, aun así, eso no tiene
justificación con el hecho de que últimamente presto poca atención a la novela
histórica. Y me da mucho coraje, pero no me da la vida para tanto como quiero
abordar y, cuando me encuentro con historias como las que en este libro se
narran, me doy cuenta de que quizás, aunque fuese solo un poco, debería prestar
más atención a este género, que siempre me ha fascinado, pero que tengo más
abandonado de lo que me gustaría.
Olalla García (Madrid, 1973). Licenciada en
historia por la Universidad de Alcalá de Henares, cursó estudios de posgrado en
Bolonia y París, especializándose en historia antigua de Persia. Compagina su
actividad de escritora con la docencia y la traducción literaria.
Hasta la fecha, ha publicado seis novelas:
- Ardashir, rey de Persia (2005).
- Las puertas de seda (2007).
- El jardín de Hipatía (2009).
- Rito de paso (2014).
- En tierra de Nadie (2016).
- El taller de libros prohibidos (2018).
Alcalá de Henares, 1572. La joven librera Inés
Ramírez acaba de quedar viuda y ha de ponerse al frente del negocio familiar.
Pronto descubre que su esposo poseía la clave de acceso al único ejemplar de un
libro prohibido, cuya desaparición había sido ordenada por el poder político y
la Iglesia siglos atrás.
Con la colaboración de Pierre Arbús, un
oficial de imprenta francés, inicia la investigación. Tendrá que tratar con
personajes de todo tipo: maestros impresores, eruditos, delincuentes, nobles de
alta cuna. Y todo bajo la sombra omnipresente de la Inquisición, que vela por
controlar el pensamiento y la palabra, y la estricta censura de Felipe II.
“Historia y Novela son conceptos antitéticos, pues mientras que la Novela es una ficción, la Historia es la exposición imparcial y objetiva de una verdad. O al menos eso deberían ser una cosa y otra. Partiendo de esa realidad, ¿no estamos ante una paradoja?; ¿cómo es posible la existencia de eso que llamamos novela histórica?” (A. Gómez Rufo).
Comienzo esta reseña citando a Antonio Gómez
Rufo, pero sin ánimo de polemizar acerca de géneros y etiquetas, sino todo lo
contrario. Es cierto que siempre me he mostrado reacia a clasificar cada novela
que leo, porque cada lector tiene una opinión al respecto y lo que para uno es
blanco, para otro puede ser negro, por no entrar a cuestionar el amplio abanico
de grises. Y todo ello aderezado, para más inri, con que hoy en día lo más habitual
es encontrarse con obras en las que se combinan a la perfección distintos
géneros.
Pero no, mi intención es otra. Esta cita me ha
estado rondando en la cabeza como lo hace un lobo con la luz de la luna,
mientras leía la novela. Y no es la primera vez que me pasa cuando leo un libro
que destila tanta verosimilitud, tanta certidumbre, tanta autenticidad. Ahí
radica la grandeza de El taller de libros prohibidos. Porque, verdad
objetiva en la intrahistoria, si nos ponemos estupendos, pues seguramente no la
haya, pero todo lo anterior, desde luego que sí. Sin embargo, los datos están
para documentarse. ¿Y cómo ha conseguido Olalla García transmitir eso con una
historia que, además, es fascinante? Muy sencillo: apoyándose en tres pilares fundamentales:
- El primero, sería el marco histórico.
Ante todo, tiene que ser lo suficientemente atractivo como para seducir al
lector. Si además no está muy trillado, mejor que mejor. Y Alcalá de Henares,
en pleno siglo XVI durante el reinado de Felipe II, es un buen ejemplo de ello.
La ciudad se encontraba en su mejor momento a nivel económico, social y
cultural. Olalla García inicia la trama de esta novela en 1572, seis décadas
después de que el Cardenal Cisneros fundase la Universidad Complutense, el
primer campus universitario del mundo. Este hecho, que no es baladí, trajo
aparejada la proliferación de imprentas, talleres de encuadernación, librerías
y todo un gremio de trabajadores que giraba en torno a este mundillo.
Es en ese entorno en el que conocemos a Inés
Ramírez, la protagonista de este relato. Acaba de quedarse viuda hace unos
pocos meses y se ve abocada a ponerse al frente del taller de encuadernación y
la librería que hasta su muerte dirigía su esposo. Ni siquiera puede esperar a
que se cumpla el luto reglamentario según las costumbres de la época cuando, casi
por casualidad, descubre un arcón escondido en un lugar secreto y cuyo
contenido la deja perpleja, pues esconde en su interior una carta que le
permitirá, echándole ingenio, conocer el paradero de un libro prohibido desde
hace siglos y la evidencia de que la economía familiar se nutría de algo más
que del trabajo que se llevaba en el taller de manera legal.
Contará con la ayuda de Albertillo, el
aprendiz del taller y de Pierre Arbús, un oficial de imprenta que trabaja en el
de su cuñado. Esto les posibilitará, a su vez, codearse con personajes de todo
tipo: desde nobles de alta alcurnia como delincuentes de medio pelo, pasando
por el gremio al que pertenece desde la cuna.
Pero no eran buenos tiempos para lírica,
porque del mismo modo que la luna tiene una cara oculta, en aquellos tiempos
había un problema que, a más de uno, no es que le amargase la vida, sino que se
la llevaba por delante. Sí, la Inquisición estaba al acecho y, a nada que
podía, causaba estragos. Porque esta institución, controlada por la monarquía y
concebida como un tribunal de la Iglesia Católica, tenía la potestad de juzgar
la ortodoxia religiosa y luchar contra la herejía. Y en lo que respecta a los
libros, encontraron un filón. A fin de cuentas, eran la rendija por la que se filtraban
las ideas… o la que servía para que llegaran a muchos. Con el florecimiento de
la imprenta, los libros cada vez eran más asequibles para más gente, no solo
para unos pocos escogidos y, para rizar el rizo, la reforma protestante estaba
en pleno apogeo.
De hecho, la novela comienza con tres
extractos de la Pragmática de Felipe II del 7 de septiembre de 1558 y, en el
primero de ellos, ya se alude a los Reyes Católicos, que fueron los primeros en
ordenar la supervisión de los libros, estableciendo que eran los reyes quienes
tenían el derecho de conceder las licencias de impresión. Más tarde, durante el
reinado de Carlos V, se empezaron a publicar los primeros Edictos e Índices
prohibitorios y expurgatorios. Se redactó por aquel entonces un catálogo de
libros prohibidos y condenados por la Inquisición.
- En segundo lugar, en El taller de libros
prohibidos nos encontramos con unos personajes perfectamente
caracterizados, con una personalidad firme y contundente en particular en
el caso de los protagonistas, pero que se puede extender al resto de
secundarios.
Porque si hay algo que destaca en esta novela
es la cantidad de personajes que aparecen. Personajes ficticios sobre los que
se articula una trama exquisita y que, curiosamente, son los menos, ya que son
los personajes reales quienes llevan todo el peso de la historia. El cómo
cohabitan es todo un alarde de buen gusto y de mucho oficio. Y son precisamente
estos últimos, los personajes reales, a quienes la autora parece rendir un
merecido homenaje. Y el lector no se puede sentir de otro modo que agradecido
por dárnoslos a conocer.
Y no voy a negar que he disfrutado lo que no
está en los escritos adentrándome en sus vidas, asistiendo a esas pildoritas de
historia con las que Olalla García nos va introduciendo en un período tan
fascinante como incierto, en el que unos hombres -y mujeres- realizaban una
labor encomiable, moviéndose continuamente en el alambre porque el Santo Oficio
(telita marinera el eufemismo) y las leyes de la época no es que les pusieran
palos en las ruedas, sino que ante el menor parpadeo, se jugaban la vida la
mayor parte de las veces en un sinsentido digno de estudio.
Estos personajes a los que me refiero son los
que trabajaban bien como operarios, bien como patronos, en los talleres de
imprenta y a los que la fortuna situó en el peor de los escenarios en una época
imposible para según qué oficios. A muchos de ellos los conoceremos por
referencia, porque han formado parte de la vida de algunos personajes que sí
tienen relevancia en la trama. De hecho, tenemos el caso de Pierre Arbús,
que comenzó su carrera como aprendiz en el taller de Pierre Régnier, un
maestro tipógrafo afincado en Barcelona y originario de Normandía. Casado con
Isabelle, ambos fueron encarcelados y juzgados por la Inquisición, bajo
sospecha de «luteranismo». Él acabó siendo condenado a seis años a galeras y
ella a morir en la hoguera. No obstante, los recelos sobre ellos venían de
antaño, motivo por el cual, Samsó Arbús, el hermano de Pierre, le alertó
sobre ello para que se cambiara de taller. Y lo hizo, yéndose a trabajar como
oficial para el rival de su mentor, Claudí Bornat, por lo que este nunca
se lo perdonó. De ahí que cuando Pierre quiso alertarle del peligro que se
cernía sobre él, ni le escuchó. Su esposa sí que lo hizo, aunque cayó en saco
roto, porque ella pensaba que sus requerimientos iban en otro sentido y se
comportó como una desagradecida. O puede que peor, porque le juró venganza y
vaya si la hubo… hasta el punto de que toda su vida se vió hipotecada, de
pronto, por una confesión por escrito y que puso a disposición de un tercero.
En ella, le acusaba de un delito sobre el que la Inquisición no tendría reparos
en juzgarle y condenarle, como ocurrió con sus amigos Adriaan de Alkmaart
y Étienne Carrier, a los que conoció en el taller de Régnier, formando
un trío invulnerable, ya que se profesaban una amistad franca e inquebrantable.
Los dos fueron procesados y condenados, acusados de herejía aunque, en el caso
de Étienne, también por bigamia. En diciembre de 1572 llega a la imprenta de Juan
Gracián, dispuesto a trabajar como oficial tirador y poder librarse de la
espada de Damocles que pende sobre su cabeza, haciendo todo aquello que esté en
su mano para conseguirlo.
Y no serán los únicos personajes reales cuya
historia nos fascinará, porque en Alcalá de Henares, donde transcurre la
acción, nos toparemos con otros tantos que harán nuestras delicias. Desde
libreros de reconocido prestigio, como Benito Boyer, uno de los libreros más
notables del siglo XVI, que aunque residente en Medina del Campo, surtía de
existencias a los libreros alcalaínos, ya que llegó a tener uno de los
almacenes más colosales de la época o Blas de Robles, que llegó a convertirse
en el Librero del Rey, título honorífico creado a propósito para él aunque
luego lo heredaría su hijo, pasando por nobles de alta cuna, por
eclesiásticos o delincuentes de todas las raleas.
- En tercer lugar, el lenguaje
utilizado, ya que gracias a él la autora es capaz de recrear aquel momento
histórico y rescatar su esencia. Es verdad que a lo largo del relato me he
encontrado con alguna palabra de la que no conocía el significado, pero estaba
tan bien contextualizado que no he tenido necesidad de recurrir al diccionario
(que, en las más de las veces hubiese sido en vano porque algunos de los vocablos
utilizados ya están en desuso), ni al glosario que hay al final del libro,
aunque no voy a negar que al finalizar sí que le eché un vistazo por curiosidad,
sobre todo por los tecnicismos que hay del mundo de la imprenta. De igual
manera, me sorprendió la facilidad con la que era capaz de crear una atmósfera
única mediante la cual conseguía acercarme con facilidad a las costumbres de la
época. Otra cosa es que las compartiese, pero también es cierto que en
ocasiones me hacía reflexionar con determinados aspectos.
En este apartado, también me gustaría hacer
una breve mención sobre la estructura de la novela, que está dividida en un
Preámbulo, donde aparecen tres extractos de la Pragmática de Felipe II del 7 de
septiembre de 1558. Cada uno de ellos hará referencia a cada una de las partes
en las que se divide la historia:
Primera parte. Negocios importantes
Segunda parte. Una doctrina escandalosa.
Tercera parte. Muy graves daños.
Al finalizar el libro, nos encontraremos con
la Dramatis personae y un Glosario.
Creo que, dentro de la narrativa, el género
más complicado a la hora de escribir es el de la novela histórica. No es fácil
y no solo por todo lo que puede representar la labor de documentación, sino por
el hecho de hacer ameno al lector el relato y conseguir que se involucre en una
época normalmente muy alejada de su realidad. Y os puedo asegurar que Olalla
García lo consigue con creces. Esa labor de documentación (quizás la parte
menos valorada por el lector) es palpable en cada página, pero para bien. No se
hace aburrida, sino más bien todo lo contrario, sientes ganas de indagar más en
el universo en que se desarrolla la acción, tanto en el marco histórico como en
las vidas de esos personajes reales que tanto color ofrecen en un mundo tan
sombrío. A medida que interactúan entre ellos, somos conscientes de cómo
funcionaban entonces las relaciones sociales y comparar se hace inevitable por
el machismo que imperaba entonces, porque el papel que dejaban a la mujer era
el de simple adorno cuando se trataba de aquellas que tenían un status
determinado o como mulas de carga si pertenecían a un estrato inferior. Además,
ayudaba poco la injerencia de la Iglesia, que manipulaba a la sociedad hasta
límites insospechados. Con un despotismo brutal.
Por todo ello y por lo que me dejo en el
tintero, solo puedo decir que El taller de libros prohibidos es una
novela redonda en todos los sentidos: la universalidad de los personajes es más
que patente, la labor de documentación es exquisita y, lo más importante, la
intriga está asegurada desde el primer momento, lo que unido a un desenlace
divino, solo me queda recomendarla como una de las mejores novelas de este
género que puedas leer en mucho tiempo.
Hola. Desde luego que lo destacable del El Taller de Libros Prohibidos es su base historica. Es todo un arte escribir una novela historica. A parte de eso, si me interesado descrubrir la trama y conocer la rigidez de la sociedad. Para mí ha sido una lectura lenta para poder asimilar bien lo que leía. La cantidad de personaje ha dificultado llevar fluidez cuando leía. La pena mía es que no he sabido disfrutar, siempre me pasa con una novela historica. Besos.
ResponderEliminarHola preciosa!
ResponderEliminarUhhh! te comprendo perfectamente, a mí también me gusta mucho la novela histórica pero es que no me da la vida para leer tanto, y últimamente la tengo un poco dejada, ya le había echado el ojo a esta y después de leer tus impresiones creo que me voy animar con ella.
−Fantasy Violet−
Besotes! ♥
La labor de documentación de la autora es impresionante. Y me ha gustado como ha sido capaz de plasmarlo todo y de forma muy entretenida. Una de las mejores novelas históricas que he leído últimamente. Una reseña de diez!!!
ResponderEliminarBesotes!!!
Una reseña seria y que resume muy bien la novela. Sobre ésta suscribo totalmente todo lo que dices, me ha encantado y me ha hecho superar la resistencia que la novela histórica me producía. Ha sido una lectura muy interesante. Un beso
ResponderEliminarQue gran reseña y que bien felimitados esos tres pilares. Una novela como señalas redonda, de una autora a la que pienso seguir muy de cerca. Mil besos. 😘
ResponderEliminar¡Hola! ¿Sabes? Me pasa exactamente como a ti con la novela histórica. La tengo muy abandonada, (de hecho hace años que no la leo) y de siempre fue mi género preferido (¿quién lo diría ahora?) y es por eso, porque queremos abordar demasiado, tenemos poco tiempo (yo al menos) para leer y a veces nos puede dar pereza algún libro, que si al final nos decidimos a leer, seguro que no nos arrepentimos
ResponderEliminarMuy buena tu reseña
Besos
Hoy es la tercera reseña de este libro que leo y todas coincidis en que hay que leerlo, así que me lo llevo bien apuntado, espero disfrutarlo tanto como vosotras.
ResponderEliminarBesos
Muy buena reseña!
ResponderEliminarLo tengo apuntado en la lista de pendientes, tiene pinta de ser muy interesante.
Besotes
Hemos empezado el año con muy bien pie en Soy Yincanera, una novela histórica con toque de intriga que te mantiene atrapada desde el principio. No había leído nada de esta autora y me ha encantado su forma de narrar, con un lenguaje exquisito y una gran labor de documentación. Muy buena reseña|
ResponderEliminarMe pasa como a ti, Ana, hace tiempo devoraba mucha novela histórica, y últimamente la tengo algo abandonada, a excepción de los títulos que leemos en #SoyYincanera, pero es que el tiempo no se estira todo lo que querríamos. Estoy de acuerdo contigo en que estamos ante un libro redondo, donde destaca la ambientación, el lenguaje utilizado, acorde a la época que intenta plasmar, y unos personajes fuertes, especialmente los femeninos, que han sabido dar fuerza a la trama. Olalla ha hecho que viajemos por el Alcalá del siglo XVI gracias a una historia de intriga que mantiene la tensión a lo largo de toda la trama, y si es cierto que en algún momento se ralentiza la lectura, merece la pena asistir a esa lección de historia que la autora nos ha ofrecido en sus páginas. Muy recomendable, sin duda, habrá que seguir la pista de la autora. Y qué decir de tu reseña, fantástica como siempre y muy completa. Si no hubiera leído el libro, correría a buscarlo sin duda. Besos.
ResponderEliminarGran reseña para un gran libro, una novela histórica magnifica, personajes increíbles y destacaría la ambientación así como la gran labor de documentación. Besos
ResponderEliminarA mí con tus palabras ya me has enganchado a esa necesidad de decir ¡me lo apunto!
ResponderEliminarParece un libro que es difícil que pase sin pena ni gloria.
Son de esos libros que han de quedarse en la memoria para recomendar.
Tomo nota.
B7s
A mí me sorprendió mucho esa labor de censura de la que hablas en tu reseña, ese poder que ejercía tanto el Estado como la Iglesia, y que oscureció la época muchísimo. El libro es una maravilla, por todo el aporte histórico y por la parte de aventura y misterio que nos va desvelando a lo largo de la novela. También me ha impresionado mucho como a través del lenguaje de la época nos metemos literalmente en el siglo XVI. Muy buena reseña. Bss
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarEste no me llama, pero agradezco la reseña =)
¡Un abrazo! ^^
Hola. No sabía nada de este libro y por supuesto lo anoto. Gracias.
ResponderEliminarBesos y buen fin de semana.
Ya lo he metido en el ebook para leerlo. Y tu magnífica reseña me reafirma en mi decisión.
ResponderEliminarHola
ResponderEliminarpfff cuando has dicho que es histórica ya me ha tirado hacía atrás. No me gusta mucho este género, y de momento solo lo estoy probando con libros muy contados
Un beso
Tú mandas, que ya tenía yo ganas de no llevarte la contraria chica. Además histórica apetece
ResponderEliminarBesos
Yo no soy de histórica, me cuesta mucho animarme con algún título...sin embargo este tiene todos los ingredientes para disfrutarlo. La época, sus personajes, la historia con toque literario...todo el conjunto me atrae mucho, y viendo tu reseña creo que merecerá la pena ;)
ResponderEliminarBesitos
Menuda reseña, Ana! A mi me ha gustado muchísimo esta novela, he disfrutado un montón y he olido los libros antiguos en la imprenta, ainsss.
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarMe lo regalaron las pasadas Navidades y todos quienes lo habéis leído habláis maravillas de éste libro, a ver si le puedo hacer hueco pronto.
Un saludo y gracias por una reseña tan completa.
Lo que no me llama tanto la atención es quizás que la autora se vaya a un lenguaje de la época ¿no hace más lenta su lectura?
ResponderEliminarPorque por lo demás, aunque no soy mucho de romántica histórica, reconozco que cuando leo alguna la disfruto a tope, es decir que para mi zona de confort, ideal de la muerte.
Me alegro que la hayas disfrutado tanto.
B7s
Con esta novela he vuelto a recuperar el gusto por la novela histórica que tan abandonada tengo y en la que me gustaba tanto perderme, sobre todo si está tan bien ambientada y documentada como esta que nos ocupa. Siempre he pensado que es una gran habilidad el mezclar personajes reales con ficticios y lograr un equilibrio que haga que la novela sea intesante y no se haga pesada, creo que Olalla Garcia lo consigue, para mi al menos sí, sobre ser una novela en la que se puede intuir una gran documentación detrás, a pesar de meternos de lleno en imprentas y talleres de encuadernación he sido capaz de disfrutar de toda la trama, tanto de la de misterio como de la que muchos han definido como densa y lenta. He disfrutado como una enana de un periodo histórico que al menos yo no tengo muy trillado, aunque se que haber novelas haylas, pero hay temas que no me molesta leer cientos de ellas, siempre encuentro algo que aprender y ahí tengo yo el reto
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo en que escribir novela histórica es de lo más complicado que hay dentro de la narrativa. Y también he disfrutado mucho de la lectura, ya os comenté que me recordaba a cuando en la carrera estudié fondos bibliográficos antiguos, mi asignatura favorita con diferencia.
ResponderEliminarMe ha parecido muy interesante esta reseña, de principio a fin. Primero la curiosidad de los títulos, luego el tema sobre la paradoja de la novela histórica, el suspense y el misterio de un libro prohibido, el análisis del libro... Me gustan las historias que mezclan personajes reales con ficticios. Me lo apunto y comparto la reseña. Un abrazo :)
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