DATOS TÉCNICOS:
Título: KHIMERA: El mundo cambiará para siempre.
Autor: César Pérez Gellida
Editorial: Suma de Letras
ISBN: 978-84-836-5839-0
Páginas: 544
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta
Este próximo otoño saldrá a la venta Konets, continuación de Khimera, que a su vez unirá las dos trilogías anteriores (Versos, canciones y trocitos de carne y Refranes, canciones y rastros de sangre), para poner el broche de oro a lo que acabará por convertirse en una octología negrocriminal.
Y ahora viene la pregunta del millón, ¿cómo es posible que una fan declarada de las distopías, como yo, hasta la fecha no haya leído esta novela? Pues, aunque no lo creáis, todavía sigo dándole vueltas al tema. Solo me salva el que desde hace tiempo rule por mi cabeza la idea de ir acumulando una serie de libros en una estantería a la que he denominado, "Mis imprescindibles" que espero llevarme a mi particular Palacio de Invierno, cuando, llegado el momento, dejen de interesarme las movidas en las que suelo meterme y preste más atención -o toda ella- a los autores por los que realmente siento una especial predilección. Aquellas obras que por distintas razones se han ido quedando relegadas por no prestar el interés que requieren o aquellas que me dieron tanto que necesitaré darles una segunda o tercera lectura. Porque todo esto pasará y entiendo que es casi obligado volver al origen de todo, a esa necesidad vital que representó desde que tengo uso de razón la literatura.
También es cierto que hace unos años llegué a la conclusión de que iba a leer las trilogías una vez estuviesen terminadas, porque me resulta de lo más agónico los tiempos de espera -y eso que Gellida no es precisamente de los tardones- entre novela y novela, motivo por el cual tengo pendientes en la estantería los tres tomos de Refranes, canciones y rastros de sangre), pero quiero entender que lo de Khimera fue un lapsus mental, porque otra cosa no tiene nombre, más allá de que en su día aluciné mucho con que el autor, catapultado al exito en el género negro, cambiase a este de las distopías sin razón aparente. A me me generó ciertas dudas, aunque el libro lo compré... faltaría mas.
Pero dicen que nunca es tarde si la dicha es buena y en ese sentido os puedo asegurar que nunca un dicho fue más acertado. ¿Queréis saber por qué?.
César Pérez Gellida (Valladolid, 1974). Licenciado en Geografia e Historia por la Universidad de Valladolid y Master en Dirección Comercial y Marketing por la Cámara de Comercio de Valladolid.
Antes de dedicarse en exclusiva a la literatura, trabajó en en distintas empresas del ámbito de las Telecomunicaciones como Director comercial, de marketing y de comunicación. Desde febrero de 2014 colabora con una columna semanal -La Cantina del Calvo- en la sección de cultura del diario El Norte de Castilla.
En 2011 se trasladó a Madrid.
En mayo de 2013 recibió el Premio Racimo de Oro de Literatura.
En septiembre de 2014 le concedieron la Medalla de Honor de la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses.
En noviembre de 2014 le otorgaron el Premio Piñón de Oro.
En octubre de 2015 se trasladó a vivir a Buenos Aires.
Novelas:
TRILOGÍA VERSOS, CANCIONES Y TROCITOS DE CARNE:
➥Memento mori (2013, Suma).
➥Dies irae (2013, Suma).
➥Consumatum est (2014, Suma).
- Khimera (2015, Suma).
TRILOGÍA REFRANES, CANCIONES Y RASTROS DE SANGRE:
➥Sarna con gusto (2016, Suma).
➥Cuchillo de palo (2016, Suma).
➥A grandes males (2017, Suma).
Además, ha publicado los siguientes Spin offs de la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne:
- Mutatis mutandis.
- Sapere aude.
- Indivisa manent.
El mundo cambiará para siempre.
2054. Tras la Guerra de Devastación Global, la realidad social y geopolítica ha cambiado rotundamente. Los viejos conceptos de la democracia y el capitalismo han sido enterrados por las corrientes transhumanistas y la tecnología. El poder se concentra en manos de las grandes corporaciones, sin embargo todavía queda un cabo suelto, un molesto inconveniente que se escapa de las afiladas uñas de la Asamblea: Khimera.
En la arriesgada búsqueda de un enigmático personaje conocido como el bogatyr -héroe para algunos y villano para otros-, están puestas las últimas esperanzas de aquellos que luchan para lograr que el mundo cambie para siempre.
No, no estoy en la Orangerie Schönbrunn de Viena ni en la Scala de Milán, pero da igual. La sensación es la misma. He comenzado a leer Khimera y necesito silencio. Silencio para poder poner mis cinco sentidos y disfrutar del que será el concierto literario más esplendoroso y vibrante conocido hasta la fecha, dirigido por César Pérez Gellida.
¡Shsss!
El recital podría considerarse clásico, ya que está estructurado en cuatro movimientos fundamentales, un preludio y un rondó final:
- Preludio: Toda composición instrumental necesita de un preludio, una introducción breve que sirve de antesala para lo que luego vendrá. De ese modo, Pérez Gellida, nos sitúa en Siberia, en mayo de 2054, para describirnos con una melodía dulce y amable, que poco a poco va creciendo en intensidad, el cuento de Koschéi Bessmertnii y el bogatyr, para luego finalizar en una calma aparente.
- Primer movimiento «Allegro assai»: De todos los movimientos, el assai es el más rápido y enérgico, el más determinante. Es el elegido por Gellida para narrarnos los sucesos acaecidos entre 2037 y 2039. Una locura de la que desde el primer momento no sabes si saldrás bien parado. Es denso, no voy a negarlo; de hecho, en más de una ocasión me vi releyendo algunas páginas, me perdía. No obstante, la maestría del autor es más que palpable y te supera. Eres consciente de esa energía tan característica en él y que con tanto aplomo sabe conjugar con la dosis exacta de frescura, que le lleva a conseguir el ensamblaje perfecto entre todos los intérpretes y su contexto y, de ese modo, es capaz de ofrecerte un mundo apocalíptico con una aparente desfachatez que te deja sin palabras: nos cuenta los orígenes de la Guerra de Devastación Global y las anteriores, de todos los pasos que se dieron hasta llegar a ella, de las coaliciones que se crearon como consecuencia de los intereses de los políticos y de su desmoronamiento posterior. Y podemos visualizarla como si hubiésemos estado allí. Una guerra en la que murieron más de seiscientos ochenta millones de personas y los métodos tan poco ortodoxos que se utilizaron para ello (lo del uso del gas Margaritka, por ejemplo, será una rémora con la que tendrán que bregar los supervivientes décadas después); una guerra en la que la octava parte de la superficie terrestre quedó destruída sin posibilidad de reparación, por no hablar de las más de dos mil ciudades que sucumbieron en el invento. Y el advenimiento de la Década Triste, que ya su denominación nos da una idea de lo que pudo acaecer. Y acabas maravillado, porque lo normal en cualquier distopía que se precie es que empiecen salvando esta parte, que si, que más o menos te describen qué pudo pasar para llegar a semejante momento, pero él no... Gellida es mucho Gellida y no hace nada a medias. Ni de broma.
- Segundo movimiento: «Adagio sostenuto». Este movimiento nos traslada a 2054. La sociedad ha cambiado, cualquier forma de gobierno conocido ha pasado a ser historia; de hecho, la democracia y el capitalismo pasaron a mejor vida durante la Década Triste cuando la llamada Comisión de los Cincuenta sentó las bases del nuevo orden mundial. O eso creían. Esa es la perspectiva social y política cuando comienza este segundo movimiento con una serie de acordes lentos de cuerdas, que tamizan todo lo vivido en el anterior, para posteriormente sucederse las figuras arpegiadas que introducen a los solistas y vamos conociendo con mayor detalle el statu quo actual que configura la cadencia. Gracias a la entrada del contratenor Benjamin Harding, conoceremos en profundidad el funcionamiento de la Asamblea y el cometido que desarrollan los siete mandatarios, sometidos a su criterio, de las grandes corporaciones empresariares que ahora manejan los hilos del poder, sin olvidar la distribución del territorio, ya que en esa actualidad tan dantesca solo existen cuatro continentes, divididos a su vez en sesenta y nueve territorios dirigidos por un gobernador territorial, que cuentan con distintas urbes capitalinas en función del número de ciudadanos que contienen. Además de estos existen otro tipo de asentamientos, donde residen los moradores. Como es lógico, las diferencias de clases son palpables y las más desfavorecidas intentan pugnar por hacer méritos y así subir en el escalafón. Después de esto, el caos, los que intentan sobrevivir fuera del sistema. Poco a poco la música se va acelerando hasta llegar a un sucinto clímax con la aparición del piano Huang-Di Chengwu y, tras su actuación, se produce una delicada extinción del adagio.
- Tercer movimiento: «Andante moderato». Seguimos en 2054, pero cambiamos de escenario. La aparente sociedad perfecta que maneja con puño de hierro y guante de seda la Asamblea, tiene fisuras. Por un lado, el Movimiento de Oposición Civil (MOC), liderado por Petra Toivonen; por otro, acaban de dar con la pista del último bogatyr, un personaje convertido en leyenda tras su intervención en la Guerra de Devastación Global y al que desde los primeros tiempos de la Reconstrucción buscan sin denuedo. Y ahora, precisamente, acaban de aparecer ciertos vestigios sobre su paradero, por lo que distintos grupos ponen rumbo a la estación Khimera Lukomorie, con diferentes intenciones. Viviremos entonces los momentos más impresionantes de este espectáculo, tanto en el camino de ida por los entresijos de un mundo oscuro que se escapa a la Lupa como a las puertas de la Estación Khimera. Es aquí donde, quizás, más se aprecia el inmenso poderío del director de esta orquesta, porque Gellida luce en todo su esplendor. Desde esa peana en la que se ha instalado para que los músicos le puedan visualizar sin problemas y se entreguen con absoluta fidelidad, es capaz de practicar los movimientos más envolventes. Con la mano derecha recalca el ritmo del compás mientras con la izquierda indica las entradas de cada grupo instrumental. Su cuerpo también habla cuando exige a ejecutantes, ora que el ritmo sea más fuerte, ora para que sea más suave, dependiendo de cada situación. Gesticula hasta la saciedad para integrar a todo el elenco y lo consigue. Vaya si lo consigue. Y la sensación que transmite al espectador es sobrecogedora.
- Cuarto movimiento 2054 (Grave lacrimoso). Es el último de ellos y quizás el más breve. Tiene su predecesor en el movimiento anterior, por lo que prácticamente consiste en una reflexión triste que evoluciona alternando sonidos escalofriantes, que van progresando a otros más agudos, pasando por los graves. Luego llegarán otros más reposados que confluirán con una sensación de moderada tensión, dando la impresión de que se abandona la esperanza al ser conscientes de los estragos vividos, para llevarnos al Rondó final, donde se cierra el círculo... o eso creemos.
PERSONAJES:
Siguiendo con el símil de la composición musical, César Pérez Gellida nos presenta a sus personajes como los miembros de una orquesta, de la suya, claro está, a los que coordina con una maestría insólita.
Por ello, al principio de la novela nos encontraremos con una Dramatis Personae de lo más original en cuanto a presentación, porque sería la misma que si se tratase de una orquesta sinfónica muy particular (obviando el numero de músicos, claro está, porque bregar con más de ochenta personajes en una novela hubiese sido un auténtico delirio, aunque el autor, en esta, no se queda corto precisamente). De ese modo, aparecerán los cuatro grupos instrumentales clásicos, a los que habría que añadir las figuras principales: una soprano (Rusalka), un tenor (Frederik Keergaard), un contratenor (Benjamin Harding) y un barítono (Kai-Xi Chengwu):
- Como instrumentos de viento madera, contaríamos con: Oboe, clarinete, corno inglés, flauta travesera, flautín, fagot y contrafagot.
- Tratándose de viento metal, serían: Trompa, trompeta, trombón y tuba.
- Además, la orquesta cuenta con un órgano, que aunque no pertenece exactamente a una orquesta, sí que es un instrumento de viento y teclado.
- En percusión tendríamos: Celesta, timbales, caja, bombo, cajón, tambor, címbalo, güira, matraca, clave, percusión, tuntaina, maracas, afuche, campana, cencerro, pandereta y zambomba.
- Y en cuerdas: Primer y segundo violín, violonchelo, contrabajo, viola, arpa y piano.
Pero profundicemos en ellos:
- Soprano Rusalka. Fundadora y Cabeza del Khimera Proyeckta, un proyecto nacido en Rusia, antes de la gran guerra, al amparo del presidente ruso Sergéi Borísevich Ivanov, que incorporó a los grandes cerebros de la época en diversas ramas del saber, sobre todo en el ámbito científico, ya que tenían claro que el mundo tal y como lo conocían tenía fecha de caducidad. El problema es que no midieron bien las consecuencias de la naturaleza humana. Fue considerada la máxima autoridad en cibercontienda en los prolegómenos de la Guerra de Devastación Goblal y todavía sigue plantádole cara a los plutócratas desde la clandestinidad.
- Tenor Frederik Keergaard. Exmilitar danés responsable de operaciones especiales del Movimiento de Oposición Civil (MOC) desde hace tan solo tres años y mano derecha y hombre de confianza de Petra Toivonen. Padece de tremendas pesadillas desde hace décadas, por lo que intenta burlarlas a base de mantenerse despierto tirando de química para evitarlo. Experto en ingeniería de comunicaciones y en tácticas militares y armamentística , habla a la perfección bastantes idiomas.
- Contratenor Benjamin Harding. Propietario del Planet Construction Bank y presidente de la Asamblea. A sus noventa y seis años, gozaba de una mala salud de hierro, gracias a las constantes revisiones médicas a las que se sometía semanalmente. Es el prototipo del mal y de las ideas transhumanistas que desde hace años han calado profundamente en la sociedad y para mantenerse, no ha dudado en modificar su cuerpo tantas veces como los avances científicos se lo han facilitado. Sus ojos han sido reimplantado recientemente y está a la espera de un nuevo cambio de cerebro, entre otras lindezas.
- Barítono Kai-Xi Chengwu, el Señor de Asia. Jefe de la organización criminal Tiāo. Desde que su familia cayó en desgracia, siendo todavía un adolescente, juró vengarse y restaurar el honor perdido. Entonces inició un largo periplo junto con su madre y su hermana que les llevó a recalar en Xialaxiuxiang, una aldea donde fueron recogidos por los tibetanos y vivieron aislados los años que duró la guerra. Allí aprendió y practicó la doctrina budista para alcanzar el nirvana, aunque no todos calaron de igual medida, ya que era incapaz de olvidar su afán de venganza. Años después creó una organización clandestina, Tiāo. Ojos negros, pequeños y mirada agresiva.
Hasta aquí los principales actores de esta historia, a quienes acompañarán otros muchos de manera directa o indirecta:
- Segundo violín Petra Toivonen. Líder del Movimiento de Oposición Civil (MOC). A pesar de su delicada salud, como consecuencia de una insuficiencia hepática que podía haberse tratado gracias a los avances científicos, ella siempre se ha negado, dado que está en contra de la filosofía transhumanista y, aún así, es una mujer que impone con su presencia. De ascendencia lapona, su naturaleza rebelde la llevó a utilizar la fortuna heredada de su padre para sufragar y fundar el movimiento que lidera desde isla de Anholt, ubicada en lo que antiguamente fueron las costas de Suecia y Dinamarca.
- Arpa Xin Qian Chengwu, Bào. Responsable del servicio personal de seguridad y hermana de Kai-Xi Chengwu, el Señor de Asia. Acompañarán en su expedición por el área de exclusión negra para dar con el paradero del último bogatyr la flauta travesera Xuan Nguyen y el flautín Chong-Duy Liu, ambos miembros de la organización clandestina Tiāo.
- Violonchelo Patricia Jones. Periodista galesa del diario Citizens, quien cuenta con la ayuda de la Viola Souleymane Sonko, un mercenario senegalés de casi dos metros de altura que ejercerá de guardaespaldas, ya que conoce el territorio como la palma de su mano. Vive en Nuevo Londres, en el Cinturón Metropolitano 1 junto a John, su pareja, porque es una ciudadana de clase principal y como tal, una apasionada de todo lo relativo a los avances tecnológicos, que intenta lucir sin complejos y estar a la última para presumir ante sus amistades. Goza de una póliza Golden One, por lo que puede permitirse cualquier tipo de intervención quirúrgica, pero su status no se debe a méritos propios, sino que le viene concedido previamente por el hecho de ser hija de Colwyn Jones, uno de los miembros de la Comisión de los Cincuenta, responsables de reconstruir y poner orden no solo en Europa, sino en el mundo, tras la Guerra de Devastación Global.
- Corno inglés Graham Andrews. Cincuenta y cinco años. Director de Internacional del diario Citizens, el más importante de Britannia, perteneciente al grupo de comunicación más influyente del planeta, es el encargado de convencer a Patricia Jones para realizar el reportaje que la llevará a encontrar el prestigio que anda buscando desde que decidió hacerse periodista.
- Contrabajo Ake Dahl. Científico noruego. Responsable del departamento de investigación de ingeniería genética Active Biotech AB, el laboratorio más prestigioso de Escandinavia, filial de la lider del sector y con participación en la Asamblea, es uno de los más avanzados del mundo. Natural de Stavanger, cuarenta y cuatro años, tiene el pelo pajizo y los ojos tristes. Ha trabajado mano a mano y durante años en la misma empresa con el Clarinete Mathias Lundgren, un científico sueco y una eminencia mundial en el campo de la ingeniería de tejidos. Su único y mejor amigo. Justo cuando descubre lo que no debería al investigar el genotipo de los duendes, su vida sufre un vuelco, poniéndose a la Asamblea en contra, por lo que el Movimiento de Oposición Civil entra en escena salvándole la vida.
- Trompeta Charlie di Francesco. Abeja reina de la colmena de Nuevo Londres. Es la máxima autoridad en su territorio y dado su cargo, puede disponer de la vida de quienes le rodean a su antojo. Controla, conchabado con el comandante de la Milicia de la Urbe, Thomas Patrick O’Gara, el racionamiento de los recursos médicos y los fármacos -bastante limitados-, la distribución de los productos de primera necesidad, el comercio de sustancias ilegales o la adjudicación de las viviendas... hasta que cayó en desgracia.
Después, estarían las dos organizaciones y los miembros de ambas que simbolizan el bien y el mal en esta historia:
- EN LAS ESTACIONES KHIMERA LUKOMORIE Y KHIMERA SIBERIA:
Primer violín Anatoliy Sokolov, Tolya. Teniente coronel de las Fuerzas Terrestres de Rusia y responsable de la creación y adiestramiento de los grupos de asalto Khimera previo a la Guerra de Devastación Global. Guardián de la estación Khimera Lukomorie. Es padre de Liya, a la que ha tratado de proteger desde que nació, ya que es duende.
- Clave Olek Opieczonek. Operador principal de sistemas y el mayor experto en codificación de Khimera. De cuarenta y un años y ascendencia polaca.
- Campana Roger Zimmermann. Operador principal de sistemas de la estación Siberia. Sería el equivalente de Olek Opieczonek.
- Batería Arina Kúzina. Directora de seguridad de la estación.
- Tuntaina Mantas Kleiza. Responsable de comunicaciones de la estación, de origen lituano.
- Cencerro Yuri Kovalchuk. Responsable de comunicaciones de la estación.
- Maracas Aleksandra Karpova. Teniente de la dotación militar asignada a la estación.
- Afuche Piotr Serkin. Capitán de la dotación militar asignada a la estación.
- Pandereta Ljudmila Sidorovskaya. Médico responsable de la estación Khimera Siberia.
- Zambomba Yevgueni Khashimov. Sargento de la dotación militar asignada a la estación Khimera Siberia.
- EN LA ASAMBLEA DE EMPRESAS:
- Caja Joachim Reuter. Presidente de Carbon Nanotech Industries. Miembro de la Asamblea y mano derecha de Benjamin Harding.
- Bombo Matilda Hofmann. Presidenta de NovoGen Bioprinting Corporation, empresa dominante en el campo de la bioingeniería genética. Miembro de la Asamblea.
- Cajón Koyoshi Hishikawa. Administrador de Comet Systems, empresa que capitanea la industria aeronáutica. Miembro de la Asamblea.
- Tambor Anwar al Jawad. Propietario de Wellfare Corporation. Miembro de la Asamblea.
- Címbalo Heng Qí. Presidenta de TKS Processes, sociedad que domina la fabricación y distribución mundial de alimentos transgénicos. Miembro de la Asamblea.
- Güira Constantin Lébedev. Propietario de Polar Security Industries. Miembro de la Asamblea.
- Matraca Monique Girandon. Administradora única de Domotics Technology. Miembro de la Asamblea.
- Trompa J. J. Boozer. Conseguidor de Benjamin Harding.
Y, como de aquellos polvos vienen estos lodos, el origen de todo lo representarían las cabezas visibles que dieron origen a la más cruenta de las guerras conocidas:
PARTICIPANTES EN LA GUERRA DE DEVASTACIÓN GLOBAL:
- Piano Huang-Di Chengwu. Perteneciente a una legendaria familia de militares, es Jefe del Estado Mayor del Ejército Popular de Liberación de China. Mantiene una pertinaz hostilidad con el ministro del interior de su país, con quien mantiene diferencias irreconciliables. Es padre de Kai-Xi Chengwu, Señor de Asia y Xin Qian Chengwu.
- Celesta Dmitriy Gareev, Dima. Coronel general y comandante en jefe de las Fuerzas Terrestres de Rusia, hasta su destitución poco tiempo después por Alexandr Bunyachenko, alguien mucho más agresivo que su predecesor. Coincidió con Anatoliy Sokolov en la Academia de Ciencias Militares de Moscú, aunque sus destinos siguieron rumbos paralelos.
- Órgano Shlomo Yariv. Agente israelí del Aman. Considerado el mayor experto en topografía y cartografía militar de su país. De cincuenta y seis años, nació en Yeruam, una pequeña ciudad en pleno desierto. Estudió en la Universidad Ben-Gurión del Néguev, en Beerseba, donde se matriculó en la Facultad de Investigaciones del Desierto, donde se licenció como ingeniero de sistemas y dado su carácter anodino, enseguida repararon en él desde la Dirección de Inteligencia Militar nada más licenciarse como ingeniero de sistemas.
- Oboe Abdel Sâmi al Maktoum. Alto dignatario del Ministerio de Defensa de los Emiratos Árabes Unidos y comandante del servicio de inteligencia de la Alianza Islámica, participó en la Guerra de la Media Luna, donde todo fueron éxitos para los suyos. De profundas creencias religiosas, es elegante en el vestir, sus facciones son rígidas y marcadas y su cabello, impecablemente peinado y engominado, es negro azabache.
Trombón Cho Min Sung. Mayor general de brigada del Ejército Popular de Corea. Ejemplo típico de militar oportunista, ambicioso y sin escrúpulos capaz de cualquier cosa por alcanzar sus propósitos. Como no anda escaso de "virtudes", también gusta de frecuentar lupanares a la caza de jovencitas, o quizás habría que decir mejor niñas, ya que combina a la perfección la corrupción con la perversión.
Para terminar, habría que mencionar a los Duendes, víctimas colaterales de tanta atrocidad, ya que son el resultado de las armas bioquímicas utilizadas durante la contienda, quienes sufren sus consecuencias. A sus muchas deficiencias psicomoras, habría que añadir el envejecimiento celular prematuro, las deformaciones óseas, la despigmentación de la piel, la descalcificación, las anomalías neuronales y un largo etcétera. Los primeros casos de niños nacidos con estas malformaciones se dieron a partir del año 2034 y sus padres empezaron a abandonarlos a su suerte. No son los únicos, pero sí los que juegan una baza decisiva en los acontecimientos: junto a la lideresa del clan del Mandara, el fagot Fátima, encontraríamos al contrafagot Emmanuel, la Trompa Samuel o la tuba Samson.
Pocas veces me ha impresionado una novela como en esta ocasión. No se trata ya de que sea una distopía, porque no quiero centrarme en una etiqueta en concreto. Khimera es una sorpresa que va in crescendo página a página. Una locura que no deberías perderte. Bajo ningún concepto.
Como creo que me han quedado cosas por decir en el cuerpo de la reseña, no quiero dejar pasar el mencionar la labor de documentación. No quiero ni pensar las horas de trabajo añadido que el autor ha tenido que pasar desbrozando y separando el trigo de la paja para presentarnos un mundo futuro tan real, tan creible y tan desesperante como el que nos propone a lo largo de sus más de quinientas páginas. No solo se trata de la parte cotidiana, esa en la que se nos desvela la vida más mundana o doméstica de los personajes, los sofisticados artilugios tan de ciencia-ficción que utilizan y que siempre nos resultan fascinantes. No, más allá de todo eso, hay un trabajo de campo espectacular en todos los ámbitos: desde el científico, el de la industria armamentística, la guerra cibernética o la misma inteligencia militar.
Y luego, quizás, está todo lo dicho anteriormente: ese ritmo endiablado que te abduce; esa estructura que te envuelve y te deja sin aliento y ese final tan espectacular que te deja perpleja, sabiendo que pocas veces volverás a leer algo igual. ¿O sí? Me temo que sí, porque tratándose de Gellida, no soy capaz de ponerle un konets a lo que su estilo me sugiere.
Para terminar, solo puedo decir que esas valoraciones con las que llevo años valorando cada libro que reseño se me han quedado cortas. Gracias a esta novela me he dado cuenta que hay libros que se merecen otra, la de obra maestra.