DATOS TÉCNICOS:
Título: A
MENOS DE CINCO CENTÍMETROS
Autora: Marta
Robles
Editorial: Espasa
ISBN: 978-84-670-4895-7
Páginas: 344
Presentación: Rústica con solapas
A menos de cinco centímetros fue la tercera Lectura Simultánea que organizamos y
llevamos a cabo en Twitter a raíz de la Yincana Criminal. Fue divertido participar, más que nada porque la novela generó
una serie de debates de lo más interesantes, dado que la trama y los personajes
se prestaban a ello, algo que no siempre es fácil. Y es que se puede decir, sin
temor a equivocarse, que esta novela ha sido todo un descubrimiento en muchos
sentidos y más teniendo en cuenta que es la primera incursión de Marta Robles
en el género negro.
Obviamente no es el
primer libro escrito por la autora, aunque no puedo compararlo con otros porque
este es el primero que he leído salido de su puño y letra. Sin embargo, quiero
comenzar esta reseña alabando su prosa que en muchas ocasiones me ha parecido
brillante, lo interesante de los algunos mimbres en los que se sustenta la
trama y algunos fallos –para mi gusto- que también he encontrado. Pero como
decía Jack el Destripador, vayamos por partes.
LA
AUTORA:
(Información extraída de la novela).
Marta Robles (Madrid, 1963) es escritora y periodista. Ha recorrido
una impresionante trayectoria en prensa, radio y televisión, jalonada con
prestigiosos galardones en todos los medios. Es autora de varios ensayos,
biografías y novelas; en 2013 fue ganadora del premio Fernando Lara con Luisa y
los espejos.
BIBLIOGRAFÍA:
Novela:
- Las once caras de María Lisboa (2001)
- Diario de una cuarentona embarazada
(2008)
- Luisa y los espejos (Planeta, 2013)
- A menos de cinco centímetros (Espasa,
2017)
No
ficción:
- El mundo en mis manos. Biografía de Pedro
J. Ramírez (1991).
- La dama del PSOE, con Almudena Bermejo.
Biografía de Carmen Romero (1992).
- Los elegidos de la fortuna (1999).
- Parque Oceanográfico Universal de
Valencia (2003).
- Madrid me Marta (2010).
- Usted primero, con Carmen Posadas (2015).
- Haz lo que temas (2016).
Relatos:
Obscena. Antología de relatos pornocriminales (2015),
junto con trece autores.
SINOPSIS:
—Ese olor… ¿son violetas? Nunca
había conocido a nadie que llevara el perfume a juego con el color de los
ojos.
Marta
Robles entra por la puerta grande en su primera incursión en la novela negra,
con una ambiciosa obra coral, con dos pilares clásicos, el detective
desencantado y la femme fatale, en torno a los que pivota una trama muy turbia
que se desarrolla en múltiples escenarios, y donde el sexo es uno de los
principales protagonistas.
La
mujer es Misia Rothman, la bella y sensible esposa de un multimillonario del
mundo de la comunicación, que cae fascinada por Artigas, el escritor de más
éxito del momento, cosmopolita, mujeriego y con un punto cínico.
Y el
detective es Roures, un ex corresponsal de guerra,reciclado en investigador de
infidelidades, a quien, tras perder la enésima batalla de su vida, le toca
reinventarse desde una modesta buhardilla de Malasaña y a quien acude la joven
Katia Cohen con un sorprendente convencimiento: Artigas no solo mató a su
madre, de quien fue amante, sino que ha asesinado al menos a otras tres
mujeres.
IMPRESIONES:
Llevo tiempo
intentando escribir esta reseña. Por más vueltas que le doy, no acabo de
encontrar la fórmula para transmitir todo lo que esta lectura me supuso, sin
dejarme nada en el tintero y sin herir susceptibilidades. Llegué a pensar en cambiar de recurso,
utilizar varias voces para de esa manera ofrecer un amplio abanico de posibilidades y,
de ese modo, dárselas también a la novela, pero al final lo desestimé porque no me parecía lo más serio cuando lo que pretendía era dar argumentos, no fuese que alguien pensara que quería tirar la novela por tierra sin más.
Normalmente me da
mucha pereza hablar de libros que no han acabado de gustarme; es más, una de
las razones por las que no reseño todo lo que leo es esta, precisamente. La
otra es mi vagancia legendaria, pero eso ya lo sabe todo el mundo. No obstante, a veces se
adquieren compromisos (este es unilateral y, a pesar de eso, lo cumpliré) y, aunque
me consta que nadie me va a echar en cara el mío, y si me apuran pueden decir
que para que lo que he escrito mejor me hubiese quedado callada, entiendo que
debo pronunciarme. Por eso, llegados a este punto, voy a intentar explicar mi
punto de vista sobre esta novela, intentando no guardarme nada y vaciarme en el
empeño contando las impresiones que me ha suscitado, porque entiendo que es lo
más honesto que un bloguero puede hacer, aunque no sea lo más habitual, dado
que es mucho más cómodo alabar cualquier cosa que se publique para que las
editoriales te sigan regalando aquello por lo que otros pagan y precisamente,
aunque solo sea por estos últimos, que son quienes buscan una opinión franca, daré
la mía.
Después de todo lo
dicho, quiero empezar hablando remitiéndoos a la sinopsis, porque fue
precisamente por ella por lo que reparé en esta novela. Y me la creí. Y así me
fue.
“—Ese olor… ¿son violetas? Nunca
había conocido a nadie que llevara el perfume a juego con el color de los
ojos”.
¿Han cantado línea?
Me parece que sí. A ver, leí en una entrevista que le hicieron a la autora que
consiguió visualizar a la protagonista de esta novela tras percibir la
fragancia del perfume creado por Olivier Polge para la firma Chanel, en
homenaje a la esposa del pintor José María Sert, la pianista Misia Godebska. Pero claro, que
alguien diga que nunca ha conocido a nadie que lleve un perfume a juego con sus
ojos es un poco disparatado, porque los ojos son azules, verdes, castaños,
grises, negros… o violetas. No hay flores que se llamen por colores, excepto
ese. ¿Habrá más mujeres con ojos color violeta que usen fragancias a juego con
esta flor? No lo sé, pero de lo que estoy convencidísima es de que nadie se pondría
como nombre oficial en el DNI el de alguien cuya biografía leyó hace un montón
de años y del que luego sacarían un perfume que es, precisamente, el que usa la
interesada. ¿Puede haber algo más absurdo y rebuscado? Creo que no, ni más
superficial.
“Marta Robles entra por la puerta
grande en su primera incursión en la novela negra, con una ambiciosa obra
coral, con dos pilares clásicos, el detective desencantado y la femme fatale,
en torno a los que pivota una trama muy turbia que se desarrolla en múltiples
escenarios, y donde el sexo es uno de los principales protagonistas”.
¿Han cantado bingo?. Creo que entrar por
la puerta grande con una novela, sea del género que sea, lo deben decir los
lectores. Y, por lo que llevo visto, no creo que este sea el caso. Una sinopsis
no debe ser más que un aperitivo de lo que podemos encontrarnos a lo largo de
lectura, los cimientos sobre los que construir una idea, y esta parece
necesitar crear unas expectativas innecesarias. ¿Tiene algo de clásica la trama
que se nos ofrece? Yo diría que no, básicamente porque los pilares sobre los
que se asienta la historia no tienen la misma consistencia por separado. Aunque
a simple vista parezca que la novela es coral, para mí hay un protagonista que
brilla por encima de todos los demás: Roures, -el detective- y una
co-protagonista que no llega a eso, con más sombras que luces: Misia.
Con respecto a que
la novela se desarrolla en múltiples escenarios, son ganas de echarle fantasía
al asunto; una cosa es que se mencionen de pasada algunos hoteles (lujosos,
lógicamente) o que mediante flashback,
Roures nos traslade a Ruanda o Sierra Leona. Otra cosa es lo que pretenden
darnos a entender. Eso sí, estas últimas escenas, como todo lo referente al
entorno del detective, son brillantes y demoledoras a partes iguales.
Y algo similar a lo que ocurre con los escenarios pasa
cuando el tema es el sexo. Que digan que es uno de los protagonistas es un
chiste. De rubias, llegado el caso. Porque como esperes encontrar “una novela
de alta graduación, erótica y violenta, para lectores audaces”, te vas a dar un
batacazo de antología.
"La mujer es Misia Rothman, la bella y
sensible esposa de un multimillonario del mundo de la comunicación, que cae
fascinada por Artigas, el escritor de más éxito del momento, cosmopolita,
mujeriego y con un punto cínico.
Y el detective es Roures, un ex
corresponsal de guerra, reciclado en investigador de infidelidades, a quien,
tras perder la enésima batalla de su vida, le toca reinventarse desde una
modesta buhardilla de Malasaña y a quien acude la joven Katia Cohen con un
sorprendente convencimiento: Artigas no solo mató a su madre, de quien fue
amante, sino que ha asesinado al menos a otras tres mujeres".
A grandes rasgos,
podría decir que esa es la esencia de los dos personajes principales de esta
novela. Sin embargo, la sensación que recibes, una vez que te enfrascas entre
las páginas de A menos de cinco
centímetros es otra.
Efectivamente, a
Misia nos la dibujan como una mujer bella y sensible, casada con un magnate del
mundo de la comunicación que la mima en exceso, porque lleva media vida
enamorado de ella… algo que no es recíproco. Poco a poco iremos entendiendo las
razones, sobre todo las de ella. Y aún así, esa cándida mujer, no tiene un pelo
de tonta y, si me apuráis, de sensible, porque sabe perfectamente qué es lo que
ha hecho su marido para estar con ella y ese algo, no es precisamente un acto
de amor, pero que no puedo comentar porque destriparía una parte importante de
la historia.
De ahí, que a nada
que lo intenta Armando Artigas, un escritor de éxito, que convierte en oro cada
novela que publica, cae rendida a sus pies –o entre las sábanas del hotel que
se tercie- como un castillo de naipes. O quizás no, porque ya os digo que toda
la parte en la que Misia es la protagonista me parece mal hilvanada, como si a
la hora de hacer un patrón se hubiesen tomado mal las medidas: me parece
extraño que una mujer de cuarenta y cinco años se deje embaucar por un picaflor
del estilo de Armando Artigas, que no deja de ser un picaflor al que se le ve
venir de lejos. Y no solo eso: sino que su discurso es trasnochado y bastante
ridículo. Si a mi me cuentan que ella andaba buscando con quien darse un
revolcón porque su vida sexual le resultaba tediosa, pues me lo hubiese creído,
pero cuando descubres que es la primera infidelidad de la señora tras muchos
años de matrimonio y a la vez eres consciente de las razones por las que sigue
ligada a su marido, pues bueno, no estamos hablando de una cabeza loca que se
deja llevar por sus instintos… porque puede intuir las consecuencias. Y, para
colmo, cuando dicen que se trata de una novela de alta graduación, erótica y
violenta, para lectores audaces, me quedo a cuadros, porque solo os puedo decir
que he visto más erotismo en algunas películas de la época del destape del cine
patrio que en esta novela. Encontraréis cuatro polvos mal contados que os
dejarán fríos.
Es posiblemente
esta actitud –con ciertos aires de sumisión- la que han cuestionado muchos
lectores cuando la editorial la ha etiquetado como una femme fatale. Y tengo que admitir que a mí, en principio, tampoco
me lo pareció. Pero solo fue al principio, porque una vez avancé en la lectura,
me di cuenta que más allá de la imagen que siempre ha otorgado la literatura –en
particular cuando hablamos de novela negra por ser este tipo de personaje un
prototipo bastante típico en los albores del género- porque enseguida empecé a considerarla así.
También hay que pensar que una femme
fatale no tiene que ser necesariamente una mujer insaciable en cuestiones sexuales:
Pensemos, por un momento y por poner un ejemplo, en La camarera, novela póstuma de James M. Cain. ¿No encontráis un
cierto paralelismo entre Misia y Joan Medford, la joven protagonista que tras
la muerte de su marido en un accidente de tráfico, necesita “recomponerse” para
pagar sus deudas y recuperar a su hijo. Para ello, tendrá que buscar un trabajo
y llega a él en forma de camarera en una coctelería próxima a su casa. Allí
conocerá a Earl (también a Tom, claro) y se dejará “seducir” a base de
cuantiosas propinas, para acabar casándose con él. No hubo amor, lógicamente,
pero sí esa misma necesidad de seguridad en ambas que las lleva a entregarse en
cuerpo y alma al mejor postor.
Y el caso es que
toda la novela se articula en torno a la figura de Armando Artigas: sin él no
hubiese habido caso. ¿Cómo os quedáis?. Porque resulta que todo el meollo de la
cuestión surge cuando una mujer, Katia Kohen, de origen argentino aunque de
ascendencia ruso-polaca, se pone en contacto con Roures a través de un amigo,
para que investigue el asesinato de su madre, Larisa Korovin, sino que está
convencida que ha sido el escritor quien la mató y no solo a ella, sino a sus
tres últimas amantes: Constanza Buonaventura, Beatriz Higgins Rocamora y Amaranta
Pérez de Escamilla. Cada una en una situación distinta y en distintos países.
Y así nos
encontramos con Tony Roures, investigador en la actualidad de “casos de
bragueta” pero todo un veterano corresponsal de guerra, que ya está de vuelta
de todo porque todo lo ha vivido. Y qué deciros de él… es un personaje del que
puedes enamorarte fácilmente. Quizás sea ese aire de derrotado con el que nos
lo encontramos nada más iniciar la lectura, intentando recomponerse de su último
fracaso sentimental y rememorando sus tiempos de corresponsal de guerra.
Además, es un hombre carismático, con una cultura musical capaz de poner banda
sonora no solo a sus conocidos, sino a toda la provincia. A fin de cuentas, la
música es el remedio que le ayuda a paliar todos los males. Los suyos y los
ajenos.
Para terminar, solo
una precisión y alguna pregunta al aire sobre la manera en que está narrada la
novela. ¿Cómo es posible que una novela escrita con un estilo llano y directo,
casi en clave cinematográfica, que en muchos momentos me llegó a impresionar a
la hora de describir el mundo del lujo se puede convertir en una lectura tan
excesiva? ¿Era necesario repetir no una, sino mil veces, las marcas que llevan
desde la prenda más obvia hasta el adorno más nimio? Y da igual que sea de
ropa, porque ocurre igual si se habla de coches, de hoteles, de restaurantes o
de libros. ¿Era necesario? Sinceramente, creo que no, porque a mi llegó un
momento en que cada vez que uno de los capítulos se referían a Misia y su
entorno me entraba una pereza enorme y me planteaba si saltármelos o no. No me
pasaba algo así desde mis tiempos de instituto en que me obligaban a leer
determinadas obras. Para que os hagáis una idea, en el diario de una it girl se mencionan menos firmas que un
solo capítulo de A menos de cinco
centímetros.
Y del mismo modo en
que la autora es excesiva en este tema, va abriendo un montón de frentes: intenta
mostrar un abanico de barbaridades en el que enumera materias tan delicadas
como la guerra (tanto en Europa como en África), el conflicto judío, la trata
de mujeres, la manipulación de los medios, la prostitución o la violencia
machista para quedarse en la espuma del mar. Claro, que el remate final nos lo
dará precisamente en el desenlace, del cual es mejor no hablar por razones
obvias, pero que te deja con una sensación no precisamente buena.
CONCLUSIONES:
Como habéis podido
comprobar quienes habéis llegado hasta aquí, A menos de cinco centímetros es una novela de luces y sombras.
Luces porque cuenta con unos personajes muy interesantes en una de las tramas
(Tony Roures, Katia Kohen, e incluso en inspector Prieto, que aunque sea un
secundario, apunta maneras); sin embargo, tanto Misia, como Artigas me han
parecido personajes planos, con un discurso poco creíble, demasiado
arquetípicos al mantener una conducta lineal, enfundados en su propio molde. Del
marido de Misia, Carlos Rothman, del que esperaba mucho más, solo me ha
parecido un personaje de paja, porque se podía haber sacado petróleo de él y se
ha quedado en humo. Y de Alfonso Benítez, el asistente de Artigas, casi que no
quiero pronunciarme, porque me ha parecido delirante toda su participación en
la historia.
He dudado mucho a
la hora de valorar la novela; por un lado, me inclinaba a considerarla
prescindible, pero me resisto a la idea porque me gustaría ver a Roures en otra
tesitura, abordando otro caso en el que la pátina del lujo y la frivolidad no
desmerezcan tanto una novela que, de haber prescindido de todo esto, estoy
convencida de que me hubiese gustado más. También es cierto que el desenlace de
la novela ha pesado mucho, porque de todos los escenarios posibles, el elegido
por la autora ha sido, para mi gusto, la peor opción.
No obstante, como
os he dicho anteriormente, he disfrutado mucho con el detective, con Isabel he
llegado a emocionarme y Katia, que al principio me parecía una petarda, ha
resultado ser todo un personajazo. Me ha
gustado la forma de escribir de Marta Robles y la historia, en general, me ha
parecido atractiva. Lástima que se haya ido diluyendo en el camino, porque
habría sido una novela estupenda.
Me gustan cuando las reseñas son sinceras, y la tuya lo ha sido. Ya he leído alguna que otra impresión como la tuya, con algunos peros. No sé si la leeré, pero lo que si sé es lo que me espera, así que no me haré muchas ilusiones.
ResponderEliminarBesos
¡Hola!
ResponderEliminarMuy buena reseña, muy completa, me ha encantado =) Por lo que os cuentas no es un libro para mi, al menos en este momento.
Un besito
Querida Kayena, nuevamente me quito el sombrero ante tu reseña. Yo tambien lei la novela y te entiendo perfectamente, al extremo de que a mi me ha resultado imposible, por mas que lo he intentado, reseñarla (obviamente no tengo tus recursos, lo asumo). Te agradezco tu sinceridad a la hora de pronunciarte, sobre todo por los que como yo, nos gastamos nuestro dinero en comprar las novelas que leemos, algo que parece que muchos blogueros han olvidado. Besos
ResponderEliminarEn muchos aspectos coincido con tus impresiones y eso que todavía la arrastro, Misia se ha convertido en algo así como un grano en el culo, y a Artigas no me lo he tragado desde el minuto uno. Sin embargo la trama en la que participa Roures, Isabel y Katia me tiene enamorada, pero ello no es suficiente para dado el poco tiempo del que dispongo retome la novela, la terminaré, claro y la reseñaré, todo a su tiempo. Por otro lado reseñas como la que acabas de hacer son necesarias, porque no todo lo que sale al mercado es bueno y leyendo las opiniones que he leído por ahí de no tener la novela hubiera sucumbido, ahora si no estuviera en mi poder la hubiera dejado pasar so pena de pederme a Roures e Isabel, sabes que soy periodista, y me hubiera gustado ser corresponsal de guerra, asi que ya te puedes imaginar lo mucho que me atrae. Te habrá costado errores vencer tu vagancia, yo lo llamo apatía, pero chica tus argumentaciones son de diez, y un punto de vista diferente para todos aquellos que quieran sinceridad en un bloguero
ResponderEliminar¡Hola, bonita!
ResponderEliminarNo he leído el libro y tampoco creo que lo haga, pero me ha encantado tu reseña. Clara, concisa y detallada. Nos permites ver los entresijos de la novela de forma genial.
En cuanto al libro en sí, solo la sinopsis me da una pereza enorme, y eso que el suspense es de mis géneros favoritos, pero ya de entrada Marta Robles no me llama nada la atención y además, por tu reseña, me da la impresión de que puede resultar una lectura algo pretenciosa y superficial. Así que creo que lo voy a dejar de correr...
¡Gracias por la reseña! Por mi parte, ya tienes una nueva seguidora.
¡Un abrazote!
Hola Kayena, aunque hace tiempo que por mis ocupaciones apenas visito blogs, al ver en mi lista el anuncio de tu publicación me he pasado a leerte. Como esperaba, la confianza que tengo en tus opiniones ha salido reforzada, has hecho una reseña sincera, honesta y muy bien argumentada, por ello tu blog es la mejor referencia que tengo. Un abrazo
ResponderEliminarCómo sabes no me tocó en la Yincana, y no es un libro que me llame la atención, precisamente por cómo pretenden vender la novela. Ya leí Maestra y me sobró toda la parte de pijas y marcas, lo mismo me hubiese ocurrido aquí. Una lástima que con buenas premisas al final se pierda la fuerza inicial.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues una pena que tras el buen inicio todo se diluyera, a mi no me llamaba demasiado así que en esta ocasión ya la había dejado para hace tiempo... Besinos.
ResponderEliminarYo debo haber leído otra novela. A mí me ha encantado. Lo del color de ojos y el perfume... Pues me ha parecido bien. Un recurso literario bien traído. Y lo del sexo..., no sé , será que mi vida sexual leída y vivida es más normal, porque me ha gustado muchísimo como están descritas las escenas de sexo. Para mí sí que son fuertes y más por el tipo de relación... pero no hay palabras que me molesten, por ejemplo, que es algo que llevo fatal. Yo tambien detesto a Artigas, me parece un tipo despreciable, pero no soy tan dura con Misia, pobrecilla. Con lo que ha pasado en la vida! Y Roures... me ha enamorado del todo. Y el policía también. Es muy creíble. Me gusta especialmente todo lo de Malasaña, a lo mejor porque voy bastante por esa zona. Y no me han molestado las descripciones con detalle para nada. La de los libros, que son mi pasión son las que más me han gustado. Y lo de los hoteles... es que si son amantes, donde los va a poner, no? Lo de la ropa y eso..., bueno, no es que me mate, porque hay cosas que no conozco. Podría haber recortado, pero tampoco me ha frenado la lectura. Y lo de Sierra Leona es que es brutal. Sin palabras. Coincido en que me gustaría volver a Roures en acción... Y a ser posible a Isabel. Ojalá le vaya mejor! Bueno que me ha gustado mucho. Y el final me ha dejado tocada. Yo la recomiendo totalmente.
ResponderEliminarHola Mercedes:
EliminarEncantada de que te hayas pasado por este blog, aunque me imagino que tu visita se limitará a un visto y no visto, ¿verdad? Bueno, es igual, ni a ti ni a mi nos preocupa eso.
Efectivamente, debemos haber leído una novela distinta, más que nada porque creo que yo he argumentado en la reseña el por qué de cada observación que he hecho sobre la misma. Tú te limitas a defenderla como si fuera tuya.
Lo del color de los ojos y el perfume es lo menos tonto de todo lo que rodea a Misia, pero tan absurdo como lo que comento en la reseña. ¿Realmente es un recurso literario? Eso es que conoces pocos.
Con respecto a lo del sexo, qué decirte... cuando leo una novela entiendo que todo es ficción. No espero que relaten vidas normales y corrientes, como la tuya o la mía. El problema del sexo aquí es que "lo venden" como "una novela de alta graduación, erótica y violenta, para lectores audaces". Y de eso no tiene absolutamente nada. La graduación la tendrá en las gafas de lectura (de marca, por supuesto), el erotismo brilla por su ausencia y el que esté dirigida a lectores audaces es mucho dirigir, porque yo, sinceramente, me he sentido más bien una lerda pasando páginas y esperando que me contaran algo interesante cada vez que los amantes de la milla del oro se encamaban.
A Artigas no lo he detestado, porque no me lo he creído. Pocas veces me he encontrado con un personaje dibujado desde un prisma tan ridículo. Quizás es que el saber qué tipo de camisas o zapatos usaba no acababa de convencerme. Reconozco que otras se apañan porque con eso se dan cuenta de lo que es el lujo. ¡Lastima haber leído tantas novelas donde el lujo o el poder era más palpable que en esta y que no recurriesen al mismo "recurso"... seguro que esos otros hubiesen triunfado y vendido los millones de ejemplares que seguro que va a vender esta novela con fans como tú.
¿De verdad que Misia es una pobrecilla? Está claro que no hemos leído la misma novela. ¿O se te olvida que para que su marido pudiese "presentarla en sociedad" tuvieron que ser eliminados "algunos detallitos" de su pasado a los que ella no puso obstáculos. Vamos, que para ti cualquier barbaridad cometida por la Mafia se debería quedar en un juicio de faltas, por lo que veo.
¿Qué es "todo lo de Malasaña"? El barrio donde vive Roures? Porque imagino que no lo dices por sus descripciones. Que no las hay.
El problema de las descripciones, no es que sean con detalle. El problema es que no las hay, que la autora se limita a poner una marca y así nos apañamos todo. Por ponerte un ejemplo, si yo digo que fulanito llevaba un polo blanco de Lacoste y unos vaqueros Levi's, ya no te tengo que explicar más, porque sabes perfectamente de lo que hablo. Con respecto a las descripciones de los hoteles, si te vas a la página de Booking.com, encuentras más literatura. Hazme caso.
Los libros también son mi pasión, pero lo que menos me importa de ellos es su precio. Y el que los mencionen como el que te recita la carta en un chiringuito, pues tampoco.
En el tema Roures estamos un poco más de acuerdo, aunque Marta Robles se ha quedado escasa. ¿Para qué te sacas de la manga un personaje con semejante potencial y luego te quedas en la espuma del mar? Quiero pensar que habrá una continuación y nos quiere dejar con la miel en los labios, pero esta parte hubiese podido salvar la novela y la ha dejado escapar.
Y el final ha sido una metedura de pata soberbia.
Y ahora recomienda la novela como si no hubiese mañana, si te apetece, pero a mi me daría un poco de apuro hacerle gastar a alguien lo que vale... porque ya sabemos las dos que no hay que confundir nunca valor y precio.
Hola Kayena y Mercedes:
EliminarGeneralmente me acerco a las reseñas antes de leer los libros, cuando no tengo opinión sobre los mismos, por eso no suelo comentar. En algunas ocasiones, pocas y solo si la novela me ha gustado, siento curiosidad por leer opiniones ajenas. Así he encontrado esta reseña y vuestro cruce de opiniones que me ha resultado muy interesante porque comparto algunas cosas con cada una de vosotras.
Mercedes, yo tampoco veo a Misia como una pobrecilla, no al menos con el sentido que tú le das. Es cierto que tiene un pasado turbio, oscuro, difícil, pero se ha sabido reinventar. A su manera, eso sí, de forma muy discutible. Misia llega a esta novela conjugando solo el verbo "tener", de ahí la profusión de marcas que se suceden una y otra vez. ¿Excesivas? Puede ser. Quizá algunas se podrían eliminar y no alteraría la historia, pero, en mi humilde opinión, sí podría cambiar la fotografía de los personajes. No sé cuál ha sido la intención de la autora, sí sé lo que a mí me ha transmitido: En el caso de Misia es el "tener" frente al "ser". En el de Artigas el "aparentar" para "tener".
Yo debo ser de las pocas personas que no detesta a Artigas :-). Obviamente no me gustaría poner un Artigas en mi vida, pero el punto fanfarrón y seductor que utiliza, y que le funciona perfectamente con Misia, golpea a ésta y la hace parecer más débil de lo que probablemente es y eso, precisamente, enriquece a ambos personajes. Misia es alguien que se dibuja fundamentalmente por su relación con las personas y con las cosas, mucho más que por sí misma. En ese sentido sí me podría parecer una pobre persona.
Una mujer de 45 años, independiente y vital no caería en manos de un picaflor, estoy de acuerdo contigo, Kayena. Sin embargo, desde el principio se asocia a Misia con la resignación y una persona resignada es un peligro para sí misma, es carne de cañón. Sin ilusiones, sin alicientes, sin sentir amor, es la presa fácil para un depredador como Artigas. Con Artigas es cuando Misia pasa del "tener" al "ser".
¿Qué decir de Roures?, que es un grandísimo personaje, que enamora sin pretenderlo. Me encantaría que tuviera continuidad porque puede dar muchísimo juego. Espero que Marta Robles le siga dando vida.
Creo que las personas que se esconden tras cada personaje pueden gustar más o menos. Cada lector tendrá su opinión sobre ellos, y para gustos los colores, pero los personajes están muy bien construidos. Cada uno tiene una razón de ser. Yo no eliminaría a ninguno. Los "secundarios" son importantes también.
Hay escenas que son brutales, en el mejor sentido de la palabra, que te dejan sin aliento y en eso creo que coincidimos las tres. Sierra Leona es una de ellas, pero no la única.
Kayena, puede que la sinopsis te haya creado expectativas distintas. No sé. Ya sabemos que una sinopsis también es algo subjetivo, un producto editorial y siempre hay cosas con las que podemos no estar de acuerdo. Yo de hecho no suelo hacer mucho caso de ellas y me voy directamente a la novela. Sin embargo, te diré que sí me fío y mucho del texto de la faja si viene de alguien que me gusta como escribe y en cuyo criterio confío, en este caso es de Rosa Montero: "Una historia apasionada, una intriga tórrida que se lee con fruición de voyeur y que nos habla del amor y del dolor, del lujo y de su trastienda más tenebrosa" .
Estoy plenamente de acuerdo con esa percepción.
Coincido con vosotras en que Marta Robles escribe muy bien. Reconozco que jugaba con cierta ventaja porque ya había leído otras novelas suyas, quizá por eso me lancé a ésta con muchas ganas.
Yo también, como Mercedes, recomiendo la novela y creo que todas las opiniones son válidas si se realizan desde el respeto y sin intentar dañar a nadie. Sobre todo porque escribir una novela tiene que ser muy difícil y ya eso me merece muchísimo respeto.
No quiero entrar en polémicas, Kayena, pero tampoco que pienses que soy una advenediza. Soy profesora de literatura desde hace muchos años y huelga decir lo que leo. Llevo años visitando blogs, entre otras cosas porque algunos los firman ex alumnas mías. Yo trato de mantener un perfil bajo, precisamente porque soy profesora y creo que es lo que corresponde.
EliminarTe insisto una vez más en que me ha gustado la descripción del barrio de Malasaña, que conozco bien. Tú crees que no existe y yo que está llena de sensibilidad y que refleja bien los cambios del barrio e incluso como respira. La de Londres está muy lograda. Y lo sé porque viví allí una temporada y contiene algunos detalles exquisitos que me han hecho reconocer la ciudad y sus contrastes. Es decir que, en general, me han gustado las descripciones y me han trasladado al lugar de la acción. Especialmente las de los hoteles, fíjate. Y más aún las de las guerras y la trata de blancas, que son brutales.
En cuanto a las escenas de sexo, desde mi punto de vista están muy bien contadas y a mí me siguen pareciendo duras porque se desarrollan en situaciones duras y a mí me llega esa dureza. Muchas marcas me sobran, eso sí, pero creo que los diálogos son brillantes y que se reflexiona sobre asuntos muy interesantes.
Además quiero incidir especialmente en dos asuntos: el de mis amados libros y el de dos personajes. Ya me has dicho que para ti no, pero para mí, el precio de los libros siempre es relevante, tal vez porque no me puedo comprar todos los que quiero y porque me encantaría poderme permitir algunas primeras ediciones que siempre me resultarán inalcanzables. Los libros me gustan también como objeto. Algunos pequeños tesoros que tengo –muy pequeños- me hacen muy feliz y eso que no los leo nunca. Pero, además, en esta novela el precio de los libros es importante, creo yo, porque tiene que ver con asuntos de blanqueo relacionados con la trama.
En cuanto a Misia, ella no es parte de la mafia que gobierna su marido y no me ha parecido que supiera de sus fechorías para borrar su pasado. No es una mujer fatal en absoluto. Es una mujer con miedo, como tantas. Quizás por eso no quiere saber demasiado. A Artigas lo detesto, si…, pero me parece un personaje muy interesante. Si te digo la verdad, me hubiera gustado ver como reaccionaba ante los últimos acontecimientos…
Podría escribir más cosas, desarrollar más mis argumentos, no lo dudes, porque los tengo y también la sólida convicción de que esta novela es muy recomendable de la que comparto las ganas por volver a encontrarme literariamente con Roures. Es mi opinión y espero que la respetes, como yo la tuya. Y quiero agradecerte tambien que publiques mis comentarios. He escrito algún otro en otros blogs y no siempre me los han publicado. Y te aseguro que no eran ni ofensivos ni abusivos, porque yo no soy así.
Vamos a ver, Mercedes, yo respeto la opinión de cualquiera y te podría que decir que mucho más las de aquellos que no me dan la razón per se, porque en más de una ocasión me han abierto los ojos ante situaciones que yo ni siquiera me había planteado en un momento dado.
EliminarPero ocurre que cuando doy mi punto de vista sobre una novela en concreto, que he leído por encima de mis posibilidades (porque en esta me ha parecido, en ocasiones, un auténtico derroche el tiempo que la estaba dedicando porque me aburría y lo único que quería saber era si un personaje en concreto era el asesino y no el que me estaba imaginando porque cantaba como una almeja y era demasiado previsible), eso de que venga alguien a cuestionar cada observación que he hecho (más que nada porque me cuesta horrores destinar mi tiempo a escribir reseñas de novelas que no me han gustado), vendiéndome una moto que yo no quiero comprar, pues no lo entiendo.
De cualquier modo y porque puede que no te hayas dado cuenta, no nací ayer precisamente. Que ya te estaba esperando y, por eso, tu primer comentario está aquí, como el que precede a este. Y lo malo es que me temo que vendrán otros muchos, que petarás mi cuenta de correo como has hecho con algún otro blog, pero ya te digo... lo asumo. Eso si, puedes decirle a la bloguera-mamporrera que en mi caso lo has conseguido, que a lo mejor lo considera un triunfo suyo en su nueva faceta "influenceril".
Marina: Hasta que no se manifieste Ana Lastra Gil, no respondo.
EliminarComo Luis Eduardo Aute, "solo pasaba por aquí". Leí tu reseña sobre la novela de Marta Robles (o quizá debería decir "contra la novela") y como a mí sí me había gustado mucho, decidí intercambiar opiniones desde el respeto y la educación. Así entiendo yo un blog literario, algo plural y con la única finalidad de entretener, de aprender, porque eso es la literatura, al menos para mí. Para batallas y malos rollos ya está la vida.
EliminarLas teorías de la conspiración me aburren mucho. No sé quién es Ana Lastra y, con todo mi respeto hacia ella, tampoco tengo el mínimo interés en conocerla. Algunas personas hablamos por nosotras mismas y no estar de acuerdo con tu reseña es simplemente eso "no estar de acuerdo".
No sé si Marta Robles leerá esto, por si entra en este blog, le diré que siga escribiendo porque hay mucha gente a la que le gusta cómo lo hace. Y que Roures tiene mucha por delante si ella quiere.
...mucha vida por delante, quería decir.
Eliminar¿A quien quieres engañar? Tú no pasabas por aquí, tú has venido a este blog a soltar el speech sin respetar que lo que en esta reseña se dice es MI opinión. Y me sorprende un montón, más que nada porque ni te la has encontrado al azar ni nada que se le parezca; de hecho, has tenido que buscarla, porque ni siquiera es la última que he escrito.
EliminarEl numerito de la profesora de literatura ya me lo conozco. Para comentar en un blog no es necesario "contar el curriculum", no viene a cuento y, si me apuras, no veo ni medio normal que "una profesora" de literatura se dedique a dar la brasa a quienes dicen que no les gusta una novela en concreto. Tú has venido a meterte de lleno en la polémica (que ni siquiera lo es) con Mercedes. Tampoco "has decidido intercambiar opiniones desde el respeto", porque ni siquiera he querido contestarte, porque sé quien eres, y has vuelto a insistir, hasta el punto de queremos enseñar como se debe llevar un blog. ¿Eso es educación? No, eso es ser una jartible, con todas las letras.
A mi las teorías de la conspiración me aburren no mucho más que a ti, sino que me asquean. Así que tonterías, las justitas. Mira, "Mercedes" y tú (o lo que es lo mismo, tú con dos pseudo-nicks diferentes) habéis estado breando a otra bloguera a comentarios que no ha publicado en su blogs porque fue más lista que yo y os vió venir de lejos. Y tú, en tu impotencia porque no podías conseguir cuestionarla, pusiste un tuit desde tu cuenta oficial cuestionando el que no aparecieran tus comentarios. Lo de Ana Lastra Gil lo hablas con un especialista, si te apetece.
Y también te digo que espero que Marta Robles no entre en este blog a mirar esto, porque se le caería la cara de vergÚenza viendo el flaco favor que alguna le está haciendo. (Y oye, que lo de Roures ya lo dije yo en la reseña, así que no te lo apropies, que te veo venir).
Pedazo de reseña que has hecho, me parece de las más sinceras y valientes que he visto en mucho tiempo, como te sigo desde hace tiempo no esperaba menos de ti, además con la propina que a modo de respuesta acabas de dejar a Mercedes, lo has dicho todo. Yo no he leído la novela y visto lo visto desde luego la dejaré pasar tranquilamente, que mi tiempo y mi dinero los gasto yo. Gracias por la información y un beso
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