DATOS TÉCNICOS:
Título: VOLVER
A CANFRANC
Autora: Rosario
Raro
Editorial: Planeta
Colección: Autores
Españoles e Iberoamericanos
ISBN: 978-84-08-13969-0
Páginas: 512
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta
Hay veces en que
las novelas nos llevan a lugares exóticos o paradisíacos o a ciudades y países
por los que sentimos una especial debilidad, quizás por las vivencias a las que
hemos asistido en alguna ocasión, bien en un viaje real o quimérico y, a nada
que el autor haya tenido un poco de oficio, se nos quedan prendidos para
siempre en nuestro imaginario. Prueba de ello ha sido el fenómeno landscape,
que a tantos ha enamorado -aunque no sea yo precisamente una de las defensoras
de este género- y por el que algunas editoriales apostaron fuerte desde un
tiempo a esta parte.
Sin embargo, a
veces basta con dar una vuelta por el panorama literario español para encontrar
no solo paisajes impresionantes descritos con una sensibilidad tangible, sino
que nos narran unas historias tan vibrantes desde las primeras páginas, que nos
hacen reconciliarnos con el género humano en un momento tan delicado como el
actual, donde la humanidad brilla por su ausencia.
Una de esas novelas
en las que encontraréis todo esto que os estoy diciendo y más lo descubriréis
en Volver a Canfranc porque es una historia
inolvidable que os acercará a la única fuente de la que manaba la libertad y la
dignidad humana en medio de aquel páramo inhóspito en que se convirtió Europa
en plena Segunda Guerra Mundial.
Pero vayamos por partes,
que siempre tengo tendencia a adelantarme…
LA
AUTORA:
Rosario
Raro (Castellón, 1971) es doctora en Filología. Además, ha estudiado Técnicas
de Escritura Creativa en la Universidad Mayor de San Marcos y en la Pontificia
Universidad Católica de Perú, país donde residió durante una década. Una
vez licenciada en la Universidad de Valencia, cursó un Posgrado en
Comunicación Empresarial en la Universitat Jaume I y otro de Pedagogía.
Además, dirige el Aula de Escritura Creativa e la universidad Jaume I de
Castellón desde su fundación en 2004 y hasta la fecha ha impartido numerosas
conferencias.
Su
obra literaria, además de haber sido traducida a varios idiomas (catalán,
japonés y francés), ha recibido numerosos galardones tanto a nivel nacional
como internacional. Es autora de:
-
Carretera de la Boca do Inferno.
-
Surmenage.
-
Perder el juicio.
-
Los años debidos.
-
Finlandia.
-
La llave de Medusa.
-
Ex.
-
Desarmadas e invencibles.
-
El alma de las máquinas.
-
Volver a Canfranc.
ARGUMENTO:
Marzo de 1943: La población de Canfranc ha
sido tomada por los nazis y reconvertida en un enclave más de la Francia
ocupada. Próxima a la estación internacional se encuentra La Serena, la posada
del pueblo regentada por Tricio y Pilar, donde se dan cita gentes de más de
diez nacionalidades distintas. No en vano es el lugar donde se alojan desde los
miembros de la Gestapo y de las SS, a los chóferes de los camiones suizos que transportan el oro expoliado por los
nazis por el que pagaban a España considerables cantidades a cambio del
wolframio que les servíamos. También se dan cita los miembros de la Resistencia
Francesa, así como espías británicos o refugiados de guerra que huían de una
muerte segura en los distintos campos de concentración repartidos por Europa
ocupada por Hitler, tras la instauración de “La
Solución final para la cuestión judía”.
En la estación internacional, mientras
tanto, el jefe de la aduana francesa, Laurent Juste, y una camarera del hotel,
Jana Belerma, exponen sus vidas junto con la inestimable ayuda del
contrabandista Esteve Durandarte, para ayudar a miles de judíos que gracias a
la Resistencia francesa han conseguido escapar de las fauces de la policía
secreta nazi. La inmensa mayoría son gente anónima, aunque a ellos se sumará
una reducida lista de personajes famosos como el pintor Marc Chagall, la artista de variedades Joséphine Baker y su
marido o la viuda del músico Gustav Mahler, Alma.
IMPRESIONES:
La Estación Internacional
de Cafranc se inauguró en julio de 1928 ante la presencia del rey Alfonso XIII
y el presidente de la República Francesa Gaston Doumerge con el propósito
de dispensar un nuevo paso fronterizo
entre Francia y España a través del túnel de Somport. Tenía doble nacionalidad:
española y francesa y se componía de un edificio principal, distintos muelles
de carga y un almacén de máquinas. Entiendo que dicho así, suene a poca cosa,
pero para que os hagáis una idea de su dimensión arquitectónica, en marzo de
2002 fue declarada Bien de Interés Cultural. Los trabajos de construcción
duraron cinco años y se utilizó una heterogénea composición de materiales, como
la piedra, el hormigón, el cristal o el hierro, rematando las cubiertas con
pizarra, dando lugar a un edificio de bella factura que se convirtió en un lujo
de establecimiento para envidia de propios y extraños. De planta alargada y disposición
simétrica, se articula en cinco cuerpos, estando el central y los laterales aventajados
y más elevados que el resto. Las dimensiones son espectaculares, pues mide 241
metros de fachada.
Durante la II
Guerra Mundial, la estación alcanzó una importancia decisiva a efectos
estratégicos para ambos bandos, ya que se convirtió en la entrada y salida de
Europa y, como en la Casablanca ficticia de Bogart -que no me cabe duda fue un
fiel reflejo de lo acontecido en este pueblo oscense-, en la posada próxima a
la misma, se daban cita toda clase de personajes: desde refugiados políticos a
espías, desde contrabandistas a tropas de ocupación de la Alemania nazi. Todos
cabían en ese pequeño enclave pirenaico y casi nadie sabía lo que hacía cada
uno de ellos.
¿Y cómo pudo ser
eso? Pues la respuesta, para quienes no conozcan nada de esta historia como me
sucedió a mí y que sucedió tal y como se nos narra a lo largo de las páginas –más
allá de las licencias que se haya podido tomar la autora al novelar los hechos-
es muy sencilla: en noviembre de 1942 Canfranc fue invadido por las tropas
alemanas como si fuese un territorio más de la Francia ocupada. En las
dependencias de la parte francesa de la estación internacional montaron un
cuerpo de policía con soldados de la brigada de Alta Montaña, apoyados por
miembros de la Gestapo y agentes de la SS. La estación se convirtió de esa
manera en un lugar de paso hacia España, Portugal y de ahí a Sudamérica.
También circuló por allí el oro que los alemanes expoliaron en los países ocupados
con el que pagaban el wolframio que España y Portugal les suministraban, por lo
que se puede deducir que la famosa neutralidad española tan cacareada durante
décadas fue, como se dice hoy en día, postureo puro y duro, no sólo por
facilitar a los nazis el valioso mineral tan vital para la industria
armamentística, sino porque los policías españoles tenían órdenes específicas
de entregar a la Gestapo a todo judío que encontrasen.
Pero lo más
importante, y en lo que se centra el grueso de esta novela, es en la labor
llevada a cabo por un grupo de héroes más o menos anónimos que, jugándose la
vida con cada movimiento que realizaban, consiguieron que miles de judíos alcanzaran
la libertad. Resulta sorprendente la aparente sencillez con la que la autora
nos va describiendo el funcionamiento de la red de espionaje urdida por la
Resistencia: desde el consulado británico con base en San Sebastián que
sufragaba los gastos de evacuación de refugiados, al servicio de informantes
que viajaba desde el norte de Aragón al País Vasco, la embajada británica en
Madrid y la sede del Cuartel general del alto mando aliado en Londres. También
nos describe algunas prácticas, como es el uso de novelas con mensajes en clave
que una vez descritos tenían de recodificar y así un montón de ejemplos que
ayudan a crear un ambiente de lo más intrigante.
Los personajes:
Aunque a priori
puede parecer que la protagonista es Jana Belerma, podría decirse que estamos
hablando de una novela coral, posiblemente porque tanto los personajes
principales como los secundarios están perfectamente caracterizados, descritos
al detalle y con mimo, hasta el punto de que llegamos a tener la sensación de
conocerlos íntimamente, tanto por sus rasgos físicos como por su personalidad o
su manera de comportarse.
Pasaporte de Albert Le Lay |
- Laurent Juste:
Jefe de la Aduana francesa en Canfranc, este personaje está inspirado en la
figura de Albert Le Lay. Casado con Arlette, tienen tres hijos: Maude, que
estudia en Madrid, Solange y Auguste. Es el enlace directo con la Resistencia,
por lo que una vez al mes acude a Zaragoza, a la consulta de un dentista donde
recibe las instrucciones sobre los nuevos “viajeros” a los que prestar ayuda.
- Jana Belerma: Tras la muerte de sus padres en un
bombardeo durante la Guerra Civil en su Zaragoza natal, decidió responder a un anuncio
publicado en el periódico local y convertirse en camarera del Hotel
Internacional, por lo que acostumbra a vestir como tal un uniforme negro sobre
el que lleva un delantal blanco, así como una cofia en la cabeza bajo la cual
recoge su cabellera, rizada y pelirroja, con una redecilla negra. Es la
encargada de recoger a los judíos una vez que llegan al vestíbulo de la
estación guiados por Didier y proporcionarles pasaportes, visados,
salvoconductos (que previamente ha falsificado –o falsifica durante las horas
de espera- y sin los cuales serían interceptados y deportados), billetes de
tren con los que continuar viaje a Lisboa con escala en Madrid y los pasajes de
barco con destino a Sudamérica. En caso de que los refugiados lleguen enfermos
–algo habitual sobre todo cuando los que vienen son ancianos que han pasado mil
y una penalidades- los derivará a la clínica universitaria que dirige el doctor
Mallén, también colaborador, en Zaragoza.
- Esteve Durandarte: Contrabandista y bandolero con fama
de conquistador, es admirado por todos, aunque vive recluido en las montañas
junto a dos de sus secuaces la mayor parte del año. También es colaborador de
la Resistencia y vital para que funcione el engranaje canfraniano. Físicamente
posee una gran envergadura, aunque es delgado pero ancho de espaldas.
Acostumbra a llevar barba y una larga melena que se ata con una cinta de cuero.
Pero junto a ellos
y, a pesar de ellos, hay otros tantos personajes que harán nuestras delicias,
así como unos pocos francamente aborrecibles, como es el caso de:
- Didier: Obrero de vía y obras, era la persona que
recogía a los refugiados en el tren y los guiaba hasta el hangar donde debían
esperar el tiempo necesario hasta que llegase el tren con destino a Madrid. De
aspecto musculoso y poco pelo, ronda los cuarenta años.
- Montlum: Compañero y amigo de Laurent Juste desde
que coincidiera con él en la Primera Guerra Mundial, también es el mejor amigo
de Jana Belerma. Vive en una buhardilla encima de la tahona del pueblo y
trabaja como ayudante del panadero en horario de noche a cambio del alojamiento.
Esta tapadera, además de venirles bien, resuelve el problema de cómo alimentar a
los refugiados una vez llegan a Canfranc, ya que de ese modo puede hacer el
doble de cantidad de pan con el que ofrecer bocadillos a los exiliados que
llegan extenuados y muertos de hambre.
- Valentina: Es una joven aprendiza de camarera a quien
Jana ha ido involucrando poco a poco en sus actividades secretas, a pesar de
contar tan solo con trece años. Es rubia, delgada y de piel muy clara, pero,
sobre todo, muy responsable y discreta.
- Capitán Wagner: Está al mando del destacamento
alemán y su principal ocupación es la de vigilar el tráfico de oro con el que
pagar el wolframio para la industria armamentística alemana. Organiza los días
de descarga de los lingotes de oro junto con Mirs, el responsable suizo llegado
para tal fin. Cuentan para ello con más de un centenar de vehículos y la
posibilidad de cerrar la estación cuando es menester para llevarlo a cabo lo
más discretamente posible. Es un hombre tranquilo y bastante cercano. Tiene
unos sesenta años y el pelo y el bigote canosos.
- Eberhard Gröber: Responsable del campo de
concentración de Buchenwald hasta su traslado a Canfranc. Es la antítesis de
Wagner en lo personal y profesional, al tener un carácter firme, inflexible y rígido.
Hará sufrir todo lo imaginable al grupo de la Resistencia, pues su ambición
desmedida por conseguir galones le llevará a estrechar el cerco cada vez más.
- Gervasio Casanarbore: Gobernador Civil
de Huesca y jefe provincial del Movimiento. Gusta de utilizar un vocabulario
rebuscado, buscando la humillación de cualquier interlocutor que se le ponga a
tiro. Caprichoso y engreído, entre sus fijaciones se encuentra la de destituir
a los alcaldes de su jurisdicción al azar y organizar fiestas donde la
extravagancia y la vanidad son el leitmotiv más recurrente en ellas. De
limitada musculatura es muy presuntuoso, por lo que se podría resumir en que la
única virtud de la que puede hacer gala es su mujer, doña Mimín, todo lo
opuesto a él, ya que es encantadora en el trato, instruida y sensible ante las
injusticias.
La Dama Dormida
Las descripciones,
tanto del entorno -en particular cuando seguimos al carismático Durandarte
camino de su refugio-, como de la estación son brillantes, consiguiendo la
autora que en todo momento nos podamos hacer una idea clara y precisa del
ambiente. El vestíbulo de la terminal estaba decorado con gran boato en estilo
modernista, con mostradores de madera labrada, desde donde se accedía a las
distintas dependencias (oficinas de correos y telégrafos, de cambio de moneda,
taquillas, kiosko, etc), todas duplicadas al tratarse de una estación de doble
nacionalidad. También desde allí partía una gran escalinata de mármol que daba
acceso a la segunda planta donde se ubicaba el hotel internacional. La parte
superior estaba abierta con vidrieras de tres metros de alto por cuatro de
ancho. La administraban dos compañías: la Línea de Midi (para la zona francesa)
que llegaba hasta Pau atravesando el túnel de Somport y enlazando desde allí
hacia París y los Ferrocarriles del Norte (para la española).
CONCLUSIONES:
Aunque soy muy
aficionada a la novela histórica, no suelo recomendarla a quienes gustan más de
la narrativa en general, porque entiendo que es difícil acertar cuando la
temática es tan especial. Sin embargo, con esta novela no he dudado en
sugerírsela a todo aquel me que ha pedido consejo a la hora de comprar un
libro, en particular en estas fechas, porque estoy convencida de que gustará a
todos los públicos. Son muchos los aciertos que he encontrado en ella: desde lo
que decía al principio, en el sentido de que al tratarse de una historia basada
en hechos reales, la intrahistoria me ha hecho reconciliarme con el género
humano a lo puramente literario: como el ritmo impregnado en cada una de sus
páginas, que te tiene en vilo constantemente y con una sensación de angustia
difícil de llevar, por no hablar de unos personajes perfectamente
caracterizados, con los que es fácil empatizar por la humanidad que derrochan
cuando pertenecen a un bando, claro está, o a los que odias sin remisión y que
menos mal que son más bien pocos. También hay que destacar el estilo de la
autora y su prosa, cuidada, milimétrica, que siempre encuentra la palabra
exacta con la que ofrecernos una novela perfecta que difícilmente olvidaremos.
Acabo de ver tu reseña, solo la he mirado muy por encima pues estoy leyendo la novela, con intención de reseñarla para la yincana, y no quería verme influenciada por tu opinión, pero he visto la nota que le has puesto y por lo que llevo leído creo que coincidiré contigo.
ResponderEliminarBesos
Estoy deseando que me llegue para ponerme con ella, aunque delante tengo otra a la que le tengo que dar prioridad, pero ya veremos, de momento ya he terminado La Sonata del Silencio. Como siempre una reseña impecable
ResponderEliminarMe gustaría leerlo, pinta muy bien =)
ResponderEliminarBesotes
El año pasado vi un documental sobre estos hechos, desde entonces tengo puesto el ojo en esta novela... de todas formas he visto algunas opiniones menos entusiastas, así que si decido leerla, bajaré mis expectativas.
ResponderEliminarUn beso
He dudado si apuntarme al reto de Carmina y Cayena; pero creo que sí la leeré aunque con menos "estrés".
ResponderEliminarSaludos
Hemos coincidido en reseñar este mismo libro, aunque mi opinión no es tan entusiasta como la tuya :(
ResponderEliminarBesos
Yo no he quedado tan satisfecha con esta lectura. Me ha faltado emoción en los personajes y en los hechos que narra.
ResponderEliminarBesos
Lo tengo apuntado desde hace tiempo, a ver qué me parece a mí
ResponderEliminarun beesito
Conozco la estación de Canfranc, que me parece una maravilla a pesar de su estado de abandono. Espero que esos planes de recuperación que hay para ella se cumplan y vuelva a lucir con todo su esplendor. De los hechos que narra la novela no conocía nada. Creo que la novela histórica tiene también la utilidad de mostrarnos lo que desconocemos, como es el caso.
ResponderEliminarUn besazo.
Estimadas lectoras, muchas gracias por vuestras lecturas. Yo también soy una lectora más aunque se trate de mi obra y compartir con vosotras mis impresiones me resulta muy muy útil. Un fuerte abrazo y muchas gracias :) La intención: contar unos hechos no demasiado conocidos, entretener y si en algunas escenas he conseguido conmover ya me doy por satisfecha.
ResponderEliminarMmmm.... a pesar del entusiasmo que transmites a mi no termina de llamarme la atención. Aunque dada tu recomendación, si me cruzo con ella, probablemente la lea.
ResponderEliminarGracias por tu reseña. Besos
ya la tenía apuntada, estoy deseando hacerme con ella y leerla :)
ResponderEliminarbesos.
Vengo de leer la reseña de Marina y la verdad es por un lado me llama pero por otro no se, un beso
ResponderEliminarNo lo conocía, gracia spot la reseña, muy completa :P
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado tanto ^^
Un besito =)
Es una novela que tengo ganas de leer, pues hace tiempo que me contaron historias sobre la estación de Canfranc y se que me gustará.
ResponderEliminarBesos
Tiene buena pinta la novela, tomo nota. Saludos
ResponderEliminar