DIEZ, de Gretchen McNeil

DATOS PRÁCTICOS:

Título: DIEZ

Título original: TEN

Autora: Gretchen McNeil

Traductor: Daniel Hernández

Editorial: Maeva

Colección: Maeva Young

ISBN: 978-84-15532-85-9   

Páginas: 360

Presentación: Rústica sin solapas

Nunca he sido una gran aficionada a la obra de Agatha Christie y en mi descargo diré, porque me consta que tiene una legión de admiradores, que en mi adolescencia leí muchísimos libros suyos, tantos que me empaché. No obstante, algunos me gustaron bastante, más allá de lo mucho que me costaba encontrar al responsable de los actos criminales que en sus novelas se narraban porque la Reina del crimen siempre guardaba un as en la manga que sólo descubría al final de cada historia. Todavía los recuerdo, como es el caso de Diez Negritos, que llegó a convertirse en paradigma del género policíaco, de intriga y terror.

Pues bien, cuando me puse a buscar novelas con las que participar en la Yincana Criminal y más en concreto que la acción se desarrollase en una isla, llegué a replantearme volver a leer la novela para reseñarla, hasta que me enteré que Maeva había publicado un remake de la misma, por lo que decidí probar suerte. Esa novela es Diez y os anticipo que me ha gustado.

LA AUTORA:

Poca información he encontrado acerca de la autora, por lo que me limito a reescribir lo que tanto en la web oficial de Maeva y en la propia novela nos dicen de ella:

Gretchen McNeil es escritora, cantante de ópera y colabora con el circo Berzerk de Los Ángeles.

Diez es su segunda novela. Con ella, ha obtenido un gran reconocimiento entre los aficionados al género.

Es una de las fundadoras del grupo YA REBELS, que se dedica a difundir todo lo relacionado con la literatura para jóvenes.

ARGUMENTO:

Cuando Meg y Minnie recibieron la invitación que Jessica Lawrence, la chica más admirada del instituto Kamiak, les envió a través de Facebook para asistir a una fiesta exclusiva que se prolongaría durante un largo fin de semana en Henry Island, no dudaron en engañar a sus respectivos padres con una excusa para no perdérsela. A la primera no le hizo mucha gracia; sin embargo, para Minnie era la oportunidad de oro, esperada durante largo tiempo, para poder codearse con el grupo más popular de su instituto. En teoría, sería la fiesta de sus vidas más que nada porque en cuestión de unos pocos meses las amigas se separarían, ya que Meg había sido admitida en la Universidad de California.

A pesar del turbulento trayecto en ferry hasta la isla, la ilusión se mantuvo incólume y se transformó en alegría cuando vieron aparecer a T.J. Fletcher, otro compañero de instituto con el que Meg tuvo un amago de relación, que vino a darles la bienvenida junto con otro amigo, Ben.

Una vez en la casa, conocerán al resto de los invitados y, tras la cena, encontrarán un vídeo bastante sospechoso: se titula “La venganza es mía”. Inmediatamente se desencadena una tormenta y quedan aislados del mundo exterior, sin electricidad, sin teléfono y sin acceso a internet vía wifi. Esa misma noche, de madrugada, aparece el primer cadáver: una de las chicas aparece ahorcada y, aparentemente parece un suicidio… hasta que surge otro más y Meg repara en que ambos asesinatos guardan estrecha relación con el contenido del vídeo.

IMPRESIONES:

Como ya os he comentado, Diez es un remake de la archiconocida novela de Agatha Christie, Diez Negritos, por lo que hay una serie de similitudes en la novela, como es el hecho de que la acción transcurra en una isla inaccesible durante el fin de semana en que se desencadenan los hechos; que en ambas novelas sean diez las personas que concurran a la misma reunión; que todos, de un modo u otro, estén relacionados como para haberse convertido en el objeto de una venganza macabra y que al haber comprobado que no hay más habitantes en la isla, ni siquiera el anfitrión, uno de los allí presentes debe ser el asesino, por lo que la desconfianza entre unos y otros enseguida aflora y la tensión cada vez que se comete un nuevo crimen va a más, hasta convertirse en una auténtica pesadilla.

Obviamente, nos encontramos con un asesino en serie y a la intriga por conocer de quien se trata, porque llega un momento en que todos son sospechosos, se une la de averiguar quién será la siguiente víctima.

Dentro de la isla, White Rock House se encuentra en un pedazo de terreno aislado, convirtiéndola prácticamente en inaccesible, unido por un istmo de siete metros de ancho que se alza a poco más de un metro sobre el nivel del mar y del que parte un sendero hasta la mansión. La casa tiene una arquitectura peculiar, pues su planta es similar a la de una mansión criolla por su fachada y laterales, así como por un patio cubierto y cercado, del que levanta una torre semejante a un faro. Debe su nombre a que la zona en la que se asienta está cubierta de blancos guijarros que brillan cuando la luz de las ventanas se proyecta sobre ellos.

Lógicamente, está dotada de todas las comodidades posibles, así como wifi, televisión de plasma de cincuenta pulgadas por satélite, alguna videoconsola y comida y bebida para un regimiento.

La trama, narrada en tercera persona, está muy bien estructurada. Los datos que se nos ofrecen vienen con cuentagotas, así como las típicas pistas falsas que impiden a Meg conocer la identidad del asesino y que salpican la historia de tensión e intriga. Hasta ahí, cualquiera que haya leído la novela de Agatha Christie pensará que le sigo hablando de su famosa novela, con algunas novedades como es el caso de internet… pero poco más. Incluso el detalle que en la original consiste en que a medida que van muriendo personajes, se van rompiendo uno a uno los muñecos que simbolizan a los diez negritos de la canción en que se basa el argumento, en esta ocasión viene justificado por unas señales pintadas que van apareciendo en el vestíbulo, una por persona. La diferencia es que esta novela está enfocada al público juvenil y como tal, los allí reunidos son jóvenes –prácticamente adolescentes en su último año de instituto y en cierta medida estereotipados- con las mismas expectativas que cualquier otro salvando, si acaso, que son estadounidenses y, si os digo la verdad, mucho más asequibles en cuanto a empatía de lo que puedan aparentar los personajes creados por la Reina del Crimen.

LOS PERSONAJES:

Como en la novela de Agatha Christie, también son diez los personajes que se reúnen en una mansión de una isla inaccesible, concretamente en Henry Island (Seatle), y cada uno de ellos ha sido invitado de una manera bastante particular, aunque ninguno de ellos llega a reparar en que las formas han sido un tanto atípicas. Eso si, a lo largo de la novela los veremos evolucionar desde la perspectiva de la protagonista y entenderemos los motivos por los que han sido invitados, ya que nada es casual:

- Meg Pritchard: Obviamente, es la protagonista indiscutible, por lo que es el personaje mejor caracterizado. Será quien lleve la batuta de la “investigación” de todos los sucesos que ocurran en la isla. Pretende ser escritora y en unos meses iniciará sus estudios en la Universidad de California, destino que ha elegido entre un montón de opciones más cercanas, para poner una inmensidad de kilómetros de por medio con su amiga Minnie. La relación entre ambas es curiosa, basada principalmente en la ley del embudo, donde la igualdad de trato brilla por su ausencia. Aún así, Meg representa a ese escaso grupo de personas que todos quisiéramos a nuestro lado por su grado de lealtad ante las situaciones. Lástima que Minnie sea tan superficial que no es capaz de verlo en toda su dimensión.

- Minnie: Amiga íntima de Meg, también está muy bien dibujada. Es enamoradiza por definición, por lo que cuando T.J. Fletcher la rechazó, no duda en mantener una relación sentimental con su mejor amigo, Gunner. Una vez en la isla, se lía con Ben, que en teoría es el novio de la anfitriona. Tiene problemas de salud que afectan a su comportamiento, pero que tomando su medicación, pasan inadvertidos, aunque es un secreto que sólo conoce Meg. En ese sentido, la actitud de la chica es impagable, porque ejerce de amiga incondicional con una naturalidad impensable.

- T.J. Fletcher: De constitución alta y atlética, ha conseguido una beca universitaria por sus dotes en el fútbol. Está enamorado de Meg, aunque su posible romance se frustró meses antes cuando ella no quiso asistir con él al Baile de Bienvenida porque creía que con ello podía traicionar a su amiga. Desde entonces, hasta su encuentro en la isla, ha mantenido una actitud distante con Meg.

- Ben: En teoría, es el novio de la anfitriona, pero ella nunca aparece en la isla al perder el último ferry. De constitución delgada, tiene los ojos azules y se tiñe el pelo de rubio. Tras conocer a Minnie, inicia con ella una relación amorosa. Estudia en el Instituto Mariner.

El resto de ellos, son más bien planos, sin apenas caracterización psicológica, aunque la tensión está lo suficientemente conseguida como para que este detalle se convierta en secundario:

- Gunner Shields: De piel bronceada y cabello jaspeado como consecuencia de su afición al surf. Siempre viste con ropa de sport: camisetas, pantalones anchos y chanclas. Es el mejor amigo de T.J.Fletcher y mantuvo un romance con Minnie meses atrás. Ahora es novio de Kumiko.

- Kumiko: De origen asiático, sigue la estética punk: camisetas negras, muñequeras y el cabello teñido de color magenta. Estudia en el Instituto Roosevelt y es novia de Gunner.

- Vivian: Es la más organizada de los asistentes a la fiesta. Estudia en el Instituto Mariner.

- Lori: Solista, Muy estirada y bastante arisca. Estudia en el Instituto Mariner, también participa en el Equipo de Debate.

- Nathan: De aspecto muy delgado, estudia en el instituto Mariner.

- Kenny: Grandullón, es el defensa del equipo de fútbol del Instituto Mariner.

CONCLUSIONES:

Diez es una novela enfocada al público juvenil, aunque puedo asegurar que la intriga y la tensión está asegurada desde las primeras páginas y que gustará a cualquiera. Desde que leí la novela hasta hoy que me he decidido a reseñarla he estado dándole vueltas al final porque, precisamente por ir dirigido a un público juvenil, tiene un cierto regusto ejemplarizante, pero como no quiero hacer un spoiler precisamente del cómo termina, sólo os diré que haciendo uso de memoria, me he dado cuenta que cuando vi hace muchos años la adaptación de la novela original al teatro, precisamente termina de manera similar, algo que me resulta muy curioso mencionar porque no creo que Gretchen McNeil, se pasease por Madrid en aquellas fechas para iluminarse. Así que creo que no puedo poner ningún “pero” a una novela sin pretensiones que cumple todas las expectativas que me había creado hacia ella.

Esta reseña participa en la iniciativa:

Requisito a cumplir: Transcurre en una isla y el asesino es un hombre.