sábado, 11 de abril de 2015

CADÁVERES EN LA PLAYA, de Ramiro Pinilla


DATOS PRÁCTICOS:

Título: CADÁVERES EN LA PLAYA
Autor: Ramiro Pinilla
Editorial: Tusquets
Colección: Andanzas
ISBN: 978-84-8383-950-8
Páginas: 248
Presentación: Rústica con solapas





El 22 de octubre de 2014, con esta novela recién salida de talleres, murió Ramiro Pinilla a los 91 años de edad, un escritor que acercó el mundo vasco como pocos tras pasarse una veintena de años pergeñando la trilogía Verdes valles, colinas rojas. No descubro nada explicando las bondades que podemos encontrar en sus novelas, porque las avalan numerosos premios, a cual más prestigioso. A mí lo que me impresiona de él es su modo de enfocar la literatura y su prosa, por eso, no he podido resistirme a leer el último caso de Samuel Esparta, ese detective tan peculiar como el mundo que le rodea y que me encandiló hace tiempo.



EL AUTOR:

Quizás Ramiro Pinilla (Bilbao, 1923-Getxo, 2014) sea uno de los autores más peculiares de cuantos he conocido. No sólo por su estilo tan característico, sino por el modo en que, desde muy joven, decidió llevar su carrera literaria. Para que os hagáis una idea, empezó a escribir a los dieciocho años (breves relatos para una colección de cromos) y no fue hasta los años sesenta cuando publicó su primera novela, Las ciegas hormigas, con la que consiguió el Premio Nadal y el de la Crítica. Una década después quedó finalista en el Premio Planeta con Seno y fundó su propia editorial –Libropueblo- en la que los libros salían al mercado al precio de coste, pero que le llevó a apartarse durante tres décadas de los circuitos comerciales porque sólo distribuían los ejemplares en Bilbao. De aquella época son sus novelas:

- El salto (1975)
- Recuerda, oh, recuerda (1975)
- Antonio B. “el ruso”, ciudadano de tercera (1977)
- Primeras historias de la guerra interminable (1977)
- La gran guerra de Doña Toda (1978)
- Andanzas de Txiki Baskardo (1979)
- Quince años (1980)
- Huesos (1997)
- La estación de Getxo (1998)

En 2004 vuelve a retomar su relación con la Editorial Tusquets y publica la trilogía Verdes valles, colinas rojas, compuesta por los títulos:

- La tierra convulsa (2004), con el que consigue el Premio Euskadi.

- Los cuerpos desnudos (2005)

- Las cenizas del hierro (2005), con el que consigue el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Narrativa.

A las que seguirían:

- La higuera (2006)
- Sólo un muerto más (2009) Primer caso del detective Samuel Esparta
- Los cuentos (2011)
- Aquella edad inolvidable (2012)
- El cementerio vacío (2013) Segundo caso de Samuel Esparta.
- Cadáveres en la playa (2014) Tercer caso de Samuel Esparta.





ARGUMENTO:

Juana Ezquiaga acaba de enterarse por el antiguo bañero, encargado de la playa de Getxo, que su primer y único amor, desaparecido treinta y cinco años atrás, está enterrado bajo la arena de Arrigunaga.

Resulta que unos falangistas, en uno de los muchos fusilamientos de la guerra civil, mandaron abrir una fosa común a los nueve desdichados a los que posteriormente enterrarían después de su ejecución. Sólo tenían tres palas y entre ellos se las alternaban y mientras unos cavaban, los otros sacaban la arena con las manos. En el último momento, nada más darles el tiro de gracia, apareció un hombre con una carretilla en la que portaba un cadáver.

Según Juana, eso sólo pudo ser llevado a cabo por alguno de los amigos comunes de la pareja, teniendo como móvil el amor y los celos, pues los cuatro amigos estaban enamorados de ella y contrata a Samuel Esparta para que aclare lo sucedido aquella noche.






IMPRESIONES:

Han pasado varios años desde que Samuel Esparta resolviera su último caso: el del asesinato de la bella Anari y publicase la correspondiente novela sobre sus pesquisas que le haría un poco más famoso en su localidad natal. Tantos, que Koldobike se ha casado y ha dejado a su sobrino su puesto como ayudante en la librería. También ha muerto su madre y, en cierto modo, su vida se ha vuelto más rutinaria y monótona.

¡Ah! ¿Qué no sabéis quien es Samuel Esparta? Os lo cuento: Para los que no le conozcáis, Samuel Esparta es el alter ego de Sancho Bordaberri, un librero natural de Getxo aficionado a la novela negra, -en particular a la de los clásicos norteamericanos Dashiell Hammett y Raymond Chandler-, al que cuando le sale un caso como investigador privado en su pueblo, se transforma. Y le gusta tanto la literatura que su profesión frustrada es la de escritor. En su juventud quiso ganarse la vida con la pluma, pero descubrió que no tenía dotes (o eso creía), hasta que un buen día ocurrió un hecho bastante siniestro en su localidad y decidió investigarlo. Sacó del armario su traje oscuro y alcanforado, la camisa también oscura, la corbata azul con motitas blancas, los zapatos negros, la gabardina de rigor y el sombrero de ala que le regaló su abuelo el navegante y se convirtió en Samuel Esparta (emulando al mítico Sam Spade), con la salvedad de que todas sus vivencias durante el caso las fue plasmando negro sobre blanco, lo que le permitió encontrar un estilo peculiar capaz de convencer a un editor que por fin publicó sus historias. Ayudó mucho a la puesta en escena la inestimable colaboración de Koldobike, su asistente en la tienda, que para la ocasión tiñó sus cabellos de rubio platino y cambió su vestuario por otro más sofisticado para estar a la altura.

Nos encontramos en 1972 con un Sancho Bordaberri entrado en la cincuentena. Sigue regentando la misma librería y sus días se suceden entre la nostalgia y la rutina, dejándonos sus impagables soliloquios sobre literatura en general y más concretamente acerca de la novela negra, su género preferido:

"Es sorprendente la regularidad con la que hay que pedir Cien años de soledad, casi tantas como devocionarios. La vida no es como aparece en Cien años, la vida es como la cuentan Dashiell Hammett y Raymond Chandler. Me alegra que no vean lo mucho que vende García Márquez y lo poco que venden ellos. Para compensarles reinan en mi Sección Especial para gloria del género negro".  Página 21

Y nos transmite la realidad del momento desde ese rincón de la cornisa cantábrica, que no era precisamente la más deseable:

“Creo leer en las miradas que se me dirigen o resbalan sin querer, ese río subterráneo cuyo susurro es un alarido silenciado: ETA, esos chicos que han empezado a matar a franquistas, el ruido creciente que nos llega del exilio de los partidos nacionalista, comunista, socialista y demás, irreductibles desde su derrota pero oliendo ya a cadáver; la lucha intermitente de jueces, periodistas, estudiantes y trabajadores filtrando su voz democrática por los resquicios de la dictadura”. (Página 103).


Hasta que una vecina de la localidad, Juana Ezquiaga, requiere sus servicios como investigador. Resulta que el antiguo bañero, Higinio Sanjuanena, agobiado por el modo en que el nivel de la arena de la playa baja de año en año sin que se restituya de manera natural, ha decidido contarle un secreto que le lleva atormentando desde hace treinta y cinco años y afecta especialmente al que fuera su novio y único amor antes de que el mar se apodere de los restos de todos los que murieron entonces. Resulta que una noche, en plena guerra civil cuando los falangistas hacían de su capa un sayo en un país vasco ya vencido, es testigo de manera accidental de una ejecución a la que en el último momento se añadió un cadáver más. El muerto era Estebe Barrondo y su asesino lo depósito en la fosa común abierta al efecto junto con otros nueve desdichados.


Y es que cada nuevo invierno los temporales se van llevando la arena de la playa y cuando llega el verano esta sólo es reintegrada en parte, por lo que a lo largo de los años la playa se va llenando de piedras blancas y desechos marinos. Nunca nadie se puso de acuerdo a la hora de tomar medidas y los responsables del Ayuntamiento, tras pedir consejo a varios expertos, tomaron la decisión más fácil: rellenar la zona más deprimida con dos camiones de arena robada en la playa de otra localidad vecina y, con semejante desatino, evitaron una futura cooperación.


Después de escuchar el testimonio de Higinio, a Juana no le caben dudas en cuanto a que el asesino de Estebe es uno de los amigos íntimos de la pareja, incluido el hermano de la víctima y que el móvil no fue otro que el amor desmedido que todos sentían por ella. Por lo que las pesquisas de giraron en torno a ese hilo, recabando cuanta información fue precisa y sometiendo a los sospechosos a algún que otro sondeo y una prueba definitiva.

Por aquel entonces, los cinco amigos fueron reclutados por las quintas y pertenecían al batallón Sabino Arana. Pertenecían a cinco familias de la clase alta de Algorta, nacionalistas, para más señas. Después del combate del monte Archanda, poco antes de la Batalla de Bilbao, desertaron para esconderse. Estebe y su hermano Sergio volvieron a Getxo y lo hicieron a su propia casa, por lo que Juana les ofreció la suya para que no les localizaran cuando fueran a buscarles. Xabier Pagoeta se quedó en un caserío abandonado de Apatamonasterio; Peru Mugarte optó por una cueva del Serantes y Jokin Arzubialde también regresó al pueblo para alojarse en un piso de su familia. Así estuvieron hasta 1943, excepto Estebe que murió veintitrés días después de su vuelta.

Después cada uno retomó su vida en donde la había dejado: Sergio volvió a abrir el negocio familiar, para lo que buscó un nuevo sastre; Peru y Xabier reanudaron sus estudios de ingeniería, para acabar el primero trabajando en Obras del Puerto y el segundo en Altos Hornos y Jokin optó por trabajar en el Banco de Bilbao, donde ya lo hacían su padre y su tío. Todos se casaron, tuvieron hijos y Juana se convirtió en una viuda blanca.


LOS PERSONAJES:

- Sancho Bordaberri: Librero en su localidad natal, fundó su librería cuando apenas tenía veintiún años, en 1940, gracias a unas cajas de libros heredados y una colección de tebeos propia. En la actualidad (1972) tiene 53 años. Soltero, apenas se le conocen un amor de adolescencia y dos medio novias de poca duración. En ocasiones, trabaja como investigador y en ese momento pasa a llamarse Samuel Esparta, emulando al mítico detective Sam Spade creado por Dashiell Hammett incluso en su indumentaria.

- Koldobike: Ayudante de Sancho en la librería Beltza desde su origen. En la actualidad está casada y desde que contrajo matrimonio, ha dejado su puesto a su sobrino, hasta que una vecina del pueblo ha encargado un nuevo caso a su jefe, momento en que ha vuelto a ponerse a su disposición. Conoce a todos los vecinos de la localidad y todos los cotilleos de cada familia y es mucho más pragmática que su jefe.

- Juana Ezquiaga: A pesar de su madurez, su serena belleza todavía es evidente. Ojos azules, bonita melena rubia. Vive en la avenida de Larragoiti, justo en el portal de al lado de “Paños Barrondo”, la que fuera sastrería de su novio junto con su hermano. Se prometieron el 15 de abril de 1936, cuando apenas contaba con veinte años, pero la guerra malogró sus planes de boda.

- Higinio Sanjuanena: Fue el primer bañero de la playa de Arrigunaga. Empezó a trabajar en 1900, cuando el Ayuntamiento dispuso crear este servicio al notar el incremento de bañistas. Junto con el puesto de trabajo, también decidieron levantar un chiscón donde guardar las hamacas de lona, los toldos y las sombrillas que, o bien se alquilaban, o bien se utilizaba para que las dejasen allí sus dueños. Corría el año 1900 y cuando él se jubiló, se hizo cargo del trabajo su hijo. Hombre serio, honrado y parco en palabras, fue testigo circunstancial de lo que ocurrió la noche del 22 de julio de 1937, cuando al regresar a su casa por la playa tras una jornada de pesca bien entrada la noche, observó a un grupo de hombres: nueve cavaban su propia sepultura y otros cinco les apuntaban con sus pistolas. Durante más de tres décadas el miedo le hizo guardar silencio, pero teme que con la pérdida de arena en Arrigunaga, aparezcan los cadáveres que se ocultan debajo.

- Estebe Barrondo: Prometido de Juana Ezquiaga, desapareció la noche del 22 de julio de 1937, cuando estando en casa de ella, escuchó un inconfundible silbido procedente de la calle, ya que era con el que se identificaba el grupo de amigos. Acudió y nunca más regresó.

- Sergio Barrondo: Hermano de Esteve, en la actualidad y desde después de la guerra, es el único dueño del negocio familia, Paños Barrondo. Casado en 1943 con Luisa, tiene dos hijos.

- Peru Mugarte: Después de desertar se quedó en un caserío abandonado en Apatamonasterio, aunque hizo alguna excursión a Getxo. Después volvió a Getxo para proseguir con sus estudios de ingeniería y al terminarlos, empezó a trabajar en en la Junta de Obras del Puerto. Se casó en 1956 y tiene cuatro hijos.

Xabier Pagoeta: Después de la guerra terminó sus estudios de ingeniería y empezó a trabajar en Altos Hornos. Se casó en 1950 con Catalina y tienen dos hijos.

Jokin Arzubialde: Alias “Patata”, trabaja en el Banco de Bilbao, como toda su familia. Se casó en 1945 con Andrea. No tienen hijos.


CONCLUSIONES:

Cadáveres en la playa es una novela aparentemente sencilla, pero sólo aparentemente. Lo es por el escenario: un entorno rural como el de Getxo cuando el franquismo daba sus últimos coletazos; también en cuanto a estilo: Ramiro Pinilla escribe como los ángeles, pero su prosa es asequible y sus juegos con la metaliteratura son un lujo inocente que despiertan más de una sonrisa. También es el colofón a una trilogía que más de uno recordaremos por todo lo mucho y bueno que sólo son capaces de aportar los grandes escritores y Ramiro Pinilla lo es por definición.




Esta novela participa en la iniciativa:


Requisito: La acción transcurre en un ambiente rural

13 comentarios:

  1. Parece interesante, lo tendré en cuenta :)
    un beesito

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  2. Buenos días. Desayunar leyendo esta reseña y todo es pensar,me quiero ir de compras libreras.
    Un beso

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  3. Aunque me gusta lo que cuentas de este libro, el autor se me atragantó hace tiempo, leí su trilogía Verdes Valles, Colinas rojas y me costó terminarla... así que de momento este lo dejo pasar.
    besos

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  4. Pero que buena pinta tiene *-* Me ha llamado mucho, mucho la atención. Últimamente tengo muchas ganas de leer novela negra.

    ¡Un besote!

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  5. Madre mía, al final tendré que cambiar de gènero literario favorito. Desconocía a este autor, y de su obra mejor no digo nada. Lo que me echa para atrás es la época en la que se ambienta, no me gusta mucho
    Besos

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  6. Qué buena pinta tiene esta novela! Tendré que buscar novelas de este autor, que me dejas con ganas.
    Besotes!!!

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  7. No me termina de convencer asi que por el momento la dejo pasar.

    Saludos

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  8. Aiiins, me encantan este tipo de novela, así que me apunto tanto ésta como las anteriores. Gracias por la recomendación.

    Besooss!!

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  9. Tiene una pinta fantástica, tomo nota.
    Besos

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  10. Pues tiene muy buena pinta, no conocía al autor =)

    Besotes

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  11. Solo tuve que leer el titulo del libro para que me atrapara. besos

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  12. Este me lo apunto. He oído hablar del autor, pero todavía no he leído nada suyo, y este creo que es de los que me gustan :)
    Besos!

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  13. Yo también me lo apunto que me gusta lo que cuentas de este libro, un beso

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