DATOS PRÁCTICOS:
Título: LOS
ASESINOS DEL EMPERADOR
Autor: Santiago Posteguillo
Editorial: Planeta
Colección: Autores Españoles e Iberoamericanos
ISBN: 978-84-08-10325-7
Páginas: 1.200
Presentación: Tapa
dura con sobrecubierta
Cuando allá por el mes de diciembre pasado Carmina, del blog De
tinta en vena propuso el reto Doce meses, doce libros, miré de reojo
la estantería, porque allí, desde hacía casi dos años, dormía el sueño de los
justos un ejemplar de Los asesinos del emperador, un libro que compré
con ilusión, pero que a medida que pasaban los meses me veía incapaz de abordar
por cuestiones ¿de peso?. Y el caso es que me tentaba, es más, no dejaba de
hacerlo, puesto que soy una gran aficionada a las historias de romanos y
ésta, por las reseñas que leí en su día, estaba claro que iba a ser de las
mejores. Pero sabía que llegaría el verano y que las vacaciones, del mismo modo
que el año anterior hice con El temor de un hombre sabio, me iban a
permitir un parón entre tantas novedades (Hola, Bolzano, también entrará en tu reto), aunque fuese atravesándome medio país
con el tocho en las manos buscando su oportunidad. Y aquí me tenéis, tras
muchas horas de lectura, encantada de haberme sumergido en uno de los libros más
fascinantes que he leído.
EL AUTOR:
En la web oficial de la Editorial Planeta, podéis consultar la biografía del
autor, que a continuación os transcribo:
Santiago
Posteguillo, profesor titular
de lengua y literatura inglesa en la Universitat Jaume I y doctor europeo por
la Universitat de València, estudió literatura creativa en Estados Unidos y
lingüística, análisis del discurso y traducción en el Reino Unido. Publicó Africanus, el hijo del cónsul en 2006, Las legiones malditas en 2008 y La traición de Roma en 2009. Reconocido como uno de los
«Valencianos para el siglo XXI» por el periódico Las Provincias, Santiago Posteguillo ha
sido finalista del Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza,
ha sido premiado en la Semana de Novela Histórica de Cartagena y ha recibido
los galardones Hislibris.com 2009 al mejor novelista histórico y a la mejor
novela histórica.
En 2010, Santiago Posteguillo recibió el prestigioso Premio a las Letras de la Generalitat Valenciana. Los asesinos del emperador es su, hasta la fecha, novela más espectacular novela, un relato impactante, descomunal, cuyos derechos ya fueron vendidos a Italia antes de su publicación.
ARGUMENTO:
En la Domus Flavia, residencia del emperador Domiciano,
una serie de personas que en apariencia no guardan relación, se darán cita el
18 de septiembre del año 96 para llevar a cabo una misión más que arriesgada: es
el día elegido para asesinar al último emperador de la dinastía Flavia,
posiblemente, el hombre más blindado del mundo, al que protegen cinco mil
pretorianos con su vida. Tras quince años en el poder más absoluto, el imperio se hunde como consecuencia de su iniquidad y su paranoia. Demasiadas traiciones, asesinatos y
persecuciones no pueden quedar impunes…
Ese mismo día, el legatus Trajano, querido y admirado
por sus tropas a las que trata de igual a igual, cumple cuarenta y tres años y
todavía no sabe que está llamado a convertirse en el emperador del mundo.
Así comienza una novela fascinante, que abarca más de
tres décadas y en la que se darán cita toda clase de acontecimientos
históricos.
IMPRESIONES:
“Modificar el curso de la Historia es prácticamente imposible. Sólo unos pocos se atreven a intentarlo y sólo uno entre millones, siempre de forma inesperada para todos, es capaz de conseguirlo. Bienvenidos al mundo de Marco Ulpio Trajano”. (Proemium, página 22)
Me aficioné
a las novela “de romanos” gracias a Robert Graves y su libro más
conocido Yo, Claudio. En ella se narraba, en primera persona como si de una
autobiografía se tratase, el devenir de la dinastía Julio-Claudia desde la
muerte de Julio César, allá por el 44 a . de C. hasta Calígula, su
predecesor, muerto en el 41 de C., pasando por Augusto y
Tiberio, hasta llegar a él. Pues bien, en Los asesinos del emperador,
Santiago Posteguillo nos invita a viajar en el tiempo y asistir a los últimos
coletazos del reinado de Nerón –último de los Julio-Claudia- y las
consecuencias que trajeron aparejadas su suicidio: una guerra civil que duró
algo más de un año y un segundo año donde desfilaron por las calles de Roma
hasta cuatro emperadores: Galba, Otón, Vitelio y Vespasiano, quien por fin pudo
dar un poco tranquilidad al imperio con un reinado que duró diez años y que le
permitió crear una nueva dinastía: la Flavia. A su muerte, le sucedió su hijo Tito y a
éste su hermano Domiciano, quizás el gran protagonista de esta historia y sobre
el que gira la intriga de la conjura que acabó en asesinato. Después le
sucedería Nerva durante dos años hasta su muerte y es este emperador el que da
con la fórmula para que Trajano, llegue al poder con el hándicap de ser
hispano.
Y claro, una vez concluído este volumen que resume treinta y cinco años de historia, sólo puedo deciros que Posteguillo sabe enganchar, porque es
incuestionable. Os pondré un ejemplo: Comienza la historia con la conjura para
matar al emperador Domiciano en su punto más intenso: las cartas están boca
arriba y conocemos las intenciones -que no los motivos- de todos los intervinientes en la misma,
incluso conocemos al ideólogo de la misma y como se llevan a cabo los últimos ajustes. Pues
bien, al terminar el primer libro (la novela está dividida en ocho partes o
libros), nos quedamos sin conocer si han conseguido asesinarle cuando este
finaliza. Comienza entonces, en apariencia, la historia por el principio, desde
el origen, remontándose al momento del suicidio de Nerón y ya la historia continúa
de manera lineal, según la siguiente estructura:
En
principio se presentan los agradecimientos y la relación de personajes (Dramatis
personae) que aparecen en la novela. Y, tras un prefacio, la novela se divide
en ocho partes y una serie de anexos de lo más interesantes:
- Libro I:
Un plan perfecto.
- Libro
II: El imperio en guerra.
- Libro
III: El asedio de Jerusalén.
- Libro
IV: El anfiteatro Flavio.
- Libro V:
Imperator Caesar Domicianus.
- Libro
VI: Las fronteras del Imperio.
- Libro VII: Dominus et Deus.
- Libro
VIII : El ascenso de Trajano.
Apéndices:
- Nota
histórica.
- Glosario
de términos latinos.
- Glosario
de términos dacios.
- Árboles
genealógicos.
- Listado
de emperadores de Roma durante el siglo I d.C.
- Listado
de jefes del pretorio.
- Mapas.
-
Ilustraciones de diferentes tipos de gladiador.
-
Bibliografía.
Con un
estilo ágil y fresco, su prosa se distingue por la naturalidad. Los diálogos son
directos y espontáneos, las descripciones sublimes y, sin embargo, las construcciones
no son nada complejas. De entre los
recursos utilizados, que son muchos, me ha maravillado la manera en que
simultanea, con gran acierto, los saltos hacia adelante en la narración
(prolepsis) con la vuelta al pasado en la vida de los personajes principales
(analepsis). El autor utiliza la técnica más
depurada en cualquier bestseller que se precie; es decir, los capítulos son muy
cortos –no suelen pasar de las cuatro o cinco páginas- y siempre ocurre algo en
cada uno de ellos que te obliga a seguir leyendo. Siempre hay una nueva intriga
que alimenta la tensión constante. Pero recuerda que bestseller no siempre es
sinónimo de mediocre: esta novela es un ejemplo de ello, ya que al
entretenimiento hay que añadir factores tan importantes como la calidad
literaria y el rigor histórico. Es más, hay momentos en que crees que el autor
ha tenido un golpe de fantasía al narrar algún suceso determinado y de
pronto aparece una llamada hacia una nota de pie, que te justifica que esa
situación está documentada.
Personajes:
Teniendo
en cuenta que esta novela comprende un período de treinta y cinco años de la
historia de una Roma convulsa en la que se dieron cita hasta ocho emperadores
con distinta suerte, es lógico pensar que son muchos los personajes que
aparecen a lo largo de la narración (para que os hagáis una idea, más de un
centenar), con distinta importancia en los acontecimientos (desde los
propiamente históricos y por lo tanto contrastados, hasta aquellos de los que
no se conoce ni su nombre real, pero que existieron, como puede ser el caso de
los gladiadores) pero que no por ello
pierden un ápice de verosimilitud, sino que potencian la trama principal y
alimentan la intriga. Pero si hay algo indudable es que así como Trajano
en este volumen (esta novela es el primer tomo de una trilogía) es un
secundario más, del que conocemos algunos detalles de su juventud y de su
ascenso hasta convertirse en legatus, o de la carrera militar de su progenitor,
que le sirve de guía hasta el fin de sus días, el gran protagonista de esta
novela es el emperador Domiciano, un personaje de una crueldad extrema,
obseso y paranoico que veía confabulaciones y traiciones por doquier, capaz de
condenar a cualquiera por el simple hecho de haber alcanzado una cierta
popularidad o por destacar en política, por no hablar de su propia
descendencia, con la que acabó a la primera ocasión que se le puso por delante temiendo
futuras conspiraciones. Y como el odio sólo engendra odio, se consolidó como el
foco de todas las inquinas y rencores que concurrieron aquel 18 de septiembre
de 96 en una conjura perfectamente orquestada en la que se implicaron, entre
otros, desde su esposa Domicia Longina o su consejero Partenio hasta un grupo de gladiadores y algún que otro senador.
Con
respecto a los gladiadores, tengo que decir que no tenía ni idea de que existiesen
tantos tipos, pues siempre he creído que el que vistieran de una manera o de
otra sólo dependía de sus gustos o de lo que tuviesen a mano. Pero resulta que
no y en los apéndices de la novela (los miré antes de empezar con el
libro) me di cuenta, gracias a las ilustraciones
que se acompañan, que hay unos cuantos. Uno de los protagonistas de la novela
es precisamente Marcio, un gladiador que participará en la conjura y que
pertenece a la categoría de los mirmillones y, como tales, vestía con
una túnica corta, se cubría con un casco que tenía apariencia de pez por la
cresta superior. Llevaba protecciones en el brazo derecho y la pierna izquierda
y utilizaba una espada corta y recta, junto con un escudo curvado y rectangular
como el de los legionarios. También existía una derivación de los mirmillones:
eran los secutores. Vestían igual que ellos, excepto el casco que era
liso y con una pequeña abertura para los ojos. Los samnitas llevaban un
caso con visera, cresta y plumas, se protegían la pierna izquierda con una
greba metálica y el brazo derecho con un brazal de cuero o metal que le llegaba
hasta el hombro. Al igual que los mirmillones, la espada era recta y corta y el
escudo era grande y oblongo. Los tracios solían atacar a sus oponentes
por la espalda, por lo que su espada era muy corta y curvada; su escudo era
rectangular y corto, por lo que tenían que protegerse ambas piernas. También
llevaban protección en el brazo derecho, hasta el hombro y el casco tenía visor
y una cresta alta. Los provocatores eran los encargados de abrir los
asaltos. Aún así, todavía hay muchas más categorías de gladiadores que no
quiero citar por no eternizarme. Eso si, no puedo obviar a un grupo que me dio
verdadera lástima, quizás porque todos los que os he citado, tenían posibilidades
de salvarse, pero los andabatae, no tenían grandes probabilidades de
salir por la Puerta de la Vida, ya que el casco que portaban no tenía agujeros
y peleaban a ciegas.
Y ya que
estamos en ese mundo que los romanos consideraban lúdico, hay un gran elenco de
profesionales que hacían posible este tipo de espectáculos, como Cayo, “El
lanista”, un gladiador viejo que tenía su propio Ludi (escuela de
entrenamiento). Se convirtió en la más importante de la Roma del siglo I de
nuestra era al haber protegido a Domiciano cuando se escapó de una muerte
segura en manos de los vitelianos. Al llegar a Roma y convertirse Vespasiano en
emperador, no dudó en premiar la lealtad de estos hombres, en particular la de
“El lanista”. También estaba el editor, que era el encargado de
organizar los combates; o el magíster, que hacía funciones de árbitro. Una
vez terminado el combate, aparecían los esclavos al servicio del anfiteatro, dirigidos
por un responsable que se cubría con una máscara que representaba a Caronte, el
encargado de llevar a los mortales al Hades, cogían a los caídos en la arena
utilizando un garfio de hierro y los conducían por la Puerta de la Muerte al Spoliarium, lugar en el que los despojaban de armas y ropaje. No
voy a contar lo que después hacía con los cadáveres el responsable de las fieras con ellos, para
evitar molestias estomacales.
LA DOMUS FLAVIA
ENLACES DE INTERÉS:
Web oficial del autor.
Web oficial de la novela
CONCLUSIONES:
Decir
que Los asesinos del emperador es una novela impresionante es quedarse
corta. Si bien, aunque yo la recomendaría a todo el mundo ya que, a fin de
cuentas, el autor se ha convertido en todo un referente del género, entiendo
que para que así os parezca debe gustaros la novela histórica. No obstante,
insisto en que merece la pena conocer como Trajano llegó a convertirse en
emperador, cual fue la fórmula elegida y conocer algo más de ese gran
desconocido que consiguió dar el mayor esplendor a ese periodo fascinante.
Además de asistir a momentos tan importantes como la toma de Jerusalén o la
guerra contra los dacios, la creación del Coliseo y las luchas de gladiadores,
la erupción del Vesubio y otros tantos acontecimientos que te dejarán pasmado,
todo ello con un apreciable rigor histórico y de una manera muy amena.
Antes leía mucha novela histórica, pero la abandoné quizás saturado o quizás fue al engancharme a la negra.
ResponderEliminarAplaudo tu decisón de leer una novela de 1200 páginas, eso se estila poco por los blogs por las prisas, y me alegro de haber participado un poquito del empuje.
Que decir de la reseña: es brutal y se nota que la novela te ha encantado.
Yo no creo que me vaya a poner con ella; tengo tanto por leer en negro...
Saludos
Es un género que ytengo algo abandonado, aunque me gusta y sé que Posteguillo es todo un referente. Precisamente me cautivó con un titulo que nada tiene que ver, el de la Noche que Frankenstein leyó el Quijote. A este le tengo echado el ojo, pero me da cierta "pereza", algo sin justificación, ya que tiene muy buenas críticas, igual de entusiastas que esta, aunque no tan pormenorizadas (me ha encantado!!!). Un besote!!!
ResponderEliminarMi gran pasión por la novela de "romanos" empezó también con "Yo, Claudio" y para rematar mi afición a la novela histórica tiene la culpa Sinuhé, el egipcio. Esta novela que hoy nos reseñas es la primera que tengo de Posteguillo; aunque parezca increíble, aún no me estrené con este gran autor que lo es y no porque lo diga yo, lo dice todo aquel que ha leído sus novelas. A ver si no tardo tanto tiempo en decidirme por su lectura. Te felicito por la reseña. Besos.
ResponderEliminarTambién hace mucho que quiero leerlo. Todavía no me he estrenado con el autor, pero antes que este me gustaría leer la saga Africanus
ResponderEliminarBesos
Yo me aficioné a la novela de romanos con Colleen McCullough. Luego vino Yo, Claudio y su continuación... Y luego vinieron muchas más. Pero con Santiago Posteguillo aún no me he estrenado. Quizás porque estuve un tiempo saturada ya de este género, y quizás también por el grosor de los libros. Pero tengo que leerlos, que sé que al final me voy a decir por qué no lo leí antes. Gran reseña!
ResponderEliminarBesotes!!!
Ains! Yo también me aficioné a las novelas de romanos con Yo, Claudio, que leí en mi adolescencia y me encantó! Este libro me produce mucho respeto por su longitud, pero creo que cuando vuelva a estar preparada para leer grandes tochos le haré hueco, que la Antigua Roma es un escenario incomparable y por lo que dices, esta historia está a la altura de las expectativas. 1beso!
ResponderEliminarMe has dejado boquiabierta. Creo que no me queda otro remedio que hacerle un hueco a este autor y a esta novela.
ResponderEliminarUn saludo.
Hace algún tiempo que tengo en mi estantería esta novela, pero su tamaño me echaba para atrás, vamos que siempre encontraba otra más interesante, pero después de leer tu reseña ya no me vale ninguna excusa.
ResponderEliminarPor otro lado quiero felicidades por esta estupenda reseña, pues no debe ser nada fácil resumir un libro de semejante volumen y con la enorme cantidad de personajes.
Besos.
Es que Kayena, Posteguillo es un escritor de novela histórica impresionante (como esta novela), en mayúsculas. Leí su trilogía sobre Africanus y me quedé boquiabierta. No había disfrutado tanto de una novela histórica desde los libros sobre César de Coleen McCullough. Así que esta nueva trilogía, sobre Trajano, ya la tengo bien apuntadita pero creo que esperaré a tener los tres libros publicados para lanzarme. Besos.
ResponderEliminarHuy, ahora que estoy inmersa en los cursos online sobre mitología, los antiguos griegos, la arquitectura romana, etc., este cae seguro.
ResponderEliminarLas reseñas quwe he leído hasta ahora han sido muy positivas. Me alegro que la hayas disfrutado, pese a la pereza inicial.
ResponderEliminarYo ando en modo romántico. Ayer terminé una trilogía de Nora Roberts que he devorado el fin de semana, y en cuanto acabe de currar me podré con alguno que no he decidido todavía.
Besos!
Éste autor escribe genial a ver si vuelvo a ponerme con el.
ResponderEliminarUn beso!
Soy un desastre...¡aún no he leído nada de este autor!
ResponderEliminarAun no he leído nada de Posteguillo, y bien que me pesa, pero antes de que acabe el año seguro que cae la primera.
ResponderEliminarUn beso y felicidades una estupenda reseña, de las que animan a leer libros de 1.200 páginas, o más ...
Besos
Imposible no entusiasmarse con tu tan impresionante entrada donde plamás lo que te gusta el tema!
ResponderEliminarBesos
Con esta Magnífica Reseña y Trabajo completo es difícil resisitirse a leer este Libro.
ResponderEliminar¡¡¡Gracias por tu Comentario en mi blog!!!
El Valle del Silencio es, como su nombre indica, para quedarse sin Palabras.
Abrazos y besos.
Muy interesante y muy buena reseña =)
ResponderEliminarBesotes
Qué pedazo reseña!! Es un género en el que me cuesta entrar, pero desde luego Posterguillo puede ser un guía estupendo.
ResponderEliminarGracias y un saludo!
Mi padre tiene este libro por casa y creo que le gustó. Las novelas de romanos no me llaman mucho... quizá algún día opte por leer alguna pero será menos extensa que esta.
ResponderEliminarBesos.
Felicidades por la reseña y por tener la valentía de afrontar este tochazo. Me parece que por el momento no me animo con esta obra, me gusta la novela histórica pero no soy demasiado fan de los romanos. Tengo que estrenarme con este autor ya que todas sus novelas reciben muy buenas críticas.
ResponderEliminarBesos
A nosotras también nos gusta Yo, Claudio (y Claudio, el dios, y su esposa Mesalina, y la famosa serie de la BBC), así que quizás tengamos este en cuenta con la pedazo de reseña que has hecho. Pero para más adelante, que ahora tenemos mucho pendiente.
ResponderEliminarEste libro creo que no es para mi.
ResponderEliminarBesos.
Lo anoto para una futura lectura, quizás en un hueco entre tanta novela negra
ResponderEliminarA ver si me armo de valor un día y me pongo con la trilogía y más yo siendo de este palo
ResponderEliminarMe ha encantado la reseña! Has dado datos muy curiosos de los que no tenía ni idea:)
ResponderEliminarComo imaginaras, me has convencido totalmente. Además no he leído nada del autor y ya tenía pendiente leer algo suyo.
1beso!
La extensa obra relata con toda la precisión posible hechos ocurridos mucho tiempo atrás, la época imperial de Roma con sus miserias y su grandeza, todo a la vez. Nos habla de un Domiciano convertido en déspota que desparrama su energía en acciones contra personajes que son o pueden ser claves para salvar al imperio, tan enorme a esas alturas que necesita inmensos recursos sólo para mantener las fronteras. Las luchas de poder, las intrigas palaciegas y cómo no, el asesinato político se encuentra en las páginas del libro con excesiva frecuencia, aunque si revisamos la historia con cierta distancia, era la tónica general en todas partes. Roma era un gran imperio, y de entre todos los notables surge la figura de Trajano, que es retratado a mi entender con justicia. La lectura es densa pero no decae. Además, Posteguillo se documenta bien, y lo hace con gusto. Se nota su agrado por el acercamiento a la realidad, aunque lógicamente el 80% de lo narrado sea pura ficción. Los personajes tienen un adecuado tratamiento, la trama es perfecta —es historia— y el libro, por tanto, muy recomendable. A todo esto, hay que decir que me encanta la temática romana. Salu2 y buenas lecturas.
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