DATOS TÉCNICOS:
Título: Atención
al cliente
Autor:
Benoît Duteurtre
Traductora: Alma
Fernández Simón
Editorial: Funambulista
Colección:
Intempestivos
ISBN: 978-84-93985-57-8
Páginas: 136
Presentación: Rústica
con solapas
Conocí esta novela a raíz de una reseña que
leí en el blog De tinta en vena, uno de mis referentes en este mundo
blogueril ya que además de compartir gustos literarios con su administradora,
normalmente llegamos a las mismas conclusiones. Me llamó la atención y me sirvió
su recomendación para hacerme con él sobre la marcha. El problema es que
después, por mil y un motivos que me siento incapaz de justificar, el librito
se quedó arrinconado. Y digo librito porque, para que os hagáis una idea, tiene
una extensión de 136 hojas escasas, que se leen con mucha facilidad, ya que su tamaño
es la mitad aproximadamente al de cualquier otro, así que imaginaos, en poco
más de un par de horas te haces con él. Pero bueno, el caso es que gracias a mi
participación en un reto de verano, consistente en leer No-Novedades, empecé
a hacer limpieza y me topé con él, un año después de tenerlo en casa. El caso
es que una vez leído, (ahora me alegro un motón, la verdad), tengo que
reconocer que coincido con Carmina en sus impresiones, algo que me agrada
siempre porque aunque suele ser lo habitual (son muchas las novelas que hemos
leído ambas por “recomendación simultánea”), no siempre tiene por qué ocurrir,
toda vez que no siempre se coinciden en gustos dado que esta nouvelle no
pertenece a un género en particular. Pero bueno, vamos a entrar en materia, que
es de lo que se trata:
EL
AUTOR:
Benoît Duteurtre (Sainte-Adresse, 1960) es
novelista, ensayista y crítico musical. Tras pasar su infancia en su localidad
natal y cursar estudios de musicología en la Universidad de Rouen, se dedica a
explorar nuevos horizontes en el mundo de la literatura y el periodismo. En
1997 consigue con su novela Drôle de temps el premio de la Académie
Française. Además de haber sido colaborador en medios tan importantes como
"Le Figaro" y "Paris Match", en la actualidad es productor
de programas radiofónicos y trabaja en guiones audiovisuales.
Ha publicado 18
novelas, aunque en España, hasta la fecha, sólo se han publicado –aparte de Atención
al cliente-, Locura parisina, La niña y el cigarrillo y Viaje a
Francia.
ARGUMENTO:
A veces es complicado escribir el argumento de una novela,
más cuando se trata de una nouvelle, como es el caso, por miedo a desvelar más
de la cuenta. Por ello, prefiero transcribir la sinopsis que nos brinda la
editorial:
El narrador –cuarentón y periodista freelance- olvida en
el taxi el teléfono movil de última generación que le acaban de regalar sus
padres, junto con un abono de “cliente privilegiado”. Este percance hace que
pierda todos sus contactos personales y profesionales y empiece para él un
sinfín de episodios relacionados con su conexión a internet y su tarjeta de
crédito, una auténtica odisea que le llevará a tener que pasar por diferentes
servicios de Atención al Cliente.
Con esta inteligente sática, Benoît Duteurtre hace un
retrato en el que reconocerán sus propias desventuras como consumidores
numerosos abonados y clientes.
IMPRESIONES:
¿Cuántas
veces no nos hemos llevado las manos a la cabeza desesperados al saber la que
se nos venía encima cuando hemos tenido algún tipo de avería en casa, o se nos
ha estropeado algún aparato –en particular los tecnológicos-, por no hablar del
robo o extravío de alguna tarjeta de crédito? Pues de eso trata la novela y su
título no puede ser más ilustrativo. Porque el problema no es tanto el sortear
más o menos bien la burocracia, el tener que hacer determinado tipo de
gestiones, pues eso ya lo damos por descontado, sino que hoy en día, cuando
tenemos que llamar a este tipo de servicios, abiertos veinticuatro horas al día
porque quien te atiende es una máquina, lo normal que es que pensemos que esa
“atención” no es más que una ambigüedad.
Por
ello, tras leer esta novela, no he podido más que ponerme a reflexionar sobre
la función del teléfono móvil hoy en día y lo primero que me ha venido a la
cabeza es la extrañeza con la que muchos me miran cuando les digo que yo ya no
lo uso. De hecho, hace apenas unas semanas, en una reunión con varios
conocidos, nadie daba crédito a mi actitud. Es cierto que hace sólo unos pocos
meses que tomé la decisión, pero estoy feliz de la vida. Y eso que fui de las
primeras personas que se hicieron con uno de aquellos aparatos que pesaban más
que medían (y eso que, antena incluída, parecían la versión futurista de la
maqueta XXL del Nautilus). Y digo que estoy feliz porque no hay nada más que
mirar a nuestro alrededor para pensar que a la gente se le ha ido la pinza. Vas
a un restaurante y ves que cualquier pareja, en vez de hablar, mira sus
mensajes; cuando alguien al parque con sus hijos, en vez de vigilar si estos se
pueden caer del tobogán y romperse la crisma, están leyendo cualquier cosa,
incluídos libros… ya no se juega al trivial, por ejemplo, con su tablero y sus
“quesitos”, ahora tus hijos te dan la brasa con el aparatito, porque hay que
contestar en unos pocos segundos para poder ganar la partida online con alguien
a quien nunca conocerán y que, probablemente, estará haciendo lo propio con su
familia. En resumidas cuentas, ahora todo se hace a través del teléfono, desde
levantarte porque previamente has conectado la alarma, o cien mil cosas más. Y
qué queréis que os diga, desde que perdí el primero y me di cuenta que con él
se me fueron un montón de contactos (que tampoco eran tan importantes, puesto
que nunca volvieron a aparecer, decidí que en esta vida todo es prescindible,
incluso estos aparatos que abducen al más pintado. ¡Pero no a mi!.
Sin
embargo, para nuestro protagonista (del que nunca sabremos el nombre ¿acaso eso
es importante en una sociedad que se rige por PINs, códigos PUKs y
contraseñas?, un periodista cuarentón con una situación económica bastante
desahogada, gracias a sus colaboraciones en distintos medios de comunicación,
la vida se le complica hasta límites insospechados en día en que pierde su
móvil de última generación, regalo de sus orondos progenitores que no han
dudado en invertir una buena partes de sus ahorros en él, en un taxi. Y claro,
entiende que debe recuperar su tarjeta porque en ella se dan cita todos sus
contactos, personales o laborales, algo que, en teoría, no debería ser tan
complicado ¿verdad? Pues parece que no.
La
primera medida, dado que la compañía de telefonía con la que operaba
–Cogecaphone- le consideraba un “cliente privilegiado” y que a modo de
bienvenida le bonificó con un regalo de cinco mil puntos de fidelidad, fue la
de dirigirse a una tienda especializada de la misma compañía para reemplazarlo
por otro de igual. Pero no, resulta que sus progenitores aprovecharon una
oferta y ahora, si quiere el mismo modelo, tendría que pagar cuatro veces más
por el mismo aparato y sus flamantes puntos de fidelidad no le sirven para nada.
Con la tarjeta SIM, la cosa todavía le va peor, ya que la anterior pertenecía a
una serie que ya no está disponible… y para él, lógicamente, es vital mantener
el mismo número de teléfono, a no ser que siga pagando durante un año el abono
por el teléfono distraído. Indignado, regresa a su domicilio, sin haber
realizado ninguna gestión y opta por hacer una reclamación telefónica. Y
comienza el calvario, que no sólo supone perder la paciencia mientras una
máquina le va redirigiendo de negociado en negociado, a la espera de hablar con
una persona de carne y hueso, mientras el tiempo (valorado en prácticamente un
euro por minuto) pasa irremisiblemente y se convierte en horas, hasta que
consigue que alguien real le escuche (para confirmar lo mismo que le dijeron en
la tienda en la que había estado) y le ofrezca una solución intermedia: cursar
una reclamación por escrito al jefe de Servicio de Atención al Cliente. Y sus
problemas entran en un bucle delirante, que os aseguro que merece la pena
descubrir porque tanta desazón genera una intriga de lo más interesante y las
cosas se van complicando a medida que pasan los días para el protagonista, más
si cabe al tener que emprender un viaje a Estados Unidos donde descubre que su
tarjeta de crédito no le permite hacer ni pagos ni reintegros en cajeros. Ya de
vuelta en Paris, descubre que debe atender un pago por una línea de internet
que no ha solicitado, por lo que decide personarse directamente en la sede de
la multinacional que le está provocando toda suerte de despropósitos. Y comprueba,
in situ, que nada es lo que parece. Para empezar, la sede, efectivamente, se
encuentra en un edificio emblemático, todo lujo y distinción, pero las
reclamaciones se atienden en otro, situado a pocos metros, que es la versión
cutre del invento donde un solo empleado atendía, por turno, las numerosas
reclamaciones, hasta que, por fin, consigue llegar al Jefe de Atención al
Cliente, que no es precisamente lo que él imagina.
CONCLUSIONES:
Atención
al cliente es una nouvelle
que destila humor y causticidad a partes iguales. Con un estilo directo, tanto
la tensión como la intensidad están aseguradas. El vocabulario es sencillo y
coloquial y la lectura bastante ágil, totalmente recomendable cuando quieres
cambiar el chip o para simultanear géneros.
Esta reseña participa en la iniciativa:
No he oído hablar de esta novela antes, pero aunque la situación sea algo exagerada, desde luego que me siento identificado con el protagonista de la novela, pues algunas veces yo mismo he vivido situaciones que parecen irreales al llamar a uno de estos servicios de atención a clientes.
ResponderEliminarBesos
Tenía este libro anotado hace tiempo porque me llamó la atención. A mi me agobia más quedarme sin internet. Tengo el móvil por el whatshap, básicamente, pero apenas lo utilizo. Y la verdad que da mucha pena las situaciones en las que la gente se saca el móvil y se pone no sé muy bien a qué, si a escribirse con alguien, a ver fotos, a jugar.. No voy a contar situaciones por prudencia. Pero vaya tela. Y lo de la atención al cliente da para muchos libros :D
ResponderEliminarY a lo que iba: que seguiré teniendo en cuenta el libro (que además es cortito, que son con los que más disfruto), porque además me vendrá bien la parte más humorística.
Saludos!
Una recomendación curiosa que tendré en cuenta, porque además me gusta esta editorial.
ResponderEliminarEn cuanto a lo que dices del móvil estoy de acuerdo y he de autocriticarme porque, aunque hace poco que adquirí el móvil "de última generación", yo también caigo en la tentación de hacer lo que tanto criticaba internamente cuando no era yo la que tenía móvil...
Un beso.
Pues parece un libro diferente... me gusta, no lo conocía =)
ResponderEliminarGracias por la reseña!
Besotes
Parece un libro interesante. ¿Quién no se ha tenido que ver con la atención al cliente alguna vez?
ResponderEliminarBesos.
No lo conocía pero tiene muy buena pinta así que habrá que tenerlo en cuenta. Besos
ResponderEliminarYo lo conozco también del mismo blog que tu ;D y lo tengo medio anotado, no pinta mal del todo ;D
ResponderEliminarDesconocido hasta hoy para mí, me ha gustado la reseña que me recuerda mucho a las mejores comedias francesas. Me lo apunto.
ResponderEliminarUn saludo.
Huy, me mola eso de la causticidad, jeje.
ResponderEliminarEl argumento es muy original y me llama la atención bastante... no descarto leerla, pero no creo que lo haga al menos por ahora ya que tengo mucho acumulado.
ResponderEliminarUn beso.
La editorial me gusta mucho y me parece original...pero yo de móviles...poco la verdad. Tengo desde hace medio año así ya uno moderno xDD pero sigo sin usarlo demasiado.
ResponderEliminarUn beso!
Ya había leído una reseña de este libro, supongo que sería la de Carmina y también me apetece leerlo, pero de momento no ha llegado su momento.
ResponderEliminarCoincido contigo en todo lo que dices del móvil, aunque yo no me he deshecho de él, no estoy tan enganchada. Me parece muy triste ver parejas en las que cada uno está con su móvil y sin hablar entre ellos.
Pues sí que los móviles han cambiado demasiado los hábitos de todo el mundo. Si es que te fijas en las terrazas y la gente ya no habla. Está todo el tiempo con el dichoso móvil... Yo tengo uno, arcaico, que no le puedo poner nada, ni siquiera el "guasa"... Y lo tengo sobre todo por la pequeña, que hasta que ella no entró en el cole, no me hice con un aparatito de estos. Que basta que tengan que llamarte para que en ese momento no se esté en casa. Pero por lo demás, apenas lo uso.
ResponderEliminarY sobre el libro, pues tiene pinta de que arranca más de una sonrisa, que situaciones parecidas creo que todos hemos vivido. Así que si tropiezo con él, seguro que lo leo.
Besotes!!!
Reflexiones y lectura apropiada para estas fechas, pero no me termina de llamar. Un besote!
ResponderEliminarEntiendo que es el entrelecturas ideal, pero bien cubierto,¡hala! a tenerlo en cuenta que siempre viene bien propuestas así. Un beso
ResponderEliminarNo lo conocía, pero parece una lectura entretenida, ligera y divertida. Me lo apunto.
ResponderEliminarGracias por la reseña.
Besos
Lo leí y es tan real como la vida misma.
ResponderEliminarTe felicito por tirar el móvil, en primer lugar. En segundo, por la entretenida reseña del libro.
ResponderEliminarBesos
Paliar con los servicios de atención al cliente es toda una odisea. Ya iba siendo hora de que alguien escribiera una novela sobre este tema. La idea me gusta mucho.
ResponderEliminarTambién leí la reseña de Carmina y me intrigo.
Besitos, guapa.
Te voy a dar la razón en que se nos ha ido la pinza con el móvil. A mi particularmente me sienta fatal que estando tomando algo con alguna amiga (mi tiempo es escaso y no siempre puedo quedar) esté con el movilcico para arriba y para abajo.
ResponderEliminarEn cuanto al libro me parece diferente y original.
Besos
Tiene muy buena pinta, y es muy ligerito si lo quieres llevar encima. Creo que este verano le echaré un ojo.
ResponderEliminarBesos ^^ y buen verano.
No había escuchado nunca este título, pero parece interesante.
ResponderEliminarEn cuanto al móvil creo que es un paso reflexionado el que has dado, aunque no esté del todo de acuerdo contigo. Si bien es cierto que hoy más que uso se hace un abuso de cualquier aparato electrónico (móviles, ipads, tablets, etc), creo que un móvil puede venir bien en determinados momentos (accidente, pérdida de alguien...) Yo me niego a ponerme internet en el móvil, pero cuando estoy sola aprovecho para relajarme y leer con él. Hablo cuando lo necesito y generalmente está a buen recaudo en mi bolso, y no hay lugar para él ni en reuniones, ni para niños.
De todas formas si no tener móvil te hace más feliz, te felicito.
Un saludo.
Qué buena decisión la tuya! La verdad es que las nuevas tecnologías acercan a los que están lejos y alejan a los que están cerca, de eso no me cabe la menor duda.
ResponderEliminarLa novela tiene buena pinta para pasar un rato con humor. Lo peor de todo es que aunque de primeras pueda parecer una hipérbole de la realidad... acabas dándote cuenta de que es el crudo presente de muchos de los usuarios de cualquier tipo de servicio ;)
Un besito
Curiosa la nouvelle. El teléfono móvil da para muchas historias y muchos disgustos. A mi me pasó al revés que a tí. Tardé tiempo en tenerlo porque dije que me parecía una tontería hacerse con uno solo para decir que estaba llegando a casa o cualquier tontería por el estilo, pero con el tiempo no tuve más remedio que hacerme con él, aunque muchas veces digo que a quien inventó el aparatito este habría que encerrarlo de por vida. Es la consecuencia de la sociedad de las prisas. Y lo del wasthap ya es lo último. Besos.
ResponderEliminarEl tema de los moviles bufffffffffff es de lo más angustiante, yo lo tengo porque dependo de el para las ofertas de trabajo, pero reconozco que lo llevo encima de 8 de la mañana a tres de la tarde, horario en el que me pueden localizar para incorporarme a trabajar, luego lo dejo dentro del bolso o en cualquier habitacion de la casa y es un poco complicado que lo coja a no ser que salga de casa, y entonces lo llevo por mis hijos. De momento no tengo internet en el movil, aunque hay que ver la brasa que me estan dando con tema, dicen que por el tema del ahorro economico, pero a mi me agobia que el movil esté a todas horas pitando. En fin me alegro de que te haya gustado la novelita, porque como bien dices es corta, y como bien te han comentado algo exagerada, pero un buen retrato de esta sociedad en la que sin los moviles no se sabe hacer nada..
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