DATOS TÉCNICOS:
Título: LANTANA,
DONDE NACE EL INSTINTO
Autor: Darío
Vilas
Editorial: Dolmen
Editorial
ISBN: 978-84-15296-68-3
Páginas: 248
Presentación: Rústica
con solapas
Hace casi un par de años conocí a Darío Vilas.
Reconozco que utilizo mucho y mal el verbo “conocer” en este blog, pero es que
cuando hablo de autores y novelas a terceros, que quizás no conozcan la novela
en cuestión o, si es así, para compartir impresiones, sólo me baso en mi
relación literaria con ellos, como lectora. Y fijáos que a este autor en
concreto le tengo un cariño especial a nivel personal, no sólo porque para mi se
convirtió en uno de mis grandes descubrimientos blogueriles en este sitio
gracias a su novela Instinto de superviviente, sino porque me permitió
conocer, a su vez, a Javier Pellicer, un autor del que os he hablado en más de
una ocasión y del que no os debéis perder ninguna de sus novelas bajo ningún
concepto (dentro de poco os hablaré de la última que ha publicado).
Pero la razón por la que os cuento todo esto
es porque Instinto de superviviente me dejó un recuerdo insondable que
aún hoy en día se mantiene y eso es lo que importa ¿verdad?. Se trataba una
novela de temática zombi –o como tal se vendía- ¡aguanta la pedrá! para alguien
que aborrecía el género por algunas películas que vi en mi infancia de escasa
calidad y peor remembranza. Y descubrí en ella que los zombis, porque haberlos
haylos, sólo eran una excusa perfecta como bien podía ser un tsunami o
cualquier fenómeno extraordinario; es decir, el pretexto para darnos a conocer
unos personajes indelebles que te envolvían de tal manera que era imposible
dejar de leer.
Y de ese modo Darío Vilas se convirtió en uno
de mis autores imprescindibles a lo que decidí que tenía que seguir la pista de
todo cuanto escribiese. Por ello, ha llegado el momento de daros cuenta de su
segunda novela (en cuanto a orden de publicación) y que sin embargo es la
precuela de la anterior ¿a que es original?
EL AUTOR:
Darío Vilas Couselo (Vigo,
1979), escritor, editor y redactor web, cultiva el género fantástico y el del
relato corto, pero quizás, por lo que es más conocido es por sus novelas de
temática Z; de hecho, con Instinto de superviviente fue finalista de los
Premios Scifiworld en 2012,
organizados por la revista mensual y portal web del mismo nombre. También
cultiva lo que se ha venido en denominar realismo sucio: un
movimiento literario que surgió, allá por la década de los 70 en Estados
Unidos. La característica principal de esta corriente es su propensión a la
sobriedad y la concisión en el uso de la palabra, especialmente a la hora de
describir situaciones o personajes. Lógicamente, el uso de adjetivos o
adverbios se restringen al mínimo.
Además de participar en distintas
antologías de relatos, hasta la fecha, ha publicado cuatro novelas en
solitario:
- El hombre que nunca
sacrificaba las gallinas viejas, 2013.
- Lantana: donde nace el
instinto, 2012.
- Instinto de superviviente,
2011.
- Piezas desequilibradas,
2011.
ARGUMENTO:
La acción transcurre en Lantana, una ciudad ficticia
fácilmente reconocible al estar situada junto al desierto de Perlada (nombre
también ficticio). Allí llega Nacho, un joven pontevedrés, atendiendo a una
oferta de trabajo, ya que la ciudad parece haberse convertido en el único
refugio floreciente de un país ahogado en una crisis económica profunda.
Tras pasar unos días en una pensión, alquila
un apartamento en las afueras de la ciudad. Se trata de un edificio de nueva
construcción, hasta el punto de que Nacho se convierte en el segundo inquilino
del mismo. Enseguida traba amistad con su vecina, Mari, y la hija de esta, llegando
a intimar a medida que transcurren los días. Poco tiempo después se incorpora a
su trabajo en Metalpacker en donde se convertirá en una pieza más en una cadena
de producción de envases y recipientes metálicos.
Sin embargo, aunque Nacho intenta acomodarse y
adaptarse a su nuevo entorno, siente una enorme atracción por el pozo que unos
científicos están perforando en el desierto, el cual puede observar con nitidez
desde la ventana de su casa, sin saber la tragedia que en breve va a producirse…
IMPRESIONES:
Lantana, donde nace el instinto, forma parte de
la trilogía Instinto-Z. Es más, aunque publicada en segundo lugar
atendiendo a la fecha de lanzamiento al mercado, es la precuela o primera parte
de la misma. La segunda parte sería Instinto de Superviviente, de la que
ya os hablé en su día. Pero vamos, si os queda alguna duda con respecto a por
dónde empezar a leerlas, podéis hacerlo en el orden que queráis, ya que cada
novela es autoconclusiva y ni siquiera los personajes guardan relación. Imagino
que si coincidirán en la tercera parte, aún por publicar, entre otras cosas
porque en ambos libros algunos de ellos, los supervivientes puros, huyen de las
ciudades donde se desarrolla la acción –Lantana y Amalgama- para dirigirse a la
isla de Simetría.
Sin embargo, como os podéis haber dado
cuenta hasta ahora, de no haber citado la letra “Z” al mencionar el nombre de
la trilogía, podría seguir hablando de esta novela, de sus escenarios y sus
personajes, pasando por alto el género en el que se encuadra. Y no sería
necesario, os lo aseguro, porque aunque imagino que muchas veces os habrán
dicho que tal o cual novela de zombis era mucho más que eso, esta lo es. Es
más, yo misma lo comenté al reseñar Instinto de superviviente porque era
una obviedad y, en este caso, os lo aseguro con más empeño todavía ya que estos
no aparecen hasta las últimas páginas. Y aún así, sólo se intuyen. Y es que
Darío Vilas va siempre mucho más allá. Mientras que en el primer libro que leí
de esta trilogía los redivivos eran una mera excusa -teniendo en cuenta como
eran hasta el momento este tipo de historias-, en esta novela la trama se
centra en el protagonista, sus pocas vivencias en la ciudad en la que acaba de
instalarse, sus relaciones con las personas que va conociendo, alguna llamada
de su madre que da lugar a más de una reflexión al margen y esa tremenda
atracción que siente hacia esa pequeña porción de terreno en el desierto
próximo a su domicilio que se está perforando y que acostumbra a observar desde
su ventana.
Pozo de Kola |
Pero claro, al devenir diario de Nacho en
su nuevo enclave, se abren dos nuevas subtramas: por un lado, su relación con
Mari y, por otro, el amago de intriga que le genera la prospección científica
que se está efectuando en el desierto aledaño. Por ello, cuando Nacho empieza a
querer indagar sobre el pozo y las sensaciones que le provoca, el autor nos
transmite con indudable pericia la zozobra que siente el protagonista, gracias
a los datos que le facilita un músico callejero de origen ruso, Niilo Kuusela,
con quien ha trabado una cierta relación y éste le cuenta que participó en los
trabajos de perforación de un pozo similar –en la península de Kola- que
comenzaron en 1970 y terminaron en 1989, llegando a alcanzar una profundidad de
12.262 metros , según fuentes
oficiales porque la maquinaria no soportó la elevada temperatura que se alcanzó
a esa profundidad, pero otros testimonios, como el de uno de los científicos
–Dr. Azzacov- que participó en el proyecto, se inclinaron por esta versión: “Después de algunos ajustes comprendimos que el sonido venía, de
hecho, del interior de la tierra. Apenas podíamos creer a nuestros oídos. Oímos
una voz humana, gritando de dolor. Aun cuando una voz era perceptible, nosotros
podíamos escuchar a millares, quizá millones, de almas sufrientes gritando en
el fondo.”
Vislumbramos
entonces el origen de esos seres a los que el autor denominó “faros” en su
primera novela, así como los motivos que dieron origen a la catástrofe que se
nos relataba.
Pero más allá del poder de atracción de
ese pozo genera en Nacho y que será el responsable de buena parte de la intriga
de la novela, imagino que a estas alturas ya os habéis dado cuenta de que,
etiquetas aparte, esta es una novela de personajes, en particular del
protagonista aunque estoy convencida que uno de los secundarios, Niilo, dará
mucho que hablar en la tercera parte. Porque otra cosa no será, pero Vilas es
un especialista a la hora de transmitir emociones y consigue descifrar con
mucha pericia la aflicción del alma de sus personajes, sus dobleces y
falsedades. Y ese sentimiento de soledad que gravita a lo largo de la
narración, con el que más o menos todos nos hemos identificado alguna vez y que
facilita la tarea de empatizar con el protagonista. Son muchas las reflexiones
que esta percepción y alguna otra generan en Nacho y no puedo negar haberme
sentido hermanada en más de una ocasión.
Escrito en primera persona, su prosa directa
rebosa toda una serie de tonalidades para describir una realidad agobiante que
nos aboca a un terror sobrecogedor sin grandes sobresaltos, pero que va
haciendo mella página a página. Un lujo que no deberías perderte, más allá de
los prejuicios que el género te genere y que espero haber aclarado
suficientemente.
ENLACES DE INTERÉS:
Facebook del autor
Facebook de la novela
CONCLUSIONES:
Más
allá de una historia de zombis, porque este libro está muy alejado de esa
etiqueta, nos encontramos ante una novela de terror absolutamente original. Amena,
intimista, con unas reflexiones impagables y un estilo directo, que os puedo
asegurar es tan interesante como recomendable.