DATOS TÉCNICOS:
Título: MEMORIAS DE UN SIRVENGÜENZA DE SIETE SUELAS
Autora: Ángela Becerra
Editorial: Planeta
Colección: Autores Españoles
e Iberoamericanos
ISBN: 978-84-08-11077-4
Páginas: 432
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta
Todos, en mayor o menor medida, hemos conocido a algún sinvergüenza.
Suelen ser personajes que, a priori, nos resultan simpáticos, siempre y cuando
sus enredos no nos sitúen en el epicentro de sus tejemanejes. Por eso, cuando
vi por primera vez que Ángela Becerra había sacado libro nuevo al mercado y que
se titulaba de tal manera, no pude resistirme a él. Y si el título prometía, su
cubierta me encandiló. En ella aparecía en primer plano un pavo real, sobre un
fondo dorado. Creo que ningún animal representa mejor la imagen del Casanova
clásico o actual y si este además es de siete suelas, no puede ser un pavo real
cualquiera, sino uno tan especial como los que pueblan los jardines de nuestro
protagonista.
LA AUTORA:
Ángela Becerra (Cali, Colombia, 1957) ha dedicado prácticamente la
mitad de su vida laboral trabajando en su Colombia natal en el sector de la
comunicación, en particular en el de la publicidad, hasta que en 1988 llegó a
Barcelona para quedarse gracias al éxito obtenido como consecuencia de su
trabajo.
Su gran afición, desde siempre, ha sido la literatura, hasta el punto
de abandonar su ocupación y volcarse en su verdadera pasión. Por ello, en 2001
publica su primer libro de poemas, Alma abierta, al que seguirían De
los amores negados (2003) El penúltimo sueño (2005), Lo que le
falta al tiempo (2007) y Ella, que todo lo tuvo (2009).
ARGUMENTO:
Francisco
Valiente ha muerto y Sevilla entera se conmociona ante semejante noticia. Ha ocurrido
de manera fulminante y a todos ha cogido desprevenidos. Pero el protagonista,
hombre cauto donde los haya, había previsto tal circunstancia y él mismo se
ocupó de la organización de su funeral.
Ante su féretro
se reúne lo más granado de la sociedad: políticos, aristócratas y todos aquellos
que de alguna manera se han cruzado en su camino, los que le aman y los que le
odian. Le escoltan su esposa, una mujer a la que ha hecho profundamente infeliz
y su eterno amor, la mujer que siendo ambos aún niños le robó el corazón, que
no es otra que su cuñada, esposa a su vez del único hermano de su mujer.
Pero lo que nadie
puede sospechar es que él, desde su féretro puede ver a quien ante él se acerca
y escuchar todo lo que sucede a su alrededor.
IMPRESIONES:
Dicen los críticos que Ángela Becerra
es la precursora del idealismo mágico y mucho de ello hay en esta
novela, ya que no es más (ni menos) que –como también alegan- poner la magia al
servicio de las sensaciones. Ejemplo de ello son los pavos reales que asentados
en los jardines de la casa de su protector, mantienen una actitud defensora en
su velatorio; ellos son el símbolo de la inmortalidad y su plumaje guarda mucha
relación con los motivos que originaron la muerte de su dueño. Pero también lo
es que el día en que muere Francisco Valiente, un 17 de julio que había
amanecido prometiendo un sol de justicia, pero que en el instante en el que el
féretro fue instalado en el salón de su casa, la ciudad se eclipsó:
“Aunque el amanecer había anunciado un día de sol rotundo, en el instante en que los empleados de la funeraria instalaron el féretro en el salón –las once en punto de la mañana-, Sevilla entera se oscureció de golpe. Todo se detuvo. Bares, terrazas, quioscos, restaurantes, tiendas, bazares, mercados y cuantos establecimientos estaban abiertos cerraron sus puertas en una coreografía mustia y triste, colgando en sus vidrieras y portales carteles con la frase “El Hermoso” ha muerto”, ante los ojos de cientos de turistas despistados que no daban crédito a lo que presenciaban. Solo se escuchaba el desconcertante chirrido de ventanas y rejas. Se izaron las banderas a media asta y de los balcones empezaron a ondear crespones que se elevaban como gigantescas águilas al ritmo del lamento de un redoble de campanas como jamás se había escuchado en la ciudad…”
Y es que la prosa de la autora
es así por los ingredientes que su novela contiene, perfectamente diferenciados
y sobre los que habría que reflexionar bastante:
- Del rencor y la aversión:
Quizás sea Morgana la mejor representante de este sentimiento, harta de las
continuas infidelidades de su marido, el resentimiento se instala en su corazón
sin ser capaz de canalizarlo de otra manera que no lleve a la destrucción
paulatina y sin medir las consecuencias de sus actos.
- Del amor, en sus distintas
variantes y el desamor: Porque no es lo mismo el amor puro y utópico, como el
que se profesan Francisco y Alma, experimentado desde que se ven por primera
vez, con toda la carga de lo platónico, al que experimentan Alma y Beltrán,
casados por conveniencia (aunque él si estaba enamorado de ella) más
preocupados en mantener las formas y no perjudicar a su familia. Pero también
el desamor es una desviación del amor, como lo demuestra Morgana que, a pesar
de su flechazo inicial, llevada por la atracción física, no pudo vencer la
compulsiva infidelidad de su esposo.
- El erotismo: que está muy
presente en la novela, relatado de distintas maneras, según la ocasión, pues no
es lo mismo cuando se trata de narrar –según con quien- los distintos encuentros
sexuales:
“Lo primero que sentí fue su lengua violando mi boca. Una espada rajando en dos mis labios. Esa voracidad líquida desconocida me sabía a miel de azahar. Esta atemorizada pero también envalentonada. Quería meterme entre sus labios; tocar con la punta de mi lengua ese fondo oscuro y acuoso lleno de palabras que no pronunciaba; beberme sus entrañas y que me bebiera hasta la última gota”.
(En este párrafo se está describiendo un
beso, imaginaros como será lo demás).
Con un vocabulario sencillo y coloquial,
que en ocasiones se convierte en poético, la autora nos va cautivando y nos
hace partícipes de que la magia es posible, porque en literatura todo es
factible.
Narrada a tres voces, con personalidades muy pronunciadas, nos relatan
sus puntos de vista. Desde Morgana, esposa de Francisco o Alma, su gran amor,
pasando por Francisco, la personificación del narcisismo que desde su ataúd se
nos va revelando. Asimismo, un narrador omnisciente nos acercará otras escenas
más generales. Los capítulos, algo más de ochenta, son breves, por lo que la
lectura es muy ágil.
El argumento es sencillo, aunque no por ello deja de ser peculiar.
Asistimos a un velatorio en donde se dan todo tipo de personajes y situaciones
que, en muchas ocasiones, resultan hilarantes por inverosímiles. Porque es que
allí cada uno va a mostrar, sin cortapisas, su parecer sobre el difunto, para
disfrute nuestro. Y es quizás en este detalle donde radica lo esencial de la
novela, por la maestría de la autora que consigue, a base de diálogos (o
monólogos), empalmar todas las piezas para que podamos hacernos una idea de la
personalidad de semejante vividor y conocer desde su infancia en un lugar de lo
más humilde hasta convertirse en un hombre poderoso, título nobiliario
incluído. Y es que Francisco
Valiente es un pavo real, de ahí su afición a comprarse uno cada vez que seduce
a una mujer para luego recordarla. Y tiene cientos de ellos habitando los
jardines que rodean su hogar. Pero también es muchas más cosas: un personaje
que deslumbra a los más doctos por sus conocimientos en distintas disciplinas,
un truhán capaz de engañar a los ricos en su propio beneficio, un granuja al
que no le duelen prendas a la hora de sobornar al político de turno; vamos, una
joyita de cuidado que bien pudiese considerarse el compendio de todo lo
corrupto y la inspiración de cualquier canalla con ínfulas.
Sin embargo, del mismo modo que la doble moral está siempre
presente a lo largo de las páginas, tienes la amarga sensación de que es la
típica historia del “qué hubiese sido de mi vida si…”, porque parece que una
precipitación, tan absurda como el que unos padres hubiesen pactado la boda de
su obediente hija con tanta antelación (sin prever siquiera las consecuencias)
por interés, cuando precisamente ese provecho se les volverá en contra más
adelante sin haberlo previsto, hubiese sido otra totalmente diferente. Si
Francisco pudo casarse con Morgana (hija de una familia ilustre), también
habría podido hacerlo con Alma (en la misma circunstancia). Pero claro, entonces
no habría habido novela o hubiese sido otra muy distinta.
Como
decía, los personajes (protagonistas o secundarios) son de traca y no lo digo
sólo por lo curioso que en ocasiones son los nombres con los que la autora ha
decidido denominarles, a modo de guiño en muchos casos (desde Alma o Morgana,
por el carácter de cada una de ellas: una sensible y todo corazón y otra
diabólica y retorcida, a Circunstancio Pomposo o la duquesa de Abla) capaces de
llegar al paroxismo. Encontraremos de todo tipo y para todos los gustos, porque
el protagonista, Francisco Valiente, se mueve en cualquier entorno y se crece
ante cualquier altibajo, aunque es en el terreno amoroso donde se encuentra
como pez en el agua, ya que hizo del requiebro un arte y de la seducción una disciplina.
Y aunque a lo largo de su dilatada vida haya conseguido cortejar y rendir a más
de mil mujeres, desde que era un crío, sólo ha amado a una. Por ello, empezaré
por presentaros al trío amoroso, ya que estaba casado:
● Francisco: nacido en el seno de una familia humilde, no
cejará en su empeño por hacerse un sitio en la sociedad sevillana desde el
instante en que, todavía siendo un niño, se enamora de Alma. Para ello
recurrirá a toda clase de triquiñuelas, engaños y subterfugios llegado el caso.
Pero Alma parece inaccesible y, mientras tanto, no duda en seducir a todas las
que se ponen en su camino.
● Morgana: esposa de Francisco, con la que ha tenido siete
hijos, es un personaje con el que te ríes quieras o no. Odia a su marido como
afición principal, aunque incurre en las mismas causas por las que tiene ese
sentimiento. Es rencorosa y resentida y su necesidad de venganza la lleva a
situaciones delirantes.
● Alma: cuñada de los anteriores, está casada con Bertrán, hermano de Morgana y amigo íntimo de
Francisco desde su etapa escolar. Es la tercera en discordia, el amor imposible
del sinvergüenza sevillano, porque sus padres prefirieron pactar para ella un
matrimonio de conveniencia y nunca supo rebelarse a sus propósitos.
“Empecé a urdir mi venganza en el momento
justo en que me enteré de que te ibas con él. En realidad, el motor de mi vida
fue la revancha. Descubrí, amor mío, que se podía vivir haciendo daño y que,
además, haciéndolo me hacía fuerte. De no tener absolutamente nada, de ser un
pobre diablo, podía pasar a ser un diablo venerado, deseado, ensalzado,
imitado, adorado…”
Me ha llamado la atención el lugar elegido por la autora como
escenario de esta novela. A fin de cuentas, el hecho de que sea colombiana,
aunque afincada en Barcelona desde hace 25 años, no implica que no pueda
conocer Sevilla ¿verdad?. Y está claro que la conoce perfectamente. Por ello,
no sólo nos paseará por sus calles, jardines, su río, sino que nos mostrará sus
tradiciones más arraigadas –Semana Santa, Rocío, etc-, dotándolas de esa magia
inherente a ella.
Hay dos detalles de los escenarios que me han producido cierta
ternura. Uno es el domicilio de los Valiente: la autora ha escogido el Pabellón
con el que Colombia (su país natal) estuvo representado en la Exposición
Iberoamericana de 1929. Situado en el sevillano Paseo de las Delicias, fue diseñado
por José Granados de la Vega, en él se aprecian motivos de las culturas
Chibchas y Quimbayas. En la parte superior de su portada, flanqueada por dos
torres, se puede observar una serpiente enredada en sí misma, además de
distintos animales fantásticos.
El otro, es el lugar donde transcurre la última cita entre
Francisco y Alma, que no es otro que el Pabellón de San Telmo, rebautizado por
los sevillanos como el Costurero de la Reina, en base a una leyenda según la
cual la reina sevillana, esposa de Alfonso XII, utilizaba este lugar para coser
y bordar, tomando el sol a la vez para poder reponerse del tifus que padecía.
Curiosamente, es absolutamente inconsistente, dado que se construyó tiempo
después de la muerte de María de las Mercedes de Orleáns, pero donde esté una
leyenda y el romanticismo que la impregna, que se quite la dura realidad ¿no?.
La edición es de gran calidad, la misma a la que
nos tiene acostumbrados la editorial en su colección Autores Españoles e
Iberoamericanos; es decir, tapa dura con sobrecubierta, con márgenes amplios y
un buen tamaño de letra que nos permite leer con comodidad.
ENLACES DE INTERÉS:
Web oficial de Ángela Becerra
Si quieres leer el primer capítulo, pincha en este enlace.
CONCLUSIONES:
Memorias de un sirvengüenza de siete suelas es una historia de amor y desamor, llevada hasta sus últimas
consecuencias. Es divertida e irónica, ya que el sentido del humor lo invade
todo. Se devora literalmente, porque es muy amena y muy recomendable.