DATOS TÉCNICOS:
Título: LA
HORA DE LOS CABALLEROS
Título
original: The Gentlemen’s Hour
Autor: Don Winslow
Traductora: Alejandra Devoto
Editorial: Ediciones Martínez Roca (Grupo Planeta)
Colección: MR Narrativa
ISBN: 978-84-270-3906-3
Páginas: 384
Presentación: Rústica
con solapas
Hará cosa de una semana, gracias a Carmina del blog De tinta en vena, me enteré que Ediciones MR acababa de publicar el nuevo libro de
Don Winslow, continuación de El Club del Amanecer, que leí allá por el
mes de junio del pasado año y del que guardo un grato recuerdo. Como podéis
imaginar, me faltó tiempo para hacerme con él, pues del mismo modo que disfruté
del estilo del autor, su protagonista, el detective Boone Daniels, me ganó para
los restos. De hecho, en el momento en que lo tuve entre mis manos (hace un par
de días), no pude evitar leer los primeros capítulos y ya no pude parar…
EL AUTOR:
A continuación os dejo los mismos datos que en su día incluí en la reseña
de El Club del amanecer, recogidas de la web oficial de la editorial:
Don Winslow nació en Nueva York pero creció en Perryville,
Rhode Island. Don ha hecho muchas cosas antes de ser novelista: actor, director
de cine, guía de safari… y ha trabajado como investigador privado en Londres,
Nueva York y casi todo el territorio estadounidense. Asimismo, ha sido
consultor para bufetes de abogados y compañías de seguros durante más de quince
años.
Su primera novela, A Cool Breeze On The
Underground, fue nominada al prestigioso Premio Edgar, y un
libro posterior,California Fire and Life, recibió el
Premio Shamus. Muerte
y vida de Bobby Z fue
llevada al cine en 2007, protagonizada por Paul Walker y Laurence Fishburne. El invierno de Frankie Machine,
cuyos derechos cinematográficos adquirió Robert De Niro, y Salvajes, cuyo
estreno está previsto para el otoño de este año y será dirigida por el
oscarizado Oliver Stone, obtuvieron un enorme éxito de ventas y críticas. Ambas
novelas editadas por Ediciones Martínez Roca.
ARGUMENTO:
Dicen que las desgracias nunca vienen solas y eso es lo que le ha
ocurrido a Boone Daniels tras pasarse los últimos tres meses sin dar palo al
agua, hasta el punto de simultanear su cita diaria con el Club del Amanecer, de
madrugada, para continuar después, una vez que sus amigos acuden a sus trabajos
respectivos con los miembros de La Hora de los Caballeros, formado por
jubilados o empresarios de renombre que no tienen la obligación de cumplir un
horario estricto.
Y es precisamente en este club donde conoció a Dan Nichols, un
empresario de éxito, millonario y que surfea estupendamente que le hace uno de
esos encargos que al detective le resultan aborrecibles y que normalmente
rechaza: cree que su mujer lo engaña y necesita que Daniels se lo corrobore. Al
tratarse de un favor personal, no puede negarse.
Pero si detestable es este primer caso, el segundo que le espera en su
oficina no es mucho mejor: Petra Hall vuelve a pedirle que colabore con el
bufete en el que trabaja en un nuevo caso. Resulta que se han hecho cargo de la
defensa de Corey Blasingame, presunto asesino de Nelly Kuhio –K2-, el que fuera
uno de los miembros más relevantes y queridos por la comunidad surfera de San
Diego e íntimo amigo no sólo de él, sino que también lo fue de sus padres y de los
integrantes de El Club del Amanecer. Ayudar a sus defensores implicaría
traicionar la memoria del héroe hawaiano y a quienes le quisieron, incluso a sí
mismo. Y los pilares del detective se tambalean.
Pero acaba aceptando, enfrentándose a sus amigos y entrando en una
vorágine insospechada donde se dará cita la corrupción inmobiliaria, el cartel
criminal de Baja, el neonazismo y el narcotráfico, entre otras prendas.
IMPRESIONES:
Han pasado tres meses desde la anterior aventura y el Club del
Amanecer languidece ante un mar en calma, similar a las planicies de Kansas y
sin una ola a la que encomendarse. Estamos a finales de agosto, cuando a la
costa californiana acuden turistas como plagas y la canícula sólo da pie a
mantener lacónicas conversaciones en zona de arranque de Pacific Beach. Sus
integrantes siguen siendo los mismos: Boone Daniels
(detective privado y protagonista), el Doce Dedos (que trabaja en una tienda de
artículos de surf, ubicada en los bajos en donde se encuentra la oficina de
Daniels), David el Adonis (es el socorrista en la playa de Pacific Beach),
Johnny Banzai (de origen japonés, es policía y antiguo compañero de Daniels en
el departamento de Homicidios de San Diego), Marea Alta (de origen samoano,
trabaja como supervisor en el Departamento de Obras públicas de San Diego), el
Optimista (un excéntrico millonario de vida rutinaria que como hobby lleva las
cuentas de Daniels), excepto Sunny Day, la antigua camarera del The Sundowner que ahora se encuentra en Oz, tras
surfear su gran ola que la llevó a ser portada de las revistas más prestigiosas
del surf, haciendo la Gira de las Mujeres Surfistas Profesionales. Sin embargo, Petra Hall la abogada con la que Boone comenzó una
especie de relación tras la resolución del caso anterior, se ha quedado un
tanto al margen del Club. Cierto es que la conoció mucho después de dejarlo con
Sunny, pero en estos meses se han limitado a salir alguna vez de manera
informal.
¿Y por qué esta introducción? Es sencillo: normalmente las series de
policías, o se leen por orden, o puedes perderte mucha información a medida que
los personajes van evolucionando. No es el caso con esta novela, porque Winslow
nos la refresca y amplía, para que quien comience la saga del detective surfero
por esta entrega, no sienta que le falta nada. Por otro lado, tampoco está de
más, porque la memoria es quebradiza y no siempre recordamos los detalles de
una lectura de hace meses.
Pero ahora Boone Daniels ha adquirido otra costumbre. Como os
contaba, El Club del Amanecer se reúne al alba, de ahí su nombre, para después
volver cada uno de sus miembros a sus quehaceres diarios. Pero el detective,
cuando no tiene trabajo, empalma este encuentro con el de otro club llamado La
Hora de los Caballeros, que se reúnen cuando los otros marchan. Son los
veteranos del surf, y aunque entre sus filas hay jubilados, también acuden
muchos hombres de carreras exitosas que no tienen que responder al clásico
horario laboral, por ser ellos los dueños de sus negocios. Daniels se encuentra
bien entre ellos, donde ha hecho alguna amistad. De ahí que Dan Nichols se haya
sincerado con él y le haya pedido ayuda para determinar si su mujer le engaña o
no. Y el detective acepta y lo que pensaba que era un caso que se resolvería en
un par de días, a lo sumo, se enreda de manera insospechada.
Pero la cosa no queda aquí, porque La Hora de los Caballeros
tiene dos tramas principales y otras muchas subtramas. Por un lado, como os
decía, Boone Daniels tendrá que investigar el posible “caso de cuernos”
planteado por Dan Nichols, a título personal, sin reparar en gastos. El tema no
le hace gracia, pues sabe que, independientemente del resultado, este tipo de
pesquisas siempre acaban mal.
“Un trabajo de pacotilla de lo más sórdido, de
olisquear sábanas, y que por lo general acaba mal. Y a uno siempre le queda la
sensación de ser un mirón pervertido, que lanza miradas lascivas, hasta que al
final consigue presentar al cliente las pruebas de la traición o, por el
contrario, la confirmación de la paranoia y la desconfianza que terminan
destruyendo el matrimonio de todos modos”.
Y es que Daniels, como investigador, es un personaje atípico. A veces,
entre caso y caso, pueden pasar unos cuantos meses, lo que hace que su economía
sea prácticamente de guerra, a pesar de los desvelos del Optimista para cuadrar
sus cuentas.
Después está el encargo de Petra Hall, que ha conseguido removerle la
base en la que se asienta su existencia. Aunque en principio se niega, acaba cediendo,
enfrentándose a todos sus amigos, que le hacen el vacío al considerar que va a
ayudar a encontrar atenuantes o sembrar la duda razonable en un posible juicio
para el asesino, un niñato caprichoso integrante de una pandilla neonazi e hijo
de un especulador inmobiliario de La Jolla, del que ha sido para ellos no sólo
un héroe, sino un amigo al que siempre quisieron y respetaron:
“Boone solo sabe lo que ocurrió aquella noche por lo que contaron los
periódicos y el habitual método telegráfico del bongó de la playa que hacía
circular los rumores por Pacific Beach.
Pasó lo siguiente:
Nelly Kuhio salió de The Sundowner poco después de
medianoche, totalmente sobrio, y se dirigió a su coche, que estaba aparcado en
la esquina.
No llegó nunca.
Corey Blasingame –borracho, drogado, colocado quien
sabe con qué- salió del callejón respaldado por su pandilla, se acercó a Nelly
y le pegó un puñetazo.
Nelly cayó hacia atrás y su cabeza chocó contra el
bordillo.
Nunca recobró el conocimiento.
Tres días después lo desenchufaron de los aparatos
que lo mantenían con vida”.
Y las cosas se complican y se pervierten, ya no sólo se trata de
toparse con el rechazo de cada uno de sus amigos, sino que lo que en principio
parecía sencillo, alcanza altas cotas de complejidad, por unos personajes que no son lo que en principio parecen y por el aluvión de
subtramas por las que hay que surfear, que llega un momento en que la ola
parece que se va a llevar a Daniels con ella.
Ayuda a ello la manera de narrar, con ese estilo tan peculiar de
Winslow que te embauca sin que te des cuenta: un ritmo que no da tregua, unos
diálogos memorables, unas descripciones impecables y unos capítulos tan breves,
en tantas ocasiones, que no te dan respiro.
CONCLUSIONES:
Si en su día disfruté una barbaridad con El Club del Amanecer,
creo que puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que con esta nueva entrega lo
he hecho todavía más. He visto a un protagonista más convincente, ya que su
evolución es notable. Las descripciones son magníficas y los diálogos
inolvidables, lo que unido a una trama que te mantiene en tensión sin
miramientos, considero que es una novela recomendable cien por cien.
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