MUERTE EN PRIMERA CLASE, de J.M. Guelbenzu

DATOS TÉCNICOS:

Título: MUERTE EN PRIMERA CLASE

Autor:  J.M. Guelbenzu

Editorial: Destino (Grupo Planeta)

Colección: Áncora & Delfín

ISBN: 978-84-233-2893-2

Páginas: 336

Presentación: Rústica con solapas

Como bien sabéis algun@s, me apasiona la novela negra y policíaca (incluyendo dentro de este segundo apartado a aquellas cuyos protagonistas son detectives profesionales o aficionados, eso me da igual) y acostumbro a bucear con asiduidad entre las novedades editoriales para localizar las que se van publicando dentro de este género. Otra cosa es que me encuentre novelas de otro tipo y no sepa reprimirme. Además, he comprobado que este género goza de bastante aceptación entre la mayoría de bloguer@s que acuden al sorteo mensual que realizo en el blog, por lo que es un acicate más el poder sortear aquellos libros con los que previamente he disfrutado, como es el caso.

EL AUTOR:

J. M. Guelbenzu nació en Madrid, en 1944. Está licenciado en Derecho por la Universidad Complutense. Durante cinco años (entre 1964 y 1969) trabajó en la por entonces recién creada revista cultural “Cuadernos para el Diálogo”, que llegó a convertirse en un paradigma de la cultura progresista durante la década de los 60, hasta su cierre en 1976. En la actualidad trabaja para el diario El País como crítico literario. También ha sido director de Taurus y Alfaguara.

Ha recibido varios premios: De hecho, con su primera novela, El mercurio, quedó finalista del Premio Biblioteca Breve. Con El río de la luna, publicado en 1981, obtuvo el Premio de la Crítica. Con La Tierra Prometida, publicada en 1991, ganó el Premio Plaza & Janés.

Además, ha publicado hasta la fecha los siguientes libros:

-        La noche en casa (1977)

-        El esperado (1984)

-        La mirada (1987)

-        El sentimiento (1995)

-        Un peso en el mundo (1999)

-        Esta pared de hielo (2005)

-        El amor verdadero (1995)

Todos los libros anteriores iban firmados con su nombre completo, José María Guelbenzu. A partir de 2001 comenzó a escribir una saga de novelas policíacas, protagonizadas por la jueza Mariana de Marco y firmando como J.M. Guelbenzu, los títulos son:

-        No acosen al asesino (2001)

-        La muerte viene de lejos (2004)

-        El cadáver arrepentido (2007)

-        Un asesino piadoso (2008)

-        El hermano pequeño (2011), ganadora del Premio Torrente Ballester

-        Muerte en primera clase (2012)

ARGUMENTO:

Cuando Julia Cruz recibe la invitación para realizar un crucero de lujo por el Nilo de manos de Pedro Guzmán, no duda en pedirle a su amiga, la jueza Mariana de Marco, que sea su acompañante, sobre todo ahora que se encuentra en un momento moral bajo como consecuencia de una aventura amorosa y su devenir profesional en el juzgado de instrucción donde presta sus servicios en una localidad cántabra, le ha hecho replantearse un futuro traslado.

Claro que no se trata de un crucero al uso, sino que el barco funciona como un Profit Club y tiene como finalidad el que una serie de tiburones de los negocios se relacionen entre sí, buscando un beneficio mutuo. De entre todos los allí presentes, destaca la figura de Carmen Montesquinza, una famosa mujer en el mundo de las finanzas por su consolidada fortuna, que viaja con toda su familia incluida la política, así como su secretaria o su abogado. Y Mariana de Marco también se hace eco de su magnetismo y la fascinación que parece despertar entre los viajeros, observando todo lo que ocurre a su alrededor.

Por ello, es la primera en percatarse del abandono de la sala por parte Carmen Montesquinza, cuando tras una fiesta de bienvenida la cosa degenera en un espectáculo un tanto bochornoso cuando una joven protagoniza un strip-tease, algo que tampoco hubiese tenido una gran trascendencia, salvo que, desde ese momento, la dama desaparece por completo y Mariana no puede evitar investigar los motivos hasta desenmarañar una turbia trama tanto familiar como económica.

IMPRESIONES:

Cuando en un corto período de tiempo lees dos novelas, del mismo género, que transcurren en el mismo escenario, no puedes evitar hacer comparaciones. Eso es lo que me pasó, al principio, al sumergirme en las páginas de esta novela: no podía dejar de compararla con Sin entrañas, de Maruja Torres. Ni qué decir tiene que aunque ambas transcurren en un crucero de lujo por el Nilo y tanto las protagonistas como la resolución de la trama es responsabilidad de dos mujeres, a las pocas páginas te das cuenta que los tiros van por otro lado. No obstante y para ser sincera, que es de lo que se trata a fin de cuentas, si tuviese que decantarme por una de ellas, lo haría por esta última, independientemente de que siempre me ha gustado el estilo de Maruja Torres y que de ella me leería hasta las Páginas Amarillas si decidiese novelarlas.

Y el motivo por el que esta novela (que imagino que más de uno también compararía con la famosa Muerte en el Nilo, de Agatha Christie, pero con la que tampoco guarda ninguna relación, excepto el del escenario) me ha gustado tanto es por su estilo, por su buena prosa en la que utiliza la palabra precisa, huyendo de adjetivaciones insustanciales, por la manera en que describe no sólo el ambiente o las circunstancias, sino a los personajes (en particular a la protagonista) y su carga psicológica. Creo que son suficientes razones ¿no?.

Pero, independientemente de ello, no debo olvidar que es una trama impecablemente urdida, con un detalle que me ha parecido curioso: en ningún momento se aprecian signos de violencia y, sin embargo, la sensación de desasosiego te persigue desde el primer momento, porque Guelbenzu te traslada, con indudable destreza, la impotencia que siente la jueza ante lo que su intuición le dicta y la conducta del pasaje, porque en ese barco, el ambiente es corrupto, se palpa en las conversaciones, se aprecia en las actitudes, en particular la de la familia Montesquinza clama al cielo, la de Pedro Guzmán, también.

Lógicamente, esta historia no hubiese sido posible sin la comparecencia de Mariana Marco al crucero, una jueza de rompe y rasga con una cierta deformación profesional, que le lleva a buscar la verdad esté donde esté y en el momento que sea, porque Egipto no es su jurisdicción y se encuentra de vacaciones. Da igual, ella se crece ante las dificultades.

Y como toda buena novela policíaca que se precie, el autor ha sabido crear el caldo de cultivo adecuado para que se cumplan las premisas necesarias para mantenerte atrapado: un espacio cerrado que obliga a que los sospechosos tengan que convivir durante unos días, haciendo crecer la tensión y una persona con la que empatizar y que será la encargada de ofrecernos la solución. Pero ha habido dos temas que, aunque secundarios, me han parecido muy originales. Por un lado, las relaciones lésbicas y por otro, la amistad femenina, que aunque exenta de sexo, puede ser más que interesante, a juzgar por los diálogos entablados entre Mariana y Julia.

CONCLUSIONES:

Si te gusta la novela policíaca, disfrutarás con Muerte en primera clase, donde la intriga está regulada magistralmente. A esto habría que añadir un lenguaje esmerado y una protagonista contundente.