LA HUELLA DEL PÁJARO, de Max Bentow

DATOS TÉCNICOS:

Título: La huella del pájaro

Título original: Der Federmann

Autor: Max Bentow

Traductor: Carles Andreu Saburit

Editorial: Destino

ISBN: 978-84-233-2462-0

Páginas: 384

Presentación: Rústica con solapas

De vez en cuando me gusta visitar las novedades de algunas editoriales, ver las portadas que me atraen y leer las sinopsis de las mismas. Sobre todo, lo hago cuando busco novela negra o de intriga, género en el que a pesar de llevarme más de un revolcón, prefiero seguir mi instinto y dejarme llevar por lo que me quieran contar. En este caso, tengo que admitir que la Editorial Destino ha acertado de pleno al publicar la primera novela de Max Bentow, un autor berlinés que dará mucho que hablar de ahora en adelante.

EL AUTOR:

Poco puedo decir del autor de esta novela, excepto lo que he podido leer en la solapa del libro: Max Bentow es el pseudónimo de un autor berlinés nacido en 1966 que ha desarrollado una larga carrera como actor teatral y dramaturgo, una faceta por la que ha recibido numerosos premios. La huella del pájaro, su primera novela, que ha permanecido semanas en la lista de los diez libros más vendidos de Spiegel, inaugura la serie protagonizada por el comisario Nils Trojan.

ARGUMENTO:

Nils Trojan no se encuentra en su mejor momento personal. De un tiempo a esta parte, el pánico se ha instalado en su vida en forma de pesadillas. Rara es la noche en que no sueña con una mujer a la que tiene que rescatar de una muerte infalible y no es capaz de conseguirlo. Por ello, acude a la consulta de una psicóloga –Jana Michels- una vez a la semana y aunque el tratamiento parece que va dando resultados, también es consciente que su primera inclinación hacia ella  va más allá de lo puramente terapéutico.

Para empeorar la situación, aparece en escena un asesino en serie, posiblemente el más bárbaro y desalmado con el que el comisario se halla topado nunca. Su modus operandi es demoledor: asesina a mujeres rubias a las que arranca el cabello, extirpa ojos y vientre y una vez muertas, coloca un pájaro donde antes estuvieron sus entrañas…

IMPRESIONES:

Normalmente, las novelas que podríamos considerar de intriga o misterio (cabe en este apartado el thriller), suelen ser historias donde los personajes están profusamente descritos, más si el protagonista suele ser un policía o un detective. Pues bien, La huella del pájaro cumple los requisitos previos: tenemos un equipo de policía con un jefe al mando que se convertirá en el protagonista de la historia. Incluso no sólo por su labor profesional, sino por la personal. De igual modo, tenemos un asesino cuyo perfil psicológico y sus motivaciones se nos desvelará con el desenlace, como es normal, y, una serie de secundarios que añaden su razón de ser para que la novela cobre cuerpo. Pues bien, La huella del pájaro, reuniendo todos esos elementos y alguno más, no sigue las pautas habituales. Intentaré argumentarlo:

En lo referente a los personajes, habría que distinguir entre los que lo son puramente accidentales por intervenir únicamente en esta novela y los que, dado que la novela nace con la pretensión de convertirse en una saga, acompañarán en lo sucesivo a Nils Trojan.

Con respecto a los primeros, decir que las víctimas pasan desapercibidas. Si acaso, una breve descripción de sus vidas, pero poco más, como si el autor sólo las utilizase como excusa para hilvanar la historia. Más relevancia tiene la hija de la segunda de ellas, una niña –Lene- que se convierte sin pretenderlo en testigo de la muerte de su madre y, por lo tanto, una pieza fundamental en la resolución de la trama. Su trascendencia, sin embargo, queda algo diluida al no estar lo suficientemente perfilada, aunque ofrece el candor suficiente para impregnar un contraste interesante en una historia tan sórdida. Por otro lado, tenemos a la psicóloga Jana Michaels (que imagino que aparecerá en sucesivas entregas, pero que en ésta forma parte activa de la trama). No puede decirse que tenga un gran peso en la novela, aunque me temo que perdurará en el tiempo; es decir, la veremos en otras novelas, no sólo como terapeuta de Trojan, sino porque él busca en ella algo más que eso. Lo mismo podría decirse de su hija o su ex esposa.

Y del mismo modo que pasa como de puntillas con las anteriormente citadas, también lo hace con los compañeros de trabajo del protagonista (no olvidemos que es policía y trabaja en equipo), por lo que sólo me queda hablar de Nils Trojan, el protagonista. La primera impresión que siento, una vez concluida la lectura, es que le falta carisma. En primer lugar, responde al prototipo de policía que acostumbramos a ver en tantos y tantos libros: un hombre listo y perspicaz, con un instinto muy marcado, pero abrumado por su trabajo, hasta el punto de causarle problemas de índole psicológico. Incapaz de simultanear su vida familiar y laboral, hasta el punto de haber sido abandonado por su mujer y ser consciente que no dedica el tiempo suficiente a su única hija, etc. El problema se me plantea cuando en más de una ocasión he tenido la sensación que con él ocurrirá como con otros tantos detectives famosos; por poner un ejemplo, me ha recordado a Adamsberg, el comisario creado por Fred Vargas al que vamos conociendo poco a poco a través de cada una de sus entregas, algo que tiene su punto interesante, pero que si no lees los libros por orden de aparición, puede no convencerte.  

Mención aparte merece el asesino, del que se puede decir, sin temor a equivocarse, que es el clásico arquetipo de asesino en serie, por lo que cumple a rajatabla el rol para el que ha sido creado. Sus formas son espectaculares a la hora de llamar la atención del lector, con una puesta en escena estudiada y con un fondo brutal, como corresponde a este tipo de personajes. Parece como si Bentow tuviese meditado como llegar al lector.

Con respecto al estilo, podría decirse que es ligero y directo, a lo que ayudan los diálogos reales y verosímiles y el uso de frases breves, concisas y un lenguaje correcto y pulido. El ritmo es rápido y envolvente como un torrente, que te deja esa sensación de lectura desenfrenada y que no te permite abandonarla. ¿El modo? Se podría resumir en que la información se nos va dosificando poco a poco, así como que en la historia, del mismo modo que empiezan a aparecer las primeras pruebas, también lo hacen otros personajes que incluso llegan a desorientarnos antes de abrir nuevas opciones.

La acción transcurre en la actualidad, en Berlín, la ciudad que vió nacer al autor. Aunque hubiese esperado algo más, precisamente por ese motivo- las descripciones son someras en general (independientemente de que alunas localizaciones estén perfectamente detalladas), lo que más me ha llamado la atención es que el protagonista utiliza como vehículo para moverse por la ciudad la bicicleta, algo impensable en cualquier otro sitio.

Me ha sorprendido la traducción del título original. En principio, el título en alemán, Der Federmann, vendría a significar El hombre de pluma, más coherente que el elegido para la edición española.

CONCLUSIONES:

La huella del pájaro combina a la perfección la intriga policíaca con el suspense más trepidante del thriller, aunque lo que realmente cuenta es que a mi me ha convencido por su trama, perfectamente hilvanada. La acción también viene de serie y como buen ejemplo del género al que pertenece, los momentos emocionantes y/o desesperantes son muchos. El autor ha sabido perfilar a un asesino despiadado y espectacular, por su modus operandi y un protagonista que, aunque apunta maneras, necesitaremos más entregas para verle perfilado.