DATOS TÉCNICOS:
Título: El sueño de la montaña del oro
Autora: Zhang Ling
Traductor: Javier Altayó Finestres
Editorial: Ediciones Destino (Grupo Planeta)
ISBN: 978-84-233-2364-7
Páginas: 688
Presentación: Rústica con solapas
Si en mi reseña anterior os comentaba que me acerqué a leer la novela Tiempo de Arena, de Inma Chacón, pensando que era una saga literaria, con la consiguiente sorpresa al descubrir que no lo era, hoy os quiero hablar de una que lo es por los cuatro costados, por los motivos que alegué en la anterior, aunque tengo que reconocer que ambas tienen algo en común: si una me encantó, ésta de la que hoy os quiero hablar, me ha parecido una maravilla. ¿Queréis saber por qué?
LA AUTORA:
Es el primer libro que leo de esta autora, a la que no conocía. En la solapa del ejemplar nos ofrecen esta información: Zhang Ling nació en 1957 en Hangzhou, en la provincia china de Zhejiang, aunque más adelante se trasladó a Wenzhou con sus padres. Se licenció en Lengua Inglesa en la Universidad de Fudan y se trasladó a Canadá en 1986.
Empezó a escribir a mediados de los noventa y ha publicado cuatro novelas y varias colecciones de relatos. Sus obras han merecido numerosos premios, entre ellos el October Literary Award en 2000 y 2007, el Internacional Chinese Literary Award al mejor ensayo en 2003, el primer Yuan Huisong Literary Award de Canadá en 2005 y el People´s Literatura Prize en 2006. Una de sus obras cortas, Aftershocks, fue llevada al cine por FENA Xiaogang y se convirtió en 2010 en el mayor éxito de taquilla de la historia de China.
ARGUMENTO:
Cuando Amy Smith llegó a China, procedente de Canadá, su única intención era la de permanecer en este país un solo día, esperando solucionar las gestiones relativas al acuerdo de fideicomiso de administración de la antigua casa familiar a favor del gobierno regional. Pero sus deseos se ven truncados cuando Au-joeng Wan-on, el director de la Oficina de Asuntos Chinos de Ultramar y encargado del papeleo, empieza a relatarle la desdichada y a su vez sorprendente historia de su familia y el origen de esa casa, una de las más vetustas de la zona, que pretenden sea reconocida como Patrimonio de la Humanidad y convertirla en una atracción turística y cultural.
De ese modo conoceremos la azarosa existencia de Fong Dak-fat, quien a sus dieciséis años puso rumbo a la Montaña del Oro, en pos de materializar un sueño que le desligase de la miseria. Pero cuando arribó en lo que hoy en día es Vancouver, descubrió que nada era como se esperaba y que la riqueza sólo se podía obtener a base de trabajo, sacrificio y penalidades.
Pero esto sólo es el inicio de un relato apasionante en el que se irán alternando distintas generaciones de la familia Fong, que van construyendo su propia identidad, simultaneando costumbres milenarias heredadas de sus antecesores y adaptándose a las condiciones de la época en que a cada uno le ha tocado vivir, a lo largo de un siglo.
IMPRESIONES:
Decir que de este libro me ha gustado todo, es poco. Por poner un ejemplo, os diré que el sábado pasado, viendo en televisión en programa Redes, de Eduard Punset, encontré la clave. Hablaba éste con el científico Amir Aczel sobre cómo las matemáticas pueden ayudarnos en temas de cualquier índole, incluidas las relaciones sociales, valiéndonos del cálculo de probabilidades. Escenificaron una situación de lo más simpática en la que una pareja demostraba la fórmula para encontrar al amor de su vida, a la que aplicaban el cálculo de marras, que venía a argumentar que para acertar al cien por cien en este sentido, había que conocer a treinta y siete personas antes y de ellas, decidir quien era la mejor. Pues bien, teniendo en cuenta esa premisa, puedo asegurar que a la vista de los treinta y siete libros leidos anteriormente, puedo asegurar que éste es el que más me ha gustado, por lo tanto, es el libro de mi vida.
De hecho, basta con ver la portada, cuidada hasta el punto de ofrecer un tacto satinado y agradable, que es una delicia que por si misma y que nos retrotrae a la China milenaria, la de los emperadores, un país de linderos indeterminados y deslumbrante por su historia, su cultura y su sapiencia.
La novela se divide en dos espacios, tanto temporales como espaciales. Por un lado, nos sitúa en 2004, cuando Amy Smith viaja a China con la intención de solventar unos asuntos relativos a la casa de sus antepasados. Poco o nada le interesa conocer sobre sus predecesores, hasta que algunas informaciones, que se van narrando de forma paralela, servidas por el funcionario que se encarga de las gestiones administrativas, estimulan su curiosidad. Este relato equidistante abarca un período de cien años, en el que se nos presentan las diferentes generaciones de la familia Fong.
Para explicarlo mejor, mencionaré en primer lugar a los personajes, para continuar después con cada una de sus circunstancias:
ÁRBOL GENEALÓGICO DE LA FAMILIA FONG:
- 1ª generación: FONG JYUN-GOENG (1845-1878), casado con SEÑORA MAK (1848-1922). Tuvieron tres hijos:
- 2ª generación): FONG DAK-FAT (1863-1945), FONG TOU (1865-) y FONG DAK-SIN (1971-1879). De los tres hermanos, sólo uno (el primero), tiene descendencia.
FONG DAK-FAT se casa con GWAN SUK-JIN, llamada LUK-ZI (1877-1952). Tienen tres hijos:
- 3ª generación:
FONG GAM-SAM (1895-1971), casado con ZAU MAU NGAN (1900-1944)
FONG GAM-HO (1900-1945), casado con KEOI JIN-WAN (1910
FONG GAM-SAU (1913-1952), casada con ZA JYUN (1913-2004)
- 4ª generación:
FONG GAM-SAM y MAU NGAN tienen una hija: FONG JIN-LING (1923)
FONG GAM-HO y KBOI JIN-WAN tienen un hijo: FONG JIU-KAY (1930-1939)
FONG GAM SAU y JYUN tienen dos hijas. ZA WAI-GWOK y ZA WAI-HOENG
- 5ª generación:
FONG JIN-LING, madre soltera, tiene una hija AMY SMITH, nacida en 1956.
Como se puede apreciar, a simple vista y en contraposición a lo que ocurre en occidente, a la hora de poner nombre a cada hijo, en primer lugar se coloca el apellido (FONG), que como en este caso, suelen tener un único carácter –monosílabo- aunque también pueden ser de dos caracteres o bisílabos. Lógicamente, cuando no son varones, como en el caso de Fong Gam-Sau, al casarse su descendencia llevará el apellido de su esposo (ZA). El segundo nombre será el de cada generación, que es común a todos los hermanos y será el tercero el que los diferenciará a cada uno en particular. Pero, si curioso me ha parecido este detalle, más me ha gustado conocer la importancia que tiene el nombre de pila y cómo su significado tiene un motivo particular. Por ejemplo, cuando Mau-ngan se encuentra embarazada de su segundo hijo, del que esperan que sea varón, Fong Dak-Fat saca una noche el tintero y los pinceles para representar los distintos nombres que barajaba para el niño:
“… Eran los nombres que estaba barajando para el hijo que Mau-ngan llevaba en su vientre. El carácter que correspondía a aquella generación era Jiu. El único nieto que hasta el momento lo había llevado era Liu-Kai, que había muerto dos años antes ahogado en el río sin nombre. Por eso tenía todas sus esperanzas puestas en el bebé de Mau-ngan.
- ¿Qué nombre te parece mejor? Yo creo que hay que dar prioridad a la fuerza si se quiere que la patria recupere el esplendor; mejor llamarlo Jiu-mou” (Esplendor Marcial) (Página 580).
La novela se divide en ocho partes o capítulos, bastante extensos teniendo en cuenta que consta de 688 páginas. Antes de abordar la lectura, nos encontraremos con el árbol genealógico (el que podéis ver en esta reseña es de “fabricación propia”). Termina con un epílogo, al que le siguen una nota de la autora, la cronología (donde lógicamente se recogen por orden los hechos históricos que suceden a lo largo de la trama), la bibliografía y la videografía consultadas.
Al principio de cada capítulo, éste siempre se encabeza indicando el momento preciso y el lugar, tanto en el calendario occidental como en el chino, tanto si la acción se desarrolla en China o en Vancouver. Pero estos “encabezados” también se insertarán dentro de ellos, puesto que en un solo capítulo la acción se desarrolla en cualquiera de los dos sitios:
Zimin, condado de Hoiping, provincia de Cantón, China
Del decimoprimer año del reinado de Tongzhi al quinto año del reinado de Guangxu (1872-1879)
En cuanto al estilo, es bastante efectivo y natural, no sólo en lo que afecta al lenguaje, sino en la técnica narrativa, independientemente de que se utilicen infinidad de recursos para reflejar lo más objetivamente posible la realidad de los personajes, por lo que el tono, en ocasiones, es sombrío, ya que el panorama existencial en el que se mueven los protagonistas es bastante desolador. El vocabulario es sencillos, las descripciones son precisas y los diálogos lo suficientemente ágiles como para que la narración sea de lo más fluida.
A lo largo de la narración, la autora nos hará partícipes, con maestría de las tradiciones chinas, bien a través del día a día de los protagonistas, bien con notas de pie, donde se nos irán aclarando las dudas que surjan en el texto de manera natural. Conoceremos algunas de sus fiestas o conmemoraciones, como la Fiesta de la Claridad Pura, que se celebraba el quinto día del cuarto mes del calendario lunar (lo que sería nuestro 1 de noviembre), en la que se visitaban las tumbas de los antepasados para limpiarlas y honrarlos. Y menciono este tipo de “fiesta” en particular porque en algunos pasajes de la novela el tema de la muerte está muy presente. Sin ir más lejos, la matriarca de la saga, la señora Mak, honra a su esposo muerto en el interior de su vivienda, donde tiene su altar; del mismo modo, Fong Dak-Fat guardó los restos de un tío suyo, con el que emigró a Vancouver la primera vez, que murió durante la construcción del Ferrocarril del Pacífico, hasta que pudo devolverlos a su pueblo natal. Por no hablar que tras el nacimiento de su primer hijo, celebra el hecho de que su heredero podrá mantener viva la llama de sus predecesores.
Uno de los puntos fuertes de la novela –que son muchos-, es el de los escenarios. Como dije anteriormente, la novela se desarrolla en dos espacios diferentes: la actual Vancouver que entonces era la Columbia Británica y Zimin, una localidad situada en el condado de Hoiping, provincia de Cantón (China), de donde es oriunda la familia Fong. Tengo que reconocer que en un principio me asusté pensando que esta novela podía ser un reclamo más de ese fenómeno literario denominado Landscape novels, contra el que no tengo nada en principio, pero que al basarse principalmente en una moda pasajera consistente en describir paisajes de lugares remotos, sin profundizar en lo que realmente suele gustarme, no me hacía mucha gracia. Y no os podéis imaginar lo mucho que me agradó comprobar que no era así, que simplemente Zhang Ling ha sido capaz de escribir una novela memorable en la que ha cuidado todos los detalles necesarios para ofrecer una historia redonda.
Y, sin lugar a dudas, la grandeza de esta novela reside en los personajes. A priori, podría pensarse que son muchos, pero no es así. Es verdad que algunos son prescindibles y apenas tienen relevancia (la cuarta generación prácticamente al completo exceptuando a Fong Jin-Ling, la nieta del primogénito de Fong Dak-Fat.
¿Y por qué digo esto? Es sencillo: en ocasiones, cuando se aborda una saga familiar de estas características, solemos tender a aburrirnos al no recordar a todos, con la consiguiente pérdida de interés. Pero no es el caso, quizás porque la autora, con gran acierto, ha sabido perfilar hasta la saciedad a cada uno de ellos, dotando, en particular, de una personalidad arrolladora al matrimonio compuesto por Fong Dak-Fat y Luk-Zi. De hecho, en mi caso no podría inclinarme por uno de los dos, ya que ambos me ganaron. Sin embargo, a pesar del papel secundario que normalmente tiene la mujer en la cultura china, Luk-Zi se nos revela como una mujer cuanto menos, interesante y adelantada a su tiempo. He disfrutado y devorado con mucho interés las páginas en las que ella ha sido la gran protagonista, que fueron muchas, para mi satisfacción.
Después está el apartado donde los sentimientos ocupan un puesto privilegiado. Seremos testigos mudos del amor que se profesan Fong Dak-Fat y Luk-Zi, quienes a lo largo de los años se amaron profundamente, a pesar de la distancia. A lo largo de su vida matrimonial, podrían contarse con los dedos de una mano los meses que pasaron juntos en los tres períodos diferentes en los que él volvió a China, tras su marcha a la Montaña del Oro, momentos que le sirvieron poco más que para engendrar a sus tres hijos. Nunca dudaron de la reciprocidad de su afecto y él se dejó la vida en el empeño por ofrecer a su familia todo tipo de atenciones. Pero también seremos conscientes de cómo algunos no consiguieron sobrevivir a sus anhelos, de cómo se esfumaron los lazos que un día parecían imposibles desatar.
Y si atractiva puede resultarnos la personalidad de esta pareja, no menos fascinante resulta la de sus hijos: los dos mayores que llegados a la adolescencia emprendieron el mismo camino que en su día acometiese su progenitor, aunque una vez en Canadá, cada uno optase por un tipo de vida diferente; o la menor –Fong Gam-Sau- que dedicó su vida a ejercer como maestra para ofrecer a sus compatriotas la formación que no podrían conseguir de ninguna manera, al carecer de recursos.
Aunque el tema principal de la novela sería el de la emigración masiva de unos chinos capaces de atravesar océanos para huir de la miseria en pos de conseguir la prosperidad y riqueza suficiente para proteger a los familiares que dejaron en su país de origen y de cómo fueron utilizados en los trabajos más penosos, meramente como mano de obra barata, como pudo ser en la construcción del Ferrocarril del Pacífico, ya que no se reparó en el peaje que pagaron con sus vidas para beneficio de sus promotores, hay otros tantos, porque este colectivo se implicó de lleno con las revueltas políticas y sociales de la época, asistieron a dos guerras mundiales y descubrieron, asolados, como su mundo se venía abajo tras el derrocamiento de la Dinastía Qing y el establecimiento de la República China.
CONCLUSIONES:
Sin lugar a dudas, El sueño de la Montaña del Oro, es la mejor novela de cuantas he leído en lo que va de año, que son unas cuantas. He disfrutado con el contenido, con el fondo y con las formas, pero también con el momento histórico en el que se desarrolla, que además me ha ofrecido la posibilidad de ampliar conocimientos de una cultura que siempre me ha atraído. Sus personajes son una delicia, al estar trabajados con esmero y dedicación. ¿Qué más se puede pedir?
En definitiva, una novela imprescindible que no deberías perderte.