PRINCIPE DEL MAL, de Mark Lawrence

DATOS TÉCNICOS:

Título: Príncipe del Mal

Título original: Prince of Thorns

Autor: Mark Lawrence

Traductor: Miguel Antón

Editorial: Minotauro (Grupo Planeta)

ISBN: 978-84-450-7857-0

Páginas: 302

El pasado mes de febrero la Editorial Minotauro (del Grupo Planeta) se puso en contacto conmigo para enviarme un ejemplar de esta novela, con el fin de reseñarla en mi blog. No negaré que el título me produjo curiosidad y busqué información sobre el mismo, antes de aceptar la oferta. Lógicamente, no encontré reseñas, si acaso, diferentes “entradas” en distintos blogs, haciéndose eco de la novedad, dado que el libro no se había puesto a la venta todavía, por lo que me tuve que conformar con la información que encontré en la página oficial de Planeta. Aún así, lo que allí descubrí me sedujo lo suficiente y a los pocos días un ejemplar llegó a casa.

Normalmente, cuando me llega un libro y por fin lo tengo en mis manos, acostumbro a leer la primera página de cada novela para hacerme una idea de lo que me puedo esperar. Digamos que se trata de una “cata literaria”. Si algo he aprendido de mi experiencia lectora a lo largo de los años, es que es imprescindible que la primera página de cualquier historia debe desatar algún tipo de impresión (o muchas) más o menos notable que te remueva las ansias de seguir leyendo. Y ésta novela lo hizo y no os podéis imaginar de que manera…

EL AUTOR:

Mi primera impresión, cuando leí la biografía del autor me hizo gracia. En este mundo en el que vivimos, donde el marketing hace que las biografías se extiendan contando y adornando hasta el mínimo detalle sobre la vida y obra del autor, que en muchos de los casos llegan a rozar la fantasía, encontrarse en la solapa del libro los datos que a continuación os transcribo es cuanto menos novedoso pero, sobre todo, apelan al sentido del humor. Y si no, decirme vosotros que os parece:

Mark Lawrence trabaja como investigador en el campo de la inteligencia artificial. Cuando no está escribiendo, se dedica a jugar a videojuegos, cuidar de su huerto, elaborar su propia cerveza y mantenerse alejado todo lo posible del bricolaje. Príncipe del Mal es su primera novela. 

Para más información www.princeofthorns.com

SINOPSIS:

Guardaos del Príncipe del Mal... 

A los nueve años vio cómo mataban a su madre y a su hermano. A los trece ya era el líder de una banda de sanguinarios maleantes. A los quince será rey... 

Ha llegado el momento de que el príncipe Honorio Jorg Ancrath regrese al castillo que abandonó para reclamar lo que por derecho le pertenece. Desde el día en que quedó atrapado en un zarzal y vio cómo los hombres del conde Renar asesinaban a su madre y a su hermano pequeño, Jorg sólo ha vivido para dar rienda suelta a su rabia. La vida y la muerte no son más que un juego para él... y ya no le queda nada que perder.

ARGUMENTO:

El príncipe Honorio Jorg es el heredero del reino de Ancrath. Hasta los nueve años, su infancia transcurrió tranquila y feliz en Castillo Alto, junto a sus padres y su hermano William, dos años menor que él. Pero su plácida existencia se tornó en trágica el día en que observó desde un zarzal en el que había quedado aprisionado, como los hombres del conde Renar degollaron a su madre, después de violarla, mientras ella era testigo del asesinato de su hijo pequeño a base de golpes. Tardará un año aproximadamente en curar las heridas provocadas por las espinas, pero nunca olvidará a los asesinos de su madre y una vez repuesto, se escapará del castillo, con un grupo de condenados y se dedicará, por espacio de cuatro años, a propagar el terror entre los servidores de su principal enemigo. Transcurrido ese tiempo, volverá al castillo, para reivindicar sus derechos, pero se encontrará con que el panorama ha cambiado: su padre ha vuelto a casarse y la nueva reina espera un heredero. No será bien recibido y le pondrán a prueba, exigiéndole que conquiste un reino inescrutable hasta ese momento, donde junto con sus hombres correrá toda suerte de penalidades hasta alcanzar su objetivo. Comenzará a forjarse una leyenda, que acabará con él en el trono, aunque será otro bien distinto al que le corresponde por derecho…

PORTADAS:

La portada es sensacional para mi gusto. Aparece en primer plano el protagonista, al que apenas se le aprecia el rostro por encontrarse embozado por la capucha de su capa. Porta una espada ensangrentada de grandes proporciones comparada con su altura, sobre un mar de cadáveres. El panorama alude a una de las escenas más despiadadas del relato, aunque no la única. Como se puede observar por las fotos, aunque hay alguna diferencia con la versión americana, es mínima, ya que afecta únicamente a la disposición de los elementos; es decir, al título, la leyenda, y la fuente utilizada, que mientras en la nuestra se encuentra en la parte superior, en la otra aparece en la inferior.

IMPRESIONES:

Como os decía al comienzo, cuando leí la primera página de esta novela se desataron en mi diferentes sensaciones; por un lado, me enfrentaba a una historia violenta e implacable, que no sabía a ciencia cierta si podía gustarme o no. De hecho, para ser sincera del todo, pensé que no me gustaría, porque la desfachatez y la presunción con la que se me presentaba el protagonista no me cuadraba del todo. Como podéis ver en la sinopsis, contaba con la información necesaria para hacerme una idea de la clase de traumas por los que había podido pasar, pero entendía que no era suficiente, que tanta maldad y tanto alarde se me antojaba excesivo.

“¡Cuervos, cuervos por todas partes! Se posaron en las tejas de la iglesia incluso antes de que los heridos se convirtieran en muertos. Antes incluso de que Rike terminase de arrancar los dedos de las manos y los anillos de los dedos. Me recosté en el poste de la horca y señalé con un gesto a los pájaros, una hilera compuesta por una negra docena de ellos, atenta la mirada, observando.

Una alfombra roja cubría la plaza del pueblo. Había sangre en los caños, sangre en el empedrado, sangre en la fuente. Los cadáveres yacían como yacen los cadáveres. Algunos adoptaban posturas cómicas, con la mano sin dedos tendida al suelo; otros en paz, encogidos sobre las heridas sufridas. Las moscas formaban nubes sobre los heridos. Los había por doquier, cegados algunos, moribundos otros, todos ellos delatados por aquel séquito zumbón.

-¡Agua! ¡Agua! –los moribundos siempre andan pidiendo agua. Qué raro, a mí lo que me da sed es matar…” (Página 11)

Pero claro, estamos hablando de los cimientos en los que se sustenta una novela impresionante, con un protagonista que no va a dejar indiferente a nadie, como a lo largo del relato ha resultado ser. Con ello no quiero admitir que la violencia que destilan las páginas esté justificada, sino que ésta discurre ante nuestros ojos con absoluta brutalidad. Podría decirse que es políticamente incorrecta, ya que en todo momento esta violencia la proyecta un niño de catorce años (cuando estamos en tiempo presente) o de diez (cuando se nos remite al momento en que decide lanzarse al camino). Y ese niño es el que libera a un grupo de hampones a los que llama hermanos, que disfrutan despedazando cráneos, seccionando gargantas o quemando pueblos (incluyendo a sus habitantes) tanto o más que él, porque en esta historia, no se hacen concesiones de ningún tipo y mucho menos al sentimentalismo.

La novela se divide en 49 capítulos, relativamente cortos, ya que el libro consta de 302 páginas. Y digo relativamente cortos porque como las matemáticas no engañan, estaríamos hablando de 30 páginas más o menos (aunque no siempre es así), pero están narrados de una manera tan amena, con una prosa tan ágil y con tal profusión de diálogos, que se leen en un suspiro y cuya acción nunca decae. Estos capítulos irán alternando pasado y presente. Pero no lo harán bajo la técnica del racconto (narración preactiva), sino que todos se remitirán a lo que sucedió cuatro años antes, únicamente a ese periodo, aunque de manera lineal. Tampoco se utiliza la popular técnica del flasback (analepsis), sino que cuando esto ocurre, el capítulo va subtitulado siempre con la misma nota: “Cuatro años antes” y para hacerlo más obvio todavía, el tipo de letra escogido es el de la cursiva. En ocasiones, antes de cada capítulo aparece una descripción de uno de los personajes de la historia, que nos ayudan a tener un mayor conocimiento de sus circunstancias o de su personalidad. Está escrito en primera persona, algo que no me suele gustar en circunstancias normales porque de ese modo sólo vivimos la historia a través de uno de los personajes (aunque éste sea el protagonista), pero en esta ocasión me ha parecido un gran acierto, ya que de esa manera podemos acercarnos a la compleja personalidad del protagonista.

Un gran acierto de la novela es su protagonista, alguien que desde las primeras páginas impacta al lector por su carácter, su actitud y su personalidad. Pocas veces he conocido un personaje semejante, con el que es difícil –por no decir imposible- empatizar, pero al que se llega a entender. La “parentela” que le acompaña es como para comer aparte, porque si miedo da el protagonista, los demás le van a la zaga. No podría decir que haya disfrutado con ellos, porque por razones obvias, no es la palabra, pero si con los diálogos, incisivos, sarcásticos o corrosivos, un derroche de inteligencia. Ni qué decir tiene que el nubano ha sido mi preferido, pero era reconfortante en la mayoría de ellos su sentido de la lealtad y la hermandad.

Ha habido un aspecto que me ha llamado la atención. No he conseguido determinar el momento en que se lleva a cabo la acción. Por un lado, parece la típica historia feudal, en la que los reyes de los distintos feudos ofrecen a los campesinos su protección a cambio de trabajo y de jurar fidelidad. De ese modo nos encontramos con que el protagonista, el príncipe Honorio Jorg Ancrath es el heredero de la Casa del mismo nombre, representada por su padre Odalín. Hasta ahí, todo iba bien, pero me encontré con un matiz importante: el joven príncipe había sido educado por un tutor que le inculcó el amor por la lectura, algo que deja patente al citar, en los numerosos soliloquios que mantiene a lo largo de la novela, a los clásicos griegos, pero cuando leí que lo hacía con personalidades de la talla de Nietzsche, mi sorpresa fue mayúscula, pues estamos situándonos en pleno siglo XIX. ¿Y qué nos queda entonces? Algo tan sencillo con que la acción podríamos situarla en el futuro. Hay otros detalles en la narración que así lo indican, por lo que te animo a descubrirlo.

Pero si el tema de la violencia marca la novela, ésta es consecuencia de los juegos de poder y las enrevesadas intrigas palaciegas que se fraguan en la corte, que son incluso determinantes para conocer las motivaciones del protagonista. Como dije al principio, a pesar de la situación traumática por la que había pasado el príncipe Jorg Ancrath al presenciar la muerte de su madre y de su hermano, no me parecía suficiente para entender su modo de actuar durante los cuatro años siguientes, a pesar de que el sempiterno afán de venganza no descanse hasta que ésta haya sido satisfecha y, lógicamente, nadie podría abordar no una novela, sino una trilogía con una base tan poco firme. Y, lógicamente, todo tiene un sentido cuando los acontecimientos se precipitan.

Otro aspecto a considerar es el de la fantasía, ya que seremos testigos de la lucha sin cuartel, no sólo del protagonista, sino de sus hermanos del camino, contra maléficos adversarios y criaturas imaginarias, como nigromantes o leucrotas, tan carismáticos que bien pudieran ser reales. Pero si tan peligrosos pueden ser unos, peor son aquellos que ejercen como asesores de los diferentes señores feudales, que utilizan la magia para obtener el poder, al que no pueden acceder por si mismo, ya que no cuentan con el beneplácito de la Iglesia.

CONCLUSIONES:

Principe del Mal es una novela atípica en muchos sentidos, por todo lo que antecede, pero en particular porque es la historia de un niño que lucha, no sólo con la espada, sino con la inteligencia, ya que para él la vida es como una partida de ajedrez. También es un niño que con tan sólo diez años tenía claro lo que quería y no dudó a la hora de conseguirlo, costase lo que costase. Y prueba de ello es que el afecto, el cariño o cualquier clase de sentimiento positivo lo rechazó por considerarlo una debilidad que no podía permitirse. Si lo logró, o no, tendrás que descubrirlo tú, aunque te aseguro que disfrutarás haciéndolo.

El único aspecto negativo que puedo argumentar a estas alturas es que estoy deseando leer la segunda parte…