EL OASIS MALDITO, de Francisco J. Sánchez Lizón

DATOS TÉCNICOS:

Título: El oasis maldito

Autor: Francisco Sánchez Lizón

Editorial: Círculo Rojo

ISBN: 978-84-9991-201-1

Páginas: 122

Llegué a esta novela a través de las muchas reseñas que había leído en la red, todas ellas irrefutables y positivas, que no es poco. Por eso, cuando me llegó el libro a casa, gracias a la generosidad del autor, me sentí extrañamente satisfecha; por un lado, me llamaba poderosamente la atención, pues aquellas personas en cuyo criterio confío plenamente y que la habían leído, la recomendaban absolutamente e incluso la consideraban una de las mejores lecturas del año; por otro, al tratarse de una novela corta, de tan sólo 122 páginas, me resultaba cómodo “colarla”entre lectura y lectura, ya que podía llevarla a cualquier sitio, algo que aunque a priori puede parecer una bobada, para mi es importante, ya que vaya donde vaya, siempre lo hago con un libro a cuestas.

EL AUTOR:

Del autor, poco os puedo decir, excepto que por lo poco que he podido conocer de él, me parece una persona entrañable. Quienes sigan este blog con asiduidad, sabrán que el pasado mes de diciembre organicé un Bloguero invisible, un juego similar al popular “Amigo invisible” en el que un grupo de “habituales” nos organizamos para enviarnos un regalo, más o menos anónimo, en forma de libro. Francisco J. Sánchez Lizón también se sumó a la iniciativa, lo que dio lugar a una serie de correos electrónicos, que me permitieron (como con el resto de los participantes) descubrir su lado más humano y solidario.

A falta de datos, os transcribo lo que en la contraportada del libro nos cuentan sobre él: Francisco J. Sánchez Lizón, natural del municipio murciano de San Pedro del Pinatar. Es Licenciado en Bioquímica por la Universidad de Murcia y está cursando estudios de Matemáticas por la UNED. Comenzó su andadura profesional en el campo de la docencia a nivel particular. Tras finalizar sus estudios trabajó como analista de laboratorio y actualmente es copropietario de una empresa del sector de la metalurgia, ejerciendo labores de administrativo.

LA TRAMA Y LOS PERSONAJES:

No me gustaría desvelar más de lo necesario, aunque al tratarse de una novela bastante corta, es complicado. La acción transcurre prácticamente en la actualidad, ya que la historia comienza hace un año (25 de enero de 2011). Son las nueve de la noche cuando un mensajero deja en el domicilio de Linda un paquete. Se trata de un libro que, por lo visto, había comprado por internet. Tras un primer desconcierto, ya que este pedido ya lo había recibido cuatro días antes, enseguida descubre en la etiqueta un símbolo conocido: una V invertida dentro de un semicírculo, así que decide aparentar naturalidad ante la presencia de su madre y, una vez en su dormitorio, abre el envoltorio. De su interior extrae una libreta que tiene todas sus páginas en blanco, excepto una donde alguien ha anotado unas coordenadas: G12 y que según el plano del callejero corresponden al lugar que ocupa la Iglesia de San Patricio.

Un día después, la noche del 26 de enero, Mauro recibe una llamada telefónica en su propio domicilio que, aparentemente, se debe a un error. O eso es lo que aparenta cuando su mujer le interpela sobre ella. Excepto por un detalle: alguien al otro lado de la línea le musita unas coordenadas: F13. Tras una noche de insomnio, al día siguiente se levanta de madrugada y se acerca a la Oficina de Turismo donde comprueba en el plano de la ciudad que esas coordenadas corresponden al sitio en el que se encuentra el Museo de Arte Moderno.

El modo en que contactan con Carolo es, posiblemente, el más retorcido de todos. Este personaje, que en el pasado disfrutó de una gran fortuna que dilapidó de la noche a la mañana, se vió obligado a plantearse el ponerse a trabajar como cualquier hijo de vecino. Es por ello que tras acudir a una entrevista de trabajo, siete meses después recibe en extrañas circunstancias un sobre que luce en la solapa un símbolo que reconoce inmediatamente y que le obliga a buscar en su interior el único papel que contiene. En él pudo leer unas coordenadas: A11, que concordaban con la dirección en que se hallaba el Palacio de Justicia.

Marta es una joven universitaria que trabajaba a tiempo parcial como recepcionista en un hotel, hasta que el dueño del inmueble decidió cerrar el negocio y se vió abocada al paro. Dada la precariedad de su situación económica, no dudó en responder a una oferta laboral en la que se ofrecía “un trabajo sencillo y de alta remuneración”. Tras un primer contacto telefónico, acudió a una entrevista en la que le indicaron los pasos a seguir cuando pasados unos meses, se pusieran en contacto nuevamente con ella.  Y lo hicieron a través de un correo electrónico, donde se mencionaban unas coordenadas: A2, que coincidían con el emplazamiento de una Comisaría de Policía.

David vive solo y goza de una desahogada situación económica. Su existencia es plácida y convencional y posiblemente sean estos motivos los que le impulsaron a contestar aquella oferta laboral que vió publicada en un periódico y acudir posteriormente a la cita convenida. Posiblemente y porque sus circunstancias eran diferentes, acudió al edificio de Hacienda sonriente y con paso firme.

Andrea es abordada directamente en la Facultad de Informática. Una mujer se cuela en el aula a la que asiste al terminar la clase, con la excusa de vender unas papeletas para un acto benéfico. Y cuando se acerca a comprarlas, mientras un hombre le susurra algo al oído, la mujer le hace un gesto en el que identifica claramente un símbolo que la retrotrae a siete meses antes, cuando accedió a un inmueble abandonado para realizar una entrevista de trabajo. Tras unos momentos de tensión, se acerca a la Secretaría de la Facultad donde en un plano ubicó las coordenadas que le habían musitado, localizando el edificio de la Biblioteca Municipal.

Elizabeta es una joven recientemente divorciada que tiene a su cargo a su único hijo. Dado que la pensión de manutención que le pasa su exmarido es exigua, no dudó en atender la oferta de trabajo que leyó por casualidad en un diario local y acudir posteriormente a la entrevista pertinente. A pesar de los recelos que ésta le supuso, cuando encaró el tema con sus padres se vió obligada a mentir sobre su cometido, para que no sospechasen. Y el día establecido acudió a su cita en el Ayuntamiento.

Cada uno de ellos acudirá a los lugares donde han sido citados y seguirán las instrucciones que reciban al pie de la letra para llevar a cabo la misión que les han encomendado… o no.

Hay otros personajes que jugarán un papel decisivo de alguna manera, ya que todos son piezas de un engranaje que se acoplan perfectamente, como Marcelo y Aura; ambos comparten su vida y forman un tándem perfecto. Son los que han elaborado esta compleja trama y los encargados de ejecutarla, la cara oculta de la confabulación. O César, que aparece casi al final; o Silvia, la amiga de Marta, que se convierte en un apoyo fundamental en este momento tan decisivo, entre otros.

IMPRESIONES:

Como en un crucigrama, para resolver el enigma iremos rellenando el casillero con la información que casi por goteo se nos va filtrando en pequeñas dosis. Y ésta se va enlazando a medida que vamos conociendo a los siete personajes centrales. Estos, en particular, son los que mantienen la trama, son protagonistas a partes iguales, ya que todos tienen una peculiaridad en común: los siete forman parte de una misma conspiración, de la que dudan puedan salir incólumes. Y estos se nos presentan a lo largo de los diferentes capítulos con un estilo directo. Las descripciones de todos ellos son bastante someras en lo personal y prácticamente nulas en lo físico, aunque no por ello la historia deja de ser consistente, sino todo lo contrario, además de estar muy bien planteada. Lo trascendental en el inicio de la novela es situarnos, ya que todos ellos se verán embarcados en una situación idéntica con diferentes puestas en escena. Pero a medida que la acción avanza y las cartas se han puesto sobre la mesa, la novela crece en intensidad y es imposible dejar de leer. Como en cualquier novela corta al uso, la prosa es dinámica, ya que los acontecimientos transcurren con bastante rapidez.

Por eso, cuando creemos que hemos asimilado todas las circunstancias y captado las intenciones de cada uno de los personajes, aparece un nuevo sujeto que añade todavía más intriga y tensión –si cabe- a la narración, para llegar a un desenlace que te noquea y te deja perplejo, por sorprendente. Pero lo más curioso es que el golpe de efecto es inteligente y absolutamente verosímil, algo que le podría pasar a cualquier persona, incluso a uno mismo. Y te da un coraje que ni te cuento porque cuando digieres la lectura (como es mi caso, que la he dejado reposar unas semanas) y llegas al convencimiento de que era el único final posible, pero con el que no hubieses dado en el supuesto de plantearte el resolverlo anticipadamente. Y en él no hay trampa ni cartón, que conste, ni se parece en nada a esos finales tan propios de Agatha Christie en los que por medio de enrevesadas circunstancias se llegaba a esclarecer el asunto tirando de la perspicacia del investigador de turno.

Lo que más me ha gustado desde el punto de vista literario es como el autor ha sabido generar esa atmósfera angustiosa en la que se mueven los protagonistas, gracias en cierta medida a un dinamismo vertiginoso en la trama y a que ha sabido utilizar lo justo y necesario, dosificando la información y los recursos.

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Con una prosa sencilla, sin alardes, es capaz de mantener el ritmo desde la primera página hasta la última. Obviamente ayuda mucho el que los capítulos sean cortos, aunque no correlativos, que permiten hacer saltos en el tiempo, aunque ello no afecta para nada en que se pierda el hilo de la trama. También el uso de los diálogos ayuda a que te sumerjas plenamente en la trama. Son ágiles y nos permiten ver como interactúan y cómo piensan cada uno de los personajes. De ese modo, el autor aprovecha para ofrecernos información sobre los protagonistas, pero sólo la estrictamente necesaria. Ni siquiera conoceremos si en algún momento se han planteado algún dilema moral como consecuencia de la aventura en la que se han embarcado, aunque todos tienen algún problema personal que les ha llevado a tomar esa decisión. Son personas anónimas, normales y corrientes, que bien podrían ser nuestros vecinos o amigos.

CONCLUSIONES:

A estas alturas creo que queda clara mi opinión sobre esta novela, el debut literario de Sánchez Lizón, del que espero leer muchas más. Aún así, para dejarlo claro, debo decir que me ha gustado mucho, porque me ha tenido en vilo desde la primera página, hasta el final. El desenlace, para nada previsible, es el broche de oro ideal que sirve como colofón de una historia de lo más original. Se resuelve en las últimas páginas y, sin embargo, es el único coherente que podía darse.

Por otro lado, con esta reseña inicio el reto propuesto por Laky en su blog: Leer 25 libros escritos en español, para apoyar a la producción literaria nacional.

Y al hilo de este apoyo a la producción literaria nacional y en particular a los autores noveles, me gustaría hacer una reflexión acerca de ellos, quienes en vez de concentrar sus esfuerzos en escribir novelas a la altura de las circunstancias, como es el caso, se ven obligados a mendigar (en muchos casos) por las editoriales para que les presten un poco de atención a sus obras. Porque aunque imagino que cuando alguien se embarca en la noble tarea de escribir historias con el objetivo de que otros las disfrutemos, el camino que tienen que emprender para ver su obra en papel es harto complicado. Y vale que existan editoriales como Círculo Rojo que les dan esa oportunidad, por la vía de la autopublicación, para no morir en el intento, pero cuando una observa los rankings de libros, se me queda la cara de pasta de boniato confitado al ver entre los más vendidos y avalados por editoriales de prestigio a Ferrán Adriá, a Sergio Fernández y Mariló Montero (de un programa del corazón de la 1), Risto Mejide (más de lo mismo), Mario Conde, Rafa Nadal, etc. Porque clama al cielo que incluso la Campos firme un libro hablando de su bodrio de programa, según está el patio.