DATOS TÉCNICOS:
Título: El nombre del viento
Título original: The Name of the Wind
Autor: Patrick Rothfuss
Traducción: Gemma Rovira
Editorial: Plaza & Janés
ISBN: 978-0756404079
Páginas: 873
Hace unos días llegó a mi casa, vía Círculo de Lectores, El temor del hombre sabio. Pensaba guardarlo como regalo ante las fechas que se aproximan, pero lo cierto que es empezó a quemarme en las manos y no me pude resistir, primero a quitar el film en el que venía envuelto, para después empezar a leerlo. Así que siendo consciente de que como tras su lectura iba a reseñarlo, decidí que debía hacerlo con orden y empezar por el primer libro de esta trilogía conocida como la Crónica del Asesino de Reyes, Día Uno: El nombre del viento, que originalmente se tituló La canción de la llama y el trueno (The Song of Flame and Thunder). Y hago esta precisión porque en más de una ocasión he comentado que me suele mortificar esa costumbre de convertir en “trilojable” (perdón por el palabro, sobre todo a los puristas) cualquier historia susceptible de ser alargada caprichosamente, porque no es el caso, ya que en su día el autor la presentó como una única novela a distintas editoriales, siendo rehusada por todas, hasta que en 2002 presentó un extracto de la misma titulado “El camino a Levinshir” (The Road to Levinshir) ganando la competición, lo que le permitió vendérsela a la editorial DAW Books.
A estas alturas poco queda por decir de esta novela que no se haya dicho ya; aún así, esta es mi opinión y espero sea compartida por muchos, aunque tampoco me importaría abrir un debate con quienes han tenido otras impresiones menos favorables sobre ella, porque sin duda nos enriqueceremos todos. Para empezar, es obvio que tanto en la blogosfera como en la red en general hay muchas reseñas donde se habla de esta novela, a la que se ha comparado con El señor de los anillos, entre otras. Y obviamente, entre ambas obras y autores se pueden establecer varios paralelismos. Por ejemplo, tanto uno como otro estudiaron filología, para posteriormente ejercer como profesores universitarios; o que ambas historias se concibieron como únicas, aunque después las respectivas editoriales decidieran convertirlas en triologías; o que ambas narraciones son absolutamente conmovedoras, que se desarrollan en un mundo ficticio, con su propia mitología y abundantes descripciones tanto de lugares, como de personajes. Aún así, no nos engañemos, si buscamos influencias, yo me decantaría más por “Cuentos de Terramar”, de Ursula Le Guin o Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin. De cualquier modo, a este respecto, me gustaría decir que me suelen molestar este tipo de comparaciones, que normalmente se utilizan como reclamo y poco más. Recuerdo, por ejemplo, que cuando se publicó en España la primera novela, de Asa Larsson, el reclamo fue: "Aurora Boreal mantuvo despierto toda una noche al escritor Stieg Larsson. No podía dejar de leer". Aún así, no voy a negar que en mi caso particular el cebo también tuvo su efecto y dado que El señor de los anillos me fascinó, ¿por qué no iba a probar con ésta?.
LA TRAMA:
Sabía, por las reseñas que había leído en donde se incluían las sinopsis de la novela, que me encontraría con una especie de autobiografía narrada en primera persona a través de un tercero y con un protagonista a todas luces interesante. Y eso es lo que me encontré, con la salvedad de que desde el primer momento empaticé con él y a medida que iba avanzando en la narración, ese cariño iba creciendo. Posiblemente porque la etapa vital en que se centra la historia era la más susceptible de generar ternura (infancia y adolescencia), porque fue víctima de una encarnizada barbarie (sus padres, junto a la troupe con la que viajaba, fueron asesinados) o por el modo en que sale victorioso de cada uno de los enfrentamientos en que se ve inmerso… o por todo en general. Lo cierto es que tanto por la manera de exponer la historia, como que se fundamenta en una trama muy elaborada, con soberbias descripciones y la dosis adecuada de misterio, tengo que reconocer que me ha parecido excepcional.
Comentando con algunas personas que también se han leído la novela, hay quien me ha dicho que al principio “cuesta entrar en materia” y que, en cierto modo, les ha costado un poco. Aunque no es mi caso, entiendo que a algunos el preámbulo inicial se les pueda haber hecho lento, porque se nos presenta a un personaje un tanto umbrío, con un bagaje del que poco sabemos, pero que se nos antoja con más sombras que luces. Pero una vez que arranca la historia, ésta se convierte en apasionante y todo empieza a cuadrar.
Nuestro protagonista, Kvothe, vive retirado y de incógnito, con Bast, su discípulo, en un pueblo perdido, regentando una posada a la que acuden muy pocos parroquianos. Se hace llamar Kote, para encubrir su identidad. Tras recibir una visita inesperada, la de un cronista que le reconoce y que se dedica a escribir las biografías de los personajes más relevantes de su tiempo (Devan Lochees), le dice que desea conocer su historia de primera mano, ya que es conocedor de la leyenda que sobre él se está forjando, Kvothe decide contársela en tres días, siendo esta parte la que ocupará el primero de su narración.
Conoceremos, de este modo, el período comprendido desde su infancia, el momento más dulce de su vida, cuando como un miembro más de los Edema Ruh viajaba con sus padres en una troupe itinerante y aprendió a actuar, cantar y a tocar el laud, actuando por los pueblos y ciudades que conformaban ese mundo ficticio tan magistralmente recreado; el momento en que descubre a Abenthy (Ben), un viejo arcanista que se convierte en su maestro y le introduce en los mundos de la magia (que aquí se denomina “simpatía”), así como otras materias como la química, la aritmética o la retórica, además, le descubre un universo de posibilidades infinitas, como el de poder invocar al verdadero nombre de las cosas, para controlarlas, en particular el nombre del viento; pero también asistiremos a los momentos más dolorosos, cuando la troupe es masacrada mientras él recogía hierbas en el bosque donde habían parado a pernoctar, quedándose solo y traumatizado a una edad demasiado temprana, por lo que tras unos meses escondido en ese mismo bosque, opta por marchar a Tarbean, una ciudad cercana, ante la llegada inminente del invierno. Durante tres años vivirá en la indigencia absoluta, marginado socialmente, hasta que descubre a Trabis, un anciano que se dedica en cuerpo y alma a cuidar niños abandonados y a Skarpi, un anciano que cuenta historias en una taberna del puerto. Y precisamente, tras escuchar una nueva versión de la historia de Lanre y presenciando el momento en que Skarpi es arrestado por herejía y como consecuencia de ello, el joven Kvothe decide dar un giro a su vida e ingresar en la Universidad, por lo que decide emprender el viaje a Imre, la ciudad más próxima a ella. Pero el camino nunca ha sido fácil y una vez en la Universidad, encontrará toda suerte de dificultades y peligros porque no se dejará domeñar por las circunstancias, ya que su único leitmotiv en la vida es resarcir el daño que en su día le causaron los Chandrian, los asesinos de sus padres, buscando respuestas a las miles de preguntas que van surgiendo.
Pero si no he conseguido acercaros a la historia, os dejo lo que podéis encontrar en la contraportada del libro:
“He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad del Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos. Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí”.
LOS PERSONAJES:
No se puede decir que Kvothe sea el prototipo del héroe, pero tampoco del antihéroe, ya que siendo esclavo de su tergiversada leyenda, su fama y reputación se debaten entre el prestigio y la vileza. Pero lo que si está claro es que es un personaje complejo y carismático, que a lo largo de sus casi 900 páginas nos descubre a otros muchos personajes bastante interesantes y muy bien definidos. Si hay alguno fundamental es esta historia es Denna, su gran amor, de la que supongo adquirirá más relevancia en adelante, con una personalidad más que cuestionable ya que su vida es un tanto precaria, debido a que al carecer de familia, su medio de supervivencia se basa, exclusivamente, en la búsqueda de algún mecenas. O Ambrose, el hijo de un noble poderoso con el que Kvothe tiene un encontronazo en la biblioteca y que tras ser engañado por el primero, acaban prohibiéndole el acceso a la biblioteca y aflorará entonces una enemistad que les complicará la vida a ambos. O Auri, una joven que vive en los túneles que proliferan en el subsuelo de la Univerdad y que con su ayuda podrá entrar de nuevo y de forma clandestina en la biblioteca. O sus mejores amigos, Wilen y Simmon.
CONCLUSIONES:
Si crees que la novela fantástica no es tu género, te aseguro que en el supuesto de que decidas darle una oportunidad a este libro, no te arrepentirás y te darás cuenta de todo lo que te has estado perdiendo hasta ahora, así que no dudes en hacerte con un ejemplar. Si es la palabra “magia” lo que te desanima, ni caso, porque en todo momento esta tiene una importancia secundaria. Si lo que te echa para atrás son sus casi 900 páginas, te aseguro que te parecerán pocas, no sólo por lo amena que resulta la lectura, sino porque querrás seguir leyendo cuando la termines. Y antes de terminar, te lo aseguro, acabarás subyugado ante el protagonista y algún que otro personaje y odiarás a otros pocos… y cuando te llegue la segunda parte, El temor del hombre sabio, te pasará lo que conté al principio: abrirás el envoltorio y te pondrás a leer en cualquier parte.
La historia está narrada en primera persona, alternando con maestría diálogos y descripciones. Es bastante amena, entre otras cosas porque se alterna la narración de la historia de Kvothe con una especie de interrupciones, llamados interludios, que nos devuelven al presente. Estos momentos, apenas unos pocos teniendo en cuenta que la novela tiene 92 capítulos, nos ponen en alerta, ya que se tiene la sensación en todo momento de que algo de mucha enjundia está a punto de acaecer.